Alertan especialistas sobre los riesgos de que escasee el agua en la ciudad
Apremian a invertir en infraestructura hidráulica
Llamado a detener la sobrexplotación de mantos acuíferos y a reparar fugas
LAURA GOMEZ FLORES
La ciudad de México está próxima a una catástrofe en materia hidráulica si las autoridades no incrementan los montos de inversión destinados a la reparación de fugas, se intercambia agua residual tratada por potable y se detiene la sobrexplotación de los acuíferos, pues van en aumento los conflictos regionales e internacionales y los adeudos de los organismos operadores.
Los hundimientos diferenciados en varios puntos, de 30 centímetros anuales en promedio, la fractura de las redes hidráulicas secundarias -reflejadas en la pérdida de la tercera parte del agua que se recibe-, mayores fugas y daños a la infraestructura inmobiliaria y de servicios, son algunos de los resultados de esa situación, explicó el director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, Manuel Perló.
"Si uno ve el presupuesto del gobierno capitalino y lo compara con las necesidades en la materia, no alcanza para resolver esta problemática, ni de lejos, pero si se relaciona con el producto interno bruto, ya no se trata de una cifra estratosférica lo requerido para mejorar la infraestructura hidráulica; tampoco si se transparenta la política de subsidios", indicó.
El costo promedio de un metro cúbico de agua, por ejemplo, es de 10 pesos, pero sólo se recuperan dos pesos y el resto es aportado por las autoridades locales, sin considerar los gastos de operación que conlleva. De ahí la necesidad de transparentar esta política de subsidios, de racionalizar su uso y proteger a las clases de menores ingresos.
También redoblar esfuerzos para reparar las fugas, pues la recuperación de un metro cúbico equivale a un dólar, precio que pagan algunos países por desalinizar el agua, lo cual "nos coloca en una situación absurda y nos exige atender también la existencia de tomas y pozos clandestinos", indicó.
En conferencia de prensa, acompañado por el investigador del Instituto de Ingeniería, Ramón Domínguez, señaló que la situación que se vive en la ciudad es paradójica, pues "no nos vamos a quedar sin agua, aun cuando la dotación per cápita -200 litros diarios- es de las más altas del mundo, pues tenemos suficiente agua para autoabastecernos, ya que 40 metros cúbicos provienen de nuestro subsuelo y 25 metros se importan del Lerma y del Cutzamala".
Sin embargo, "la estamos utilizando pésimamente, cuando se habla de que más de 32 por ciento se pierde por fugas, lo cual nos hace medio ricos de agua, pero la desperdiciamos como si fuera gratuita, cuando el costo ambiental, político y social es muy elevado, porque una práctica extendida de los anteriores gobiernos y éste es acudir al capital hidráulico de los acuíferos y explotarlo cuando hace falta, pasando la factura a las administraciones y generaciones siguientes", argumentó.
Por ello, el panorama para los próximos 25 años no es nada halagüeño, según resultados de estudios realizados por la Comisión Nacional del Agua, que considera dos escenarios: el tendencial, basado en un crecimiento del consumo de 13 mil 479 kilómetros cúbicos, mejores condiciones en materia de alcantarillado, un incremento de la superficie actual sobre riego y no realizar obras para controlar inundaciones.
Para mantenerlo se requeriría que las autoridades federales canalicen 330 mil millones de pesos, que significaría erogar cada año 3 mil 200 millones.
No obstante, el escenario riesgoso sería el más factible, porque no existen recursos financieros para hacer frente a dichas inversiones, y se reflejaría en conflictos regionales e internacionales por su disputa, baja calidad del agua y cantidad de servicios proporcionados e insolvencia de los organismos operadores estatales y municipales para cubrir sus adeudos, valuados en 50 mil millones de pesos.