Relato del ministro de Educación sobre
las 24 horas cruciales de Venezuela
"Chávez prefirió que lo apresaran a renunciar"
Amagaron golpistas bombardear el Palacio de Miraflores
Varios periodistas locales de tv renunciaron ante el gran operativo
de censura y manipulación, asegura Aristóbulo Isturis
BLANCHE PETRICH
A primeras horas de la tarde de ayer sábado, en
la isla de Orchila, donde estaba preso el presidente de Venezuela, los
soldados encargados de su custodia se percataron de que en la pista de
la guarnición había maniobras para el despegue de un avión
no oficial que había llegado horas antes procedente de Caracas.
La nave era propiedad del dueño de Venevisión, Gustavo Cisneros,
y tenía como misión sacar a Hugo Chávez al destierro.
Sospecharon que la cuenta regresiva había empezado.
Uno de estos soldados tomó un teléfono y
se comunicó a otra base militar, alertando a los oficiales leales
a Chávez. El recluta recibió la instrucción de desactivar
la tarjeta de vuelo de la nave. Apenas colgó, el teléfono
volvió a sonar. Un comandante leal a Chávez llamaba al oficial
responsable de la custodia del mandatario.
-¡Cónchale, hermano! -e dijo a su compañero
de armas-. ¿Tú sabes la tragedia que puede pasar en este
país si ustedes se llevan fuera a Chávez? Va a ser terrible.
Aquí hay un millón de personas en la calle.
A
ese telefonazo le sucedieron varias llamadas más. De distintas bases
militares hablaban oficiales de todos los rangos. Una hora tardaron en
convencer a los encargados de Orchila de detener la última opción
que le había quedado al grupo golpista -sacar al presidente del
país- una vez perdido el control del Palacio de Miraflores, de la
mayoría de los destacamentos militares y en especial de las calles,
invadidas a esa hora por centenares de miles de venezolanos que ya habían
conocido a través de los medios alternativos las tres líneas
que Chávez había garabateado de puño y letra en una
hoja de papel, avisándole a la ciudadanía que no había
renunciado.
Pero si la labor de convencimiento fallaba, desde otra
base militar no identificada ya se preparaba una operación de rescate
de Chávez con una flotilla de helicópteros.
En entrevista telefónica, el ministro de Educación,
Aristóbulo Isturis, relata esa anécdota y varias más
sobre las 24 horas cruciales de Venezuela, durante las cuales se revirtió
el golpe de Estado. Horas que pudieron tener un desenlace fatal.
"Suicidarnos es como suicidar al pueblo"
Maestro de profesión, Isturis relata los minutos
más críticos de la madrugada del día 12, a punto de
que se venciera un ultimátum que le habían dado los jefes
golpistas a Chávez para que renunciara. Algunos diputados y casi
todo el gabinete estaban con el mandatario en su despacho cuando recibieron
la amenaza de que si Chávez no renunciaba iban a bombardear el Palacio
de Miraflores.
-¿De quién era ese mensaje?
-De los golpistas. La transmitieron el general Lucas Rincón
y el ministro Eliazar Hurtado.
-¿El gabinete estaba en un sitio distinto a donde
estaba Chávez?
-No, no. Todos estábamos juntos. El presidente
no estaba solo. Nosotros dijimos que bombardearan, que nosotros no íbamos
a salir. Nos parecía la salida más digna. Yo en ese momento,
en mi mente, vi el retrato de Salvador Allende. El presidente nos pidió
un momento para pensar la cosa y nos dijo: "bueno, miren, ustedes sigan
luchando y si quieren ellos que me lleven preso y yo no voy a renunciar
ni me voy a ir del país. No quiero que ustedes se sacrifiquen, hay
un pueblo allá afuera que necesita dirección, el pueblo confía
en nosotros. No podemos suicidarnos aquí porque es suicidar al pueblo".
Aristóbulo Isturis fue uno de los primeros ministros
en regresar, ayer sábado, a la sede del ejecutivo. Ex alcalde de
Caracas y vicepresidente de la Asamblea Constituyente por su partido Patria
para Todos, Isturis asegura que varios periodistas de las cadenas locales
de televisión han renunciado a sus puestos, impotentes ante el gran
operativo de censura y manipulación de estos medios. Y relata
cómo, una vez que empezó a circular la carta del presidente,
filtrada desde Orchila, a las bases chapistas, la situación empezó
a dar un acelerado vuelco.
De vuelta en su relato a las horas más críticas
en el interior de Miraflores, Aristóbulo señala que antes
de que Chávez determinara dejarse apresar se pensaron otras alternativas,
entre ellas la de trasladar al gobierno en pleno, presidente y gabinete,
a Maracay. Pero no se pudo.
