Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 24 de marzo de 2002
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Cultura

Carlos Bonfil

Los excéntricos Tenenbaum

Una familia de genios convertida, con el paso del tiempo, en una tribu de fracasados. La propuesta sugiere de inmediato una atractiva combinación de comedia y melodrama, en la que caben irónicos comentarios sobre la obsesión del éxito en la sociedad estadunidense. Los excéntricos Tenenbaum (The Royal Tenenbaums), tercer largometraje del joven de 32 años Wes Anderson (Bottle rocket y Tres es multitud -Rushmore), es un despliegue de perspicacia, malicia y talento narrativo, una ruptura con el humor grueso y la provocación adolescente en las comedias de los hermanos Farelly (Loco por Mary; Amor ciego), o en la última cinta de Todd Solondz, Storytelling. No hay aquí un catálogo de incorrecciones políticas, excepto tal vez una pequeña historia de incesto entre medio hermanos, y sí el gozo de crear una galería de personajes vigorosos y carismáticos en situaciones equívocas. Un matrimonio arruinado, una carrera deportiva colapsada, una aspiración artística frustrada, una enfermedad terminal fingida y muchas otras simulaciones e imposturas. Los Tenenbaum son, en grado superlativo, una familia disfuncional. El patriarca, Royal Tenenbaum (Gene Hackman, excelente), abandona a su mujer y tres hijos (uno de ellos adoptivo) para irse a vivir a un hotel de lujo por espacio de 18 años. Luego de una quiebra en sus negocios, y en un intento desesperado por evitar la mendicidad, Royal procura regresar a su hogar y recuperar el afecto de su familia fingiéndose gravemente enfermo.

Con guión del propio Anderson y de Owen Wilson (en la cinta Eli Cash, vecino de la familia, frustrado escritor de westerns), Los excéntricos Tenenbaum explora las neurosis y mitomanías de una familia muy venida a menos; dueña aún de cierto confort material, a la deriva sin embargo en el terreno emocional y afectivo. Chas Tenenbaum (Ben Stiller) vive un larguísimo duelo por la muerte de su esposa en un accidente aéreo, cultiva un resentimiento implacable hacia su padre, y una manía por los sistemas de seguridad doméstica. La joven Margot (Gwyneth Paltrow) es probablemente el personaje más complejo y fascinante de la familia, con un dedo accidentalmente amputado y un terrible desasosiego de niña recogida, enamorada del Tenenbaum menor, Richie (Luke Wilson), a su vez tenista fracasado. A este panorama de miserias morales, Anderson opone una nota de optimismo desprovista de sentimentalismo, con personajes "positivos", como la propia esposa de Royal, Etheline Tenenbaum (Anjelica Huston) y su pretendiente de largos años, el contador de la familia, Henry Sherman (Danny Glover). La comedia que en toda su primera parte ostenta desenfado y cinismo, paulatinamente se encamina hacia un desenlace luminoso, como un relato negro que súbitamente se transformara en cuento de hadas. Anderson juega con registros cómicos y melodramáticos, los combina a su antojo y conduce al espectador por sendas tan engañosas como esa misma falsa enfermedad con la que inicia su retorno al hogar el padre pródigo. La cinta tiene un toque de Robert Altman (sátira de la familia y la pareja -A wedding, Una boda, 1978) y hacia el final la vocación de un Frank Capra. La combinación es interesante, aun cuando varios de los recursos humorísticos de Anderson sean en ocasiones obvios y previsibles (insistencia en el slapstick, Danny Glover cayendo en una fosa; Owen Wilson en clown irredimible), o convencional la transformación anímica del personaje que interpreta Ben Stiller. Pese a estos reparos, la cinta muestra una conducción muy firme del joven Anderson, quien hace cuatro años sorprendiera ya con Rushmore, una comedia sobre la pasión de un adolescente por su maestra viuda, y revela sobre todo su destreza al extraer de figuras como Paltrow y Stiller, muy habituadas a la comedia ligera, una inesperada gama de sutilezas histriónicas. Con todo y su reparto atractivo, el tono finalmente contenido y discreto de esta película no permite augurarle un gran éxito comercial. Una comedia inteligente no es hoy la mejor recomendación para la taquilla o para la premiación hollywoodense.

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