ENTREVISTA
El bailarín argentino Julio Bocca retorna a México y se presenta con su compañía en Bellas Artes
La situación actual de Argentina no toca a determinada gente, nos toca a todos, al pueblo. Espero que todo esto cambie, que haya políticos decentes, que digan la verdad y que si no pueden hacer nada que lo digan, pues es la única forma en que la gente pueda volver a confiar
PABLO ESPINOSA
La historia recordará: un joven parado en medio del escenario. Flota. Suda. Trasmina. Arde en una hoguera que alimenta la pasión. Los nombres de Nureyev, Barishnikov, Jorge Donn rebotan en el cerebro de los espectadores y se borran en cuanto ese joven vuela, gira, suda, transmuta. Una pira de emociones cada músculo. Es Julio Bocca, cuyo nombre ya tiene grabado la historia para siempre.
Luego de maravillar al mundo durante ilustres lustros, de asombrar a México al mismo tiempo que al resto del planeta, el maestro Julio Bocca retorna a nuestro país, al frente de su compañía, el Ballet Argentino. Mañana jueves y el viernes presentará en el Palacio de Bellas Artes su espectáculo Piazzolla tango vivo, como parte del Festival del Centro Histórico.
Julio Bocca nació el 6 de marzo de 1967 en Buenos Aires. Baila desde que tenía cuatro años. Hace 14 años fue contratado como una de las estrellas del American Ballet Theatre, con la cual cumple temporadas anuales en el Metropolitan Opera House. Es bailarín principal invitado del Royal Ballet de Londres; el Bolshoi de Moscú; el Kirov de Leningrado; Alla Scala de Milán; Zarzuela de Madrid, y el Ballet de Stuttgart. Entre sus partenaires más notables figuran leyendas: Natalia Makarova, Carla Fracci, Alessandra Ferri, Cinthya Gregory, Nina Ananiashvili y Noelle Pontois. En 1990 fundó el Ballet Argentino, a cuyo frente vuelve ahora a México, luego de intensas funciones en Córdoba, Argentina.
En entrevista con La Jornada, Julio Bocca recorre giros, saltos, vuelcos de sus anhelos artísticos; sus preocupaciones sociales y políticas, sus proyectos vitales y la definición de su estilo:
-La sola mención de Astor Piazzola evoca distintos asuntos, desde los emotivos hasta los puramente musicales. ƑCuál es tu liga con esas maneras de relacionarse con Piazzolla?
-Lo conocí cuando fui por primera vez al concurso de Moscú, pues había que llevar una coreografía contemporánea, así es que llevé Primavera porteña, de Piazzolla; de ahí en más fue algo mágico lo que me hacía sentir. Siempre he tenido espectáculos de tango, en las galas y con el ballet argentino siempre tengo tango y siempre con Piazzolla, además de otros compositores, pero en su caso siempre ha sido simplemente poner la música y eso por sí mismo me hace bailar. La música de Piazzolla es como la sangre en mis venas. Muchas veces los tangueros critican a Piazzola porque no es el tanguero puro, pero yo digo siempre: Piazzolla es de mi época, es Buenos Aires, es el aceite de la pizza que cae, el olor de la calle, la gente. Me hace sentir todo eso, por eso me fascina bailarlo.
-El propio Piazzolla definió su trabajo como la música contemporánea de Bellas Artes.
-Así es, es algo nuestro, contemporáneo, por eso quizá es el compositor de tango con quien más me relaciono.
-Para ser contemporáneo, Piazzolla no hace tango-canción ni responde al estereotipo o a la cuestión vernácula del tango. En tu caso, Ƒcuál es tu propuesta para hacer contemporáneo el tango-baile?
-Mi propuesta es lo que estoy haciendo con Piazzolla y con Ana María Stekelman, la coreógrafa. Consiste en poder llevar los pasos típicos del tango al estilo de uno, a la mezcla del clásico y el contemporáneo. Todo esto para que el tango nunca se pierda. Y sin faltar el respeto al tango típico. En nuestras coreografías con Piazzolla que llevamos a México no hay una historia, sino una interpretación de cada artista en cada momento, en cada pieza. Así hay tríos, hay dúos. Yo tengo un solo con una mesa, donde la mesa es la mujer o la música o el sentimiento del hombre, lo que uno siente en ese momento. Un día hago esa mesa de una forma y al día siguiente la interpreto de otra. Hay momentos en los que parece que tengo más poder sobre esa mesa o sobre esa música. Hay momentos en los que he llorado haciendo ese solo. De lo que se trata es de volcarse, de mezclar lo típico con lo contemporáneo para que el tango no muera.
-Hay varios Piazzolla, el soleado y saltarín de Biyuya, Escualo, Verano del 79. ƑPor qué elegiste el otro Piazzolla, el de la melancolía romántica de Años de soledad, Michelangelo, Invierno porteño?
-Precisamente por la posibili-dad de esos cambios de ánimo de Piazzolla en los que el espíritu de cada bailarín se muestra. Hay momentos melancólicos, efectivamente, y otros más románticos.
-En tu trabajo has mostrado la confluencia de la danza con el espíritu femenino y masculino. ƑEn qué momento entrecruzas lo apolíneo con lo dionisiaco?
-Bailo con una mesa y termino el espectáculo bailando con un hombre. Originalmente el tango fue bailado entre hombres. En muchos lugares donde presentamos este espectáculo se sorprenden, no tienen esa imagen del tango y cuando les cuento que el tango surgió así, bailando entre hombres, no lo entienden, porque tienen en mente al supuesto macho argentino y cómo puede ser que esté bailando con otro hombre. Sin embargo, era una danza de hombres, Ƒentendés?
-En una gira reciente por Italia expresaste que tu intención es llevar de tu patria al mundo no sólo el futbol y los cacerolazos. ƑCómo miras la realidad actual de tu país?
-Mirá, en cuanto a mi compañía todos nosotros, por suerte, continuamos el trabajo, tenemos muchos contratos afuera y en mi caso voy seguir trabajando porque me gusta mi país, me gusta Buenos Aires y no me voy a ir. La situación ha empeorado, la Secretaría de Cultura ha dejado de pagar el sueldo a mis bailarines y un sponsor, que me ayudaba en las producciones nuevas, también se retiró. Ahora es volver al comienzo, como cuando de mi bolsillo pagaba los sueldos de los bailarines, las producciones. Se me hace a veces un poco difícil, pero es algo que me gusta hacer y seguiré haciendo hasta donde pueda. La situación actual de mi país no toca a determinada gente, nos toca a todos, a todo el pueblo. Espero que esto cambie, que haya políticos decentes, que digan la verdad y que si no pueden hacer nada que lo digan, pues es la única forma en que la gente pueda volver a confiar. Necesitamos volver a tener confianza.
-ƑNo hay a la mano las personas indicadas aún?
-Ninguna de ellas lo ha sido. Me parece espantoso lo que hizo Fernando de la Rúa, pero este señor Duhalde tampoco está haciendo nada bueno. Estamos en nada. Y lamentablemente los argentinos dependemos de eso. Tenemos el dólar en la cabeza. Que la gente vuelva a elegir, eso es lo que hace falta. Lo único bueno de todo esto es que la gente se unió por el país, Argentina, no por un gremio ni por un partido político. Nos hacía falta eso.
-ƑQué hay del gran patrimonio cultural argentino?
-Viajando todo el tiempo, me preguntan: Ƒbueno, qué pasa? Si tienen un país maravilloso, lo tenés todo. Tampoco yo entiendo. En mi casa tengo un árbol que me da fruto todos los años, en medio de la ciudad y me pregunto cómo es posible. Es importante que empecemos a valorar lo que tenemos.
-Respecto de tu carrera, Ƒpersistes en tu proyecto de retirarte al cumplir 40 años?
-Sí, tengo ya seis operaciones, el tercer y cuarto discos sin líquido, así que estoy... estoy genial, ojo, no quiero decir que voy a llegar a los 40 hecho mierda, perdonando la palabra, pero voy a llegar en forma. Viajo, estoy bailando muy bien, por suerte, y disfrutando mucho y bueno. Me gustaría llegar a los 40, pues creo que es el límite para un bailarín; me gustaría retirarme en el nivel más alto y dejarle el camino a toda la gente joven que viene detrás y que es muchísima. He hecho más de lo que tenía pensado. Y bueno, es mi esperanza llegar a los 40, pero quizá sea antes el retiro, no lo sé. Pero ya cuando estar arriba del escenario sea algo muy sacrificado, ya lo dejo. Por lo pronto es un placer y espero que por lo menos hasta los 40 siga siendo así.
-ƑCuál es el proyecto para estos cinco años restantes?
-Mi proyecto artístico es sencillo: poder estar en el escenario. Ya eso es suficiente, de ahí en más uno hace proyecto. El año pasado hicimos Bocca Tango, espectáculo puramente de tango, con la coreografía de Ana María Stekelman, cantantes, orquesta. El año que viene tenemos toda una gira programada con ese espectáculo por Europa, Estados Unidos, y mi idea es presentarlo a México y ya eso me ocuparía todo el año que viene. Para el siguiente año mi idea es poder hacer en Argentina dos obras clásicas, El lago de los cisnes y Don Quijote, para retirarme del clásico, pues ya me cuesta mucho. Y los últimos tres años restantes, vería qué programo. Mi idea es traer a Argentina la comedia musical Fossie, que la hice en 2000 en Broadway, de ahí en más, tratar de armar cosas nuevas y las que aparezcan hasta el último día de mi retiro. Y bueno, aparte de eso tengo mi temporada anual con el American Ballet.
-ƑY posteriormente la emprenderás como actor?
-Y sí, ya he hecho cosas para cine y para televisión, para teatro. He probado, me ha gustado y me gustaría perfeccionarme en eso.
-ƑIgual como lo hizo Barishnikov?
-Sí, digamos que sí.
-ƑY la enseñanza?
-Por supuesto, me gustaría seguir dirigiendo el Ballet Argentino, porque es otra fuente de trabajo para los bailarines de mi país. Tengo una escuela de comedia musical y siempre y cuando acepten en Argentina la Ley de Mecenazgo, empresas privadas puedan aportar a la cultura y poder hacer una escuela de arte, que incluya la escuela primaria y secundaria junto a la carrera de arte. Son proyectos que tengo a largo plazo.
-ƑHas logrado transmitir tu propio estilo, tu propia idea de la danza?
-La idea es que uniformemos la enseñanza, mi idea es la de mezclar la escuela americana y la rusa. La parte del torso en la escuela rusa es increíble y la parte de las piernas en la escuela americana, eso me ha alargado mi musculatura. Nuestra musculatura latinoamericana es fuerte y ahí la escuela americana me ha estilizado, por eso busco la mezcla con la escuela rusa.
-ƑDe ahí surgiría la definición de tu estilo?
-Y sí, mi época era una mezcla. Un maestro te enseñaba estilo ruso; otro, francés; otro, italiano. Mi aprendizaje fue una mezcla de todo. Pero lo esencial ha sido siempre el amor que uno pone arriba del escenario. Lo que le pido a mi compañía, a mis bailarines, siempre, es que amen lo que están haciendo. Que un bailarín quizá no sea tan bueno, pero que esté amando lo que hace. Eso se siente. Eso se nota. Que el bailarín no sea un gremialista, que no lo haga nadie por dinero, sino por amor. Lo que importa en el arte, es la pasión.
-ƑEso es lo que finalmente define tu estilo, el amor, la pasión?
-Sí. Interesarse por cada personaje que uno hace, preocuparse por eso y no sólo por la técnica. Los saltos, los giros, es otra cosa. Por ejemplo eso, los saltos, los giros, ya no los puedo hacer. Hay gente joven que hace más que yo. Antes si hacías seis, siete giros, era mucho; ahora si no hacés 15 giros, no servís. Pero eso es lo de menos, eso lo puede uno ir mejorando, pero lo que es lo artístico, lo que sentís, es lo importante en la danza.
-ƑQué hay más importante para ti que el amor a la danza?
-He aprendido que lo más importante es el amor a la vida, lo abarca todo. Siempre había dicho que lo más importante en mi vida era la danza. Pero con los años, la vida que va pasando, me doy cuenta que la danza es parte de mi vida, como mis amigos, mi familia. El todo es lo importante: la vida.