Plantean entender los volúmenes "como
territorio común de escritores y artistas"
El Museo Reina Sofía alberga la exposición
La pasión por el libro: una aventura editorial
La muestra incluye cajas-collages que Gironella
hizo para la edición de Bajo el volcán
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid. Entender el libro como territorio común
de escritores y artistas, en el que hay diálogo y catarsis gracias
a la tradición tipográfica y artesanal y el arte de la edición,
proponen aquí. La pasión por el libro: una aventura editorial
es el nombre de la exposición que acoge el Museo Nacional Centro
de Arte Reina Sofía de Madrid, en la que se puede ver desde el altar
y las 12 cajas-collage que hizo Alberto Gironella para la edición
de Bajo el volcan de Malcom Lowry hasta las ilustraciones de Antonio
Saura para El Quijote. La muestra editorial es asimismo un homenaje
a los 40 años del Círculo de Lectores Galaxia-Gutenberg,
cuyo presidente, Hans Keinke, es el principal artífice de las excelsas
ediciones en español de los autores más emblemáticos
del siglo pasado.
Las
obras expuestas son de naturaleza diversa, si bien todas confluyen en el
libro, en torno del cual giran palabras, fotografías, portadas,
facsímiles, aguafuertes, grabados, cajas-collage o ilustraciones
que mediante procesos como la fotomecánica y la impresión
permiten que el pensamiento, la historia o la literatura se conviertan
en "memoria compartida".
La exposición recoge los trabajos de la citada
editorial con base en la calidad de los materiales empleados, con el uso
de las nuevas tecnologías, que a su vez se divide en cuatro apartados.
"El artista ilustra su biblioteca" reúne trabajos
de Alberto Gironella para distintos libros (Tirano Banderas, de
Ramón del Valle-Inclán, y Bajo el volcán),
así como de Antonio Saura o Eduardo Arroyo (Ulises de James
Joyce). "El autor y sus ilustradores" es una sección dedicada al
Nobel español recién fallecido Camilo José Cela, en
la que se muestran ediciones facsimilares e ilustraciones de sus obras.
"El escritor artista" exhibe los trabajos de autores que también
cultivan o cultivaron la pintura, como Rafael Alberti, Julio Caro Baroja,
Joan Brossa y Gûnter Grass. Por último, "El editor como mediador
y como creador".
También se exponen las obras completas de Octavio
Paz, Federico García Lorca, Ramón Gómez de la Serna,
Pablo Neruda, Franz Kafka, Jorge Luis Borges y Pío Baroja.
Juan Manuel Bonet, director del museo, aseveró
que fueron las obras completas de Paz las que motivaron su ingreso como
socio en la editorial. Son espléndidas, dijo. "Desde el punto de
vista de su contenido, porque las ordenó su autor, una de las mentes
más lúcidas de la segunda mitad del siglo, que aunó
la poesía, el ensayo sobre literatura y arte, la reflexión
política pionera. Desde el punto de vista de la forma, porque llevan
el sello de Hans Meinke, quien sabe muchísimo de libros, tanto de
su contenido como de su forma, y para el cual el mundo de los tipos, de
la caja, de la fotomecánica, de los papeles y sus gramajes, de las
encuadernaciones y de las telas y de los hierros, de las guardas, de las
sobrecubiertas, de las cintas, de los lomos, de los estuches, no guarda
ningún secreto."
Osbel Suárez, comisario de la exposición,
explicó que la intención es "entender el libro como territorio
común de escritores y artistas", para lo que se refirió a
la obra del pintor mexicano Gironella. "Una serie de 12 cajas y un altar
dedicado a Lowry van narrando el intenso viacrucis de Goeffre Firmin, cónsul
británico en Cuernavaca hasta su muerte. La fuerza expresiva de
estos collages, en los que Gironella integra el dibujo con chapas
de diversas bebidas, consigue una portentosa aproximación a los
escenarios obsesivos que Lowry describe."
Hans Meinke, el editor homenajeado, lanzó como
colofón una advertencia: "Pese a que en el ámbito político,
cultural y educativo parece existir coincidencia en que leer es una herramienta
cultural de capital importancia y la base principal para el adecuado uso
y dominio de las demás técnicas culturales, la amenaza de
estancamiento del hábito de lectura es real e implica riesgos de
gran trascendencia. Quien no sabe leer no sabe escribir y no se comunica
con facilidad. Si la palabra hablada es el principal elemento de comunicación
directa e inmediata entre los seres humanos, la palabra escrita es el fundamento
de la transmisión de conocimientos entre personas separadas en el
espacio y generaciones distantes en el tiempo."
La exposición se podrá ver hasta el próximo
15 de mayo. Posteriomente hará un recorrido por algunas sedes del
Instituto Cervantes.