Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 21 de marzo de 2002
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Economía

MEXICO S.A.

Carlos Fernández-Vega

FANATICAS PARTICIPANTES EN el circuito estatización-privatización-estatización, las dos grandes líneas aéreas nacionales están a un tris de retomar la sacrosanta senda de la iniciativa privada -por primera vez en el siglo XXI-, toda vez que los generosos y recurrentes apoyos financieros de su magnánimo padrino -antes tricolor, ahora bicolor- comienzan a rendir frutos.

EL CORPORATIVO CINTRA -de capital mayoritariamente estatal- decidió "partirse" a la mitad y "crear" dos grupos aéreos (Aeroméxico y Mexicana de Aviación), con el objetivo de adoquinar el camino y facilitar la reprivatización de estas empresas de transporte aéreo, que durante los pasados siete años se han alimentado del seno gubernamental para mantenerse en movimiento. Cada uno de los dos consorcios de reciente "creación" mantendrá, a su vez, el control de otras subsidiarias de Cintra, como Aerocaribe en el caso de Mexicana de Aviación, y Aerolitoral en el de Aeroméxico.

LA DECISION ANTERIOR forma parte del arte de hacer magia en México para "crear" empresas que habían sido fundadas, en algunos casos, hace más de seis décadas. El corporativo Cintra surgió en 1995, tras la quiebra -la enésima- de los consorcios privados Aeroméxico y Mexicana de Aviación, cívicas y caritativas donantes de transporte aéreo "gratuito" para campañas políticas, "bienvenidas" presidenciales, actos de apoyo "popular" y demás actos masivos con logotipo tricolor.

DESPUÉS DE