"A las tres y media de la madrugada del día 13,
cuando ya se habían llevado detenido al presidente, los ministros
tomamos la decisión de no salir si no había una garantía
de preservar la seguridad del presidente. Entonces estos generales, que
habían sido nuestros compañeros, prometieron garantizar.
Se pueden ir a sus casas y prepárense para hacer una entrega de
sus ministerios a la gente que va a asumir esto, nos dijeron. Cuando muchos
de los ministros llegaron a sus casas se encontraron con que estaban allanadas.
"La mía no. Yo vivo en una zona popular cerca de
Miraflores y ahí los golpistas no podían llegar porque los
vecinos estaban pendientes, aglomerados cerca de mi casa por si me allanaban.
Yo tenía esa ventaja, así que mandé buscar a las ministras
por otras vías para que se concentraran en mi casa. Llegaron las
ministras del Trabajo, de Medio Ambiente y de Salud. Por eso cuando llegó
la hora de regresar a la presidencia, de aquí tomamos un carro con
varios compañeros y nos movilizamos directamente a Miraflores. Como
está cerca y la gente tenía tomada toda la avenida que va
al palacio presidencial, pues nos dieron protección. Así
entramos. Al identificarme con la guardia, los soldados sacaron banderas
y nos dijeron que pasáramos.
Periodistas, entre la mentira y el llanto
-¿Ustedes trataron de hablar con la prensa en ese
momento?
-Con todos. Yo hice una rueda de prensa en mi casa. En
esos momentos la televisión y la radio estaba diciendo que yo era
uno de los ministros más buscados, que era un tipo peligroso y me
estaba escondiendo. Lo cierto es que todos saben dónde vivo y nadie
fue a buscarme. Fueron adonde mi mamá, adonde mis hermanos. Entonces
tomé la decisión de ir al canal dos. Me dije pues si me matan,
me matan. Hablé con el jefe de información, Andrés
Izarra. Le dije, tú sabes que no es verdad, por qué sacan
esas cosas. Se puso a llorar. Yo sé que esto es mentira, me dijo.
Hoy renunció a su trabajo. También hablé a Radio Caracas
pero apenas empecé cortaron el programa. No pudimos hablar más
a ningún medio nacional. Entonces comenzamos a trabajar con la prensa
internacional. Amigos periodistas empezaron a hacer boletines. Hablamos
con Caracol de Colombia, con radios de España, Perú, Francia,
la BBC de Londres.
-Por el desbordamiento popular que hubo, uno diría
que la gente no les creyó a los medios masivos.
-Todo eso se desencadenó muy rápido una
vez que nosotros logramos colar la verdad por Internet, el teléfono,
las radios comunitarias, como Radio Perola o del clero progresista, como
Fe y Alegría.
Ya noche, cuando los golpistas habían perdido todo,
empezaron a planear cómo sacar al presidente del país.
-Para entonces el gabinete ya había recuperado
el Palacio de Miraflores, ¿no?
-Claro. Pero antes el fiscal general convocó a
una rueda de prensa. Para que los medios locales mordieran el anzuelo se
dijo que iba a renunciar. Una vez que estuvo en vivo en todos los canales
de radio y televisión, denunció que el presidente no había
renunciado y que el vicepresidente Diosdado Cabello estaba vivo pero lo
estaban persiguiendo en caliente para matarlo. Nosotros ya teníamos
el control de Fuerte Tiuna, de Maracay, Valencia, Barquesimeto, la gente
ya tenía tomada la calle.
"A los golpistas lo único que les quedaba era el
presidente. La junta trató de negociar. Nos mandó un mensaje
diciendo que se restituía la cosa, liberaban a Chávez y aceptaban
a otro presidente que no fuera él. Nosotros no aceptamos. Pusimos
como condición para conversar que pusieran a Chávez en cadena
nacional. Eso fue como a las dos de la tarde. Ya después de eso
ellos decidieron sacarlo del país."
Antes del desenlace, cuando finalmente el presidente abordó
la nave que lo llevó de Orchila de vuelta a la capital, los ministros
también hicieron su lobby internacional. Isturis habló
con la gente de OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Otros dirigentes, entre ellos miembros de la dirección del partido
Patria para Todos, hablaron con el embajador William Shapiro.
-Me dicen que él estaba muy consciente de lo que
estaba pasando. Porque nosotros se la pusimos difícil. Nuestra gente
le aseguró que nosotros estábamos comprometidos con la Constitución
y el respeto a los derechos humanos y le explicamos que Chávez no
iba a renunciar. Entonces ellos preguntaban, así como parcializados,
que qué es lo que pasaba con la renuncia que habían anunciado
por televisión.
-¿Creen ustedes que Estados Unidos estuvo detrás
de la trama golpista?
-Mire, yo soy miembro del gabinete, soy una gente cercana
a Chávez, nosotros lo que queremos es mejorar las relaciones con
Estados Unidos ¿me entiende? Pero, en fin, por supuesto que sí.