El pueblo se une para mojar a todo lo que se mueva
En Chipilo, la tradición del Sábado de Gloria se vuelve agresión desmedida
ROBERTO DE LA MADRID ENVIADO
Chipilo, Pue., 30 de marzo. Parece un pueblo de barbarie donde la ley no existe. El pretexto: Sábado de Gloria. El método del alboroto: desperdiciar millones de litros de agua.
Desde muy temprano, cientos de personas, niños, jóvenes y adultos de todo el pueblo, enardecidos por una especie de sicosis colectiva, comienzan a empapar a cuanta cosa se mueva por las calles. Con ira, como si estuvieran matando a su peor enemigo, dejan ir cubetadas de agua sobre los rostros de las personas, no importa si son niños o ancianos. Las cubetadas también bañan a los automóviles y autobuses que pasan por la avenida principal del pueblo; el golpe del agua es tan fuerte que casi causa abolladuras. Las calles son verdaderas cascadas. El agua con mangueras a presión sale de puertas, zaguanes, ventanas y azoteas; también de camionetas y camiones de redilas que viajan con grupos de personas abastecidos de grandes barriles.
El trastorno colectivo es tal, que el juego es más emocionante para ellos si se transgreden los derechos del otro. Los jóvenes abrían las portezuelas de coches y camiones para bañar y dañar sus interiores, causándoles gracia ver como hacían corto circuito los tableros. Escenas como estas se repetían una y otra vez: Un Volkswagen que estaba atorado por el tráfico propiciado por este diluvio, fue interceptado por 10 jóvenes que en medio de carcajadas vertían tambos repletos de agua dentro del motor. Mientras, otro automovil con altavoces (tipo corneta) sobre el toldo que pasaba promocionando la compra de enseres para el hogar, quedó completamente inundado.
"Esto lo hacemos desde hace más de 30 años. Nuestros abuelos nos enseñaron que es un día para mojarse, que el agua no hace mal", responde Ernesto Mioni, de 32 años de edad, mientras vertía un balde sobre un motociclista que iba circulando.
-ƑY no los castigan por desperdiciar tanta agua?
-Supuestamente hay una multa, pero como todos nos unimos, no pueden hacer nada, porque si nos agarran, nos tienen que agarrar a todos. El Presidente dice que no tiremos agua, pero a final de cuentas hacemos el baño igual todos los años.
-En el norte del país hay mucha gente que se muere de sed por la falta de agua, Ƒno sienten feo?
-Pues sí, se siente feo, pero como es una tradición de todo el pueblo... No falta el vecino que comience y moje al otro, y al otro, y así se sigue. Vale la pena el festejo.
Las autoridades estatales y municipales parecen estar de acuerdo. La Comisión Nacional del Agua hace como que no se quiere enterar. En la localidad nunca hubo policía o patrulla alguna, a pesar de las constantes llamadas de algunos automovilistas que pasaban por el pueblo y que estaban enfurecidos porque su coche se había echado a perder por las agresiones de esta especie de delincuentes del agua que sólo por hoy y desde hace décadas retan al orden nacional.
Y por la escasez de agua no hubo problema. Desde muy temprano llegaron decenas de pipas para abastecer piletas y cisternas (además de la del suministro de agua potable y de un pozo municipal). Y cada vez que se terminaba el parque, alquilaban más tráilers para traer agua de los pueblos vecinos.
Chipilo es una comunidad de aproximadamente 5 mil habitantes. La mayoría se siente italiano. Su ascendencia efectivamente se debe a una migración de Europa hace más de dos siglos. Hablan español y un italiano champurrado impuro del siglo 17. El pueblo está situado entre Atlixco y la ciudad de Puebla. Es parte del México real que nadie quiere ver.