Espectáculo dancístico-teatral que comenzará temporada en la sala Xavier Villaurrutia
Con tinta de hojas marca el retorno de Pilar Medina como solista
La bailarina aborda la fragilidad humana frente a la vida y la muerte convertida en metáfora
El espectador debe trabajar desde su butaca para aprehender la riqueza del arte, expresa
ANASELLA ACOSTA NIETO
La fragilidad humana frente a la vida y la muerte convertida en metáfora -la hoja que pende de la rama, se mueve, conmueve y cae para volver a nacer, luego de un largo proceso- es motivo del espectáculo dancístico-teatral con el que la bailarina Pilar Medina regresa al escenario como solista.
Absorta en el cuidado de los últimos detalles para el comienzo de la temporada Con tinta de hojas, Medina deja unos minutos el ensayo técnico para charlar respecto de la sublimación del dolor por medio del arte, del momento que vive como bailarina y de su visión sobre el vínculo entre la interpretación artística y el espectador.
-ƑCuál es el proceso emocional e intelectual para llegar a este espectáculo?
-Los temas siempre los traes adentro, pero hace dos años fue cuando empecé a ordenar. Quise darle un tiempo de mi vida a esta reflexión sobre la fragilidad humana. Se inició con base en la observación de lo que soy frente a la muerte y ante la vida. Tuve experiencias personales muy dolorosas en relación con la muerte y fueron afortunadas en mí, y afortunada soy como artista porque no me quedé en el abismal dolor de la pérdida, pues lo pude sublimar en el arte.
Voces y murmullos
''Me lleva tiempo cada montaje. Le doy mucho a la investigación y a la reflexión. En este proceso advertí la inmensidad de la vida, que estamos llenos no sólo de recuerdos y de objetos que hacen recordar a determinada persona, circunstancia, sensación o sentimiento, sino de voces y murmullos. Y así nombro las piezas del espectáculo: Voces, Eco, Murmullo y Aliento'', explica Pilar Medina.
''Las voces son luces -prosigue la bailarina que tiene tendencia al flamenco- que indican por dónde ir para no caer. El eco es porque en realidad somos resultado de herencias ancestrales.
''Y si uno se queda quieto frente a la fragilidad de la vida y de la muerte, se empiezan a escuchar murmullos que son sonidos, re-cuerdos, nostalgia, tristeza, infancia; luces que llegan y se van, espacios que existen y luego no. Y como no hablo de la muerte como el final, sino como un ciclo que se termina en uno y en cualquier cosa, objeto y circunstancia, entra el aliento y con él la metáfora de las hojas que están permanentemente en movimiento; hay hojas que caen, otras tardan mucho en hacerlo porque son muy sabias, se mueven, oscilan, respiran y esta respiración fue el punto de anclaje ante la fragilidad.
''Después entré a una parte que se denomina silencios, en la que el percusionista en vivo, Luis Miguel Costero, se une al zapateado y trabajamos los silencios frente a la cantidad inmensa de posibilidades auditivas. Este es un trabajo con el espacio y con el tiempo, muy liberador después de todo el tratamiento de la metáfora de la fragilidad, la caída, la sinrazón y de la enorme ternura, cariño y alegría a los que no estamos acostumbrados.''
-ƑCuál es el momento que vives como bailarina?
-Traigo un nuevo aire de edad, porque dejé como tres o cuatro años de estrenar. Ese tiempo fue como un análisis de qué es lo que voy a bailar, cómo lo voy a bailar. Por eso el espacio chiquito, por eso el teatro de cámara y por eso las características que tiene esta obra de una enorme intimidad. Pero hablo de la intimidad de todos, que implica qué tanta fragilidad y fortaleza se tiene frente a la inminente muerte.
Agrega que dentro del gremio se piensa que hasta cierta edad se puede bailar. ''Afortunadamente la danza española me dio la posibilidad de romper con ese cliché. Estar en esta danza que finalmente es étnica ofrece la opción de madurar, crecer y bailar cada vez mejor."
Para Medina este espectáculo compendia su experiencia en la danza española con lo contemporáneo y el teatro. Precisa que el zapateado ha sido el hilo conductor en la obra como un golpe de tierra, un matiz, una explosión. Y hay una mezcla de zapateado veracruzano, con el flamenco y el hindú.
El papel de la calidad
''La danza es un arte que te enseña a hacer síntesis y con el mínimo de materia tener la posibilidad creativa de representar lugares y sensaciones en un espacio vacío. En este caso hay un hospital, una recámara, un río, una montaña, un círculo; hay un bosque, un laberinto, un sol y todas estas imágenes de la hoja, el viento, la fragilidad, la muerte, el vacío, el abismo.
''No contamos, como en una novela, una narración lineal. Pero eso es maravilloso a la hora de crear. La danza también te acerca a tu mundo simbólico reflejado en el vestuario, en la luz, en algún movimiento."
Medina, coordinadora del diplomado-retiro para artistas escénicos, tiene claro que la respuesta del público siempre está en función de la calidad del espectáculo. Pero precisa que el espectador también tiene que trabajar desde su butaca, pues debe colaborar consigo mismo para aprehender la riqueza del arte dancístico.
Acudir al arte vivo
''El buen arte no quiere decir que todo se deba dar digerido; se ofrece de manera sintética, se pone al alcance y se elabora todo un tratamiento de ti misma frente a la obra de arte. Por eso el arte es tan magnífico; pone a trabajar a una velocidad interior que ni siquiera se percibe. Ayuda a convertirnos en mejores seres humanos. Si se ve una escultura que conmueve y algo se transforma en la persona, ya se es diferente en comparación con el momento previo de estar frente a esa obra", comenta.
Es claro, agrega Pilar Medina, que mientras más se vaya al teatro más ojo se tiene, más criterio y sensibilidad. En tanto más se aleje uno de la televisión y se acuda al arte vivo de la exposición, del museo, del teatro, más trabaja para sí.
El espectáculo dancístico-teatral Con tinta de hojas, cuya realización ha sido posible gracias a la coinversión entre el fondo Apoyo a las artes de Banco Bilbao Vizcaya-Bancomer, el Fonca, la coordinación de teatros del INBA y la autora, se estrenará el lunes 8 con funciones los lunes, martes y miércoles a las 20:30 horas en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional). La temporada concluirá el 25 de abril.