Alejandro Zapata Perogordo*
Revanchas partidistas vs. el interés nacional
Hace unos días en el Senado de la República, por decisión del PRI, PRD y PVEM se tomó un acuerdo por demás desafortunado y lamentable al negar al Presidente de México ausentarse del país para realizar una gira de trabajo por Estados Unidos y Canadá.
De conformidad con el artículo 88 de nuestra Constitución, el Ejecutivo federal no podrá salir sin el permiso del Congreso de la Unión o en su caso de la Comisión Permanente, lo que otorga competencia para que mediante previa solicitud se emita la determinación correspondiente por el Congreso. En esa virtud, el dictamen puesto a la consideración del pleno de la Cámara de Senadores señalaba el objeto del viaje, consistente en la visita a cuatro ciudades del noroeste de Canadá y de Estados Unidos, en busca de estrechar las relaciones con dinámicas áreas metropolitanas de Vancouver y Calgary en las provincias de Columbia Británica y Alberta, así como con aquellas de Seattle y San Francisco en Washington y California, respectivamente, que son clave para la economía regional y nacional de esos países. Agrega que el viaje también se aprovecharía para reforzar los vínculos con una amplia y cada vez más importante comunidad de origen mexicano asentada en esa zona, con una temporalidad de 48 horas.
La pobre argumentación esgrimida, simplemente se basó en un desacuerdo partidista con la política exterior de México, circunstancia lejana a los objetivos planteados por el gobierno federal para la realización del viaje. Sin embargo, cabe destacar un punto, cuya alusión (por sí sola entre otras cuestiones no manifestadas, pero presumibles) dio la pauta para la determinación. Me refiero a la situación con Cuba, donde ha existido un real cabildeo para influir en la posición que deberá adoptar México en la próxima reunión de Ginebra, donde probablemente se trate, como en anteriores ocasiones, el asunto sobre los derechos humanos en esa nación.
Aunque es un punto sujeto a deliberación, que nos puede conducir a la reflexión con diversas aristas, la parte cuestionable resulta que nada tiene que ver con el asunto del viaje del presidente Fox, es decir, le negaron la salida por cuestiones completamente ajenas a las planteadas.
Sobre el tema de Cuba debe dejarse claro que es facultad del Poder Ejecutivo federal la decisión al respecto. Por otra parte, el asunto no puede tratarse de manera oficiosa, sino que es menester el patrocinio de algún país mediante la elaboración de un dictamen para impulsar su discusión. En principio, el compromiso expresado por Vicente Fox al gobierno cubano fue en el sentido de no ser patrocinador ni copatrocinador de dictamen alguno en el caso que nos ocupa. Por otra parte, al no existir hasta este momento dictamen alguno, resulta evidente que no hay materia de análisis, en consecuencia México ni puede ni debe comprometer su voto sólo con base en la especulación y la presión que tanto el PRI como el PRD pretenden.
Es evidente la existencia de un cabildeo de funcionarios cubanos con priístas y perredistas para que México anticipe su postura sin existir siquiera sustancia; sin embargo, nuestros políticos se han dejado influenciar a través de la injerencia de los cubanos en asuntos que exclusivamente competen al gobierno mexicano y, curiosamente alegan el principio de no intervención. Así, pues, resulta un contrasentido.
El Senado de la República debe velar por que los posicionamientos de México se apeguen a los principios constitucionales en materia de política exterior, y no pugnar, como pretende la oposición, por la satisfacción de intereses meramente partidistas derivados de injerencias de otras naciones en nuestros asuntos.
En la realidad se constata que a partir de la alternancia en el país, la comunidad internacional ha demostrado mayor confianza en México, las inversiones se han multiplicado y uno de los temas más importantes que bilateralmente se pudo incluir en la agenda de discusión con Estados Unidos de Norteamérica es el de los migrantes, que regularmente había sido descartado. Asimismo, se ha dejado de lado la certificación anual que indignamente debíamos soportar de parte de los vecinos del norte.
Adicionalmente el liderazgo mexicano no sólo en Latinoamérica, sino en la comunidad internacional se ha fortalecido en los últimos meses. Son avances importantes en el manejo de las relaciones exteriores, que en vez de destacarse fueron minimizados por la oposición y pueden verse afectados en perjuicio de la nación, al anteponer sus intereses partidistas por encima del interés nacional.
Me queda claro, sin entenderlo ni justificarlo, que el fondo del asunto era la confrontación a efecto de cobrar agravios a través de la utilización de una obsoleta disposición constitucional al Presidente.
Es obvio que asuntos como el de Pemex y los ajustes presupuestales han influido para entorpecer el trabajo presidencial, que ahora con la dinámica mundial requiere de frecuentes salidas para impulsar el desarrollo y podrán poner infinidad de pretextos para impedir los viajes del Ejecutivo, pero queda claro que el perjuicio no se lo hacen a la persona sino al país, en consecuencia resulta necesario que sus agravios y revanchas partidistas las lleven al terreno de los partidos políticos sin confundir su responsabilidad para con la nación.
* Vicecoordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados