La cinta obtuvo un Oscar como mejor guión
original
Gosford Park, de Robert Altman, cinta de humor
negro que se transforma en thriller
ARTURO CRUZ BARCENAS
Luego de obtener el Oscar por el mejor guión original,
la película Gosford Park (Muerte a la media noche),
dirigida por Robert Altman, ya se encuentra en cartelera en las salas del
país. Aunque no hubiera ganado la estatuilla, la cinta ya ocupa
un lugar importante entre las producciones que apuestan por un cine de
calidad. Por ello obtuvo cuatro nominaciones para los Globos de Oro, recibió
un AFI y dos Bafta (British Academy Awards).
Con ese antecedente, esta historia se centra en un convivio,
una fiesta en casa de unos nobles. Buscan el glamur y les parece interesante
que entre los invitados esté un cineasta. Los papeles se mezclan
en importancia y el juego de tipos va desde el falso valet hasta la servidumbre,
atenta a los menores deseos y exigencias de sus patrones, quienes ejercen
su liderazgo y tienen relaciones sexuales con alguna bella mucama.
El planteamiento del director estadunidense Robert Altman
va envolviendo a los personajes, quienes se revelan en su ser e intereses
dentro de esa casa. Lenta, característica de Altman, la película
de repente se halla en un nudo en el que el foco de atención es
el dueño y benefactor de una familia de acomodaticios que temen
que en cualquier momento se les acabe la mesada.
El guión de Julian Felowes, basado en una idea
de Altman, Bob Balaban y David Levy, se desarrolla en una finca campestre
inglesa. La fecha va por 1932. Ahí, sir William McCordle y su esposa,
Lady Sylvia, reúnen a sus familiares y amigos para una cacería.
Como en El cartero llama dos veces, al sir le llega un aviso cuando
él mismo se hiere al disparar su arma contra un faisán.
La muerte le da una señal. La desoye y sigue comiendo
y bebiendo como si nada. Los celos de su amante se dejan oír en
la mesa y eso desata suspicacias, al revelar uno de los secretos a voces.
¿Quién puede reclamar algo a quien suelta la lana? El dinero
es el poder de ese microsomos nobiliario, cargado de ironía y frases
cáusticas. Un humor negro emergerá de algunos personajes.
Las risas salen, aunque uno no quiera.
Podría decirse que la verdad no peca, pero incomoda.
La cinta muestra los cuchicheos y los anhelos de la servidumbre, sus orígenes
y aspiraciones, y cómo muchos son apéndices de sus patrones,
quienes los tienen las 24 horas del día a su disposición.
Anochece y ya están preparando lo del día siguiente. Chéjov
abrió los ojos a los lazos de esclavitud, de dependencia en la Rusia
medieval, reflejada en el pesado sueño de una muchacha que tiene
que menear la cuna para que no llore el hijo del amo, so pena de un castigo
cruel.
Acá es más bien el glamur, la admiración
por un cantante ídolo de las masas, o por un productor de cine.
Los pasillos de la mansión son recorridos y a veces causan extravíos.
No es una historia de acción, aunque el final sea
un thriller. Muere el sir; de los dos asesinos, uno es inocente.