Ofreció concierto de más de tres
horas de duración ante 10 mil juangabrielófilos
Provocador y audaz, Juan Gabriel se homenajeó
en el Auditorio Nacional
Festeja sus 30 años de carrera acompañado
de Estela Núñez, su primera intérprete
Pese a la petición del público,
el cantautor no incluyó María, la pieza dedicada a
La Doña
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Juan Gabriel es cada vez más fiel a si mismo. Cada
vez más libre y audaz en el juego de la ambigüedad y los sobrentendidos
sexuales. Ya no es noticia ni sorpresa, es una celebratoria constatación.
La temporada 2002 de conciertos en el Auditorio Nacional -con la cual celebra
30 años de trayectoria- confirma su calidad de institución
sui generis del espectáculo mexicano. Lo sabe y lo disfruta.
Como lo saben y disfrutan los 10 mil juangabrielófilos que desafiaron
el aguacero del jueves pasado con tal de oír y ver al autor de El
Noa Noa, que en casi tres horas y media repasó lo más
representativo de su repertorio.
Nadie
regateó nada. La buena disposición de ambos lados fue total.
Juan Gabriel -en sobrio traje azul marino- fue recibido por uno de aquellos
aplausos estremecedores que sólo se otorgan a quienes ya han ingresado
en el círculo selecto de los ídolos perdurables. A la aparición
de Juan Gabriel sobre el escenario la precedió un recuento en video
de distintos aspectos de su carrera. Empezó en seguida el rosario
de canciones con una versión actualizada de su primer éxito,
No tengo dinero, de cuando era un muchacho de expresión tímida
e ingenua, recién llegado de Ciudad Juárez en busca de una
oportunidad. Dijo: "Me quería acordar yo mismo de mí
mismo. Así, con una guitarra, comencé y
doy las gracias por tanto cariño y aplausos".
Han pasado tres décadas. ¿Qué ha
cambiado desde entonces? Bueno: el PRI perdió la Presidencia de
la República; el Senado ya puede negarle permiso al Presidente para
salir del país; una placa cercana a la Alameda Central conmemora
la famosa redada de "los 41"; los habitantes del DF ya pueden elegir a
sus gobernantes; se realizan bodas públicas entre parejas
homosexuales; se reconoce el derecho a la diferencia sexual; Brozo
?un payaso que dice albures y mienta madres por televisión? es uno
de los principales líderes de opinión, privilegio otrora
reservado sólo a Jacobo Zabludovsky; en los videoclubes se puede
rentar La última tentación de Cristo, cinta de Martin
Scorsesse cuya exhibición comercial fue impedida por la Iglesia
católica hace algunos años; murió María Félix,
cuyo semisdesnudo en la cinta La diosa arrodillada provocó
gran escándalo a fines de los años 40 del siglo XX; y aquel
muchacho que llegó de Ciudad Juárez tiene ahora 52 años,
varios kilos de más, y parte de la comunidad gay lo considera uno
de sus estandartes culturales.
Saltitos. Meneos. Pasos rumberos (con todo y tremular
de hombros). Roqueseñales (por todos conocidas). Pasos flamencos.
Casi en cada canción de las interpretadas, Juan Gabriel ejecutó
con gracia dispareja y simpatía provocadora la danza que le es tan
familiar a su grey de admiradores. Muy al principio de la velada se hizo
acompañar por Estela Núñez, su primera intérprete,
para la cual escribió Lágrimas y lluvia.
Sobre el escenario se desplegaba una orquesta con casi
40 músicos y seis coristas aeróbicos. Llegado el momento
se les uniría un mariachi (''Arriba Juárez'') de 13 integrantes
?"amores", los llamó Juan Gabriel? que lo acompañaron en
aquella canción que a la letra dice: "...Para amarte nada más,
para eso a él le falta..., lo que yo tengo de más". En este
punto es donde él tiraba hacia arriba de las perneras del pantalón,
abultándolo entre las ingles, en la consabida alusión fálica.
Entre las incontables piezas interpretadas, fueron particularmente
aclamadas Se me olvidó otra vez, Costumbres, Me he quedado solo,
Siempre en mi mente (aquí se integraron las más de 16
mil voces del recién remozado Organo Monumental del Auditorio Nacional),
Tú sigues siendo el mismo, No se ha dado cuenta, Te voy
a olvidar y, por supuesto, Amor eterno, canción dedicada
a su madre muerta y a propósito de la cual dijo: "Gracias por cantar
mis canciones. Carecí del amor de una madre y ahora tengo el de
millones".
También interpretó algunas de su más
reciente producción discográfica, Por los siglos,
de la cual toma su nombre la gira que lleva a cabo como parte de los festejos
por sus 30 años de carrera.
Un detalle no pasó desapercibido: durante toda
la velada el público pidió a Juan Gabriel interpretar la
canción que escribió para María Félix, María.
Pero él no hizo siquiera mención de la muerte de La Doña.
¿Por qué? Si durante varios años hizo pública
su veneración por la actriz mexicana.
Cerca de la medianoche el concierto llegó a su
fin. Emocionados público y cantante, este repitió su agradecimiento:
"Gracias por cantar mis canciones".
Además de las presentaciones del jueves, de ayer
y de hoy, Juan Gabriel ha abierto otras dos fechas ?mañana y pasado
mañana? en el recinto de Paseo de la Reforma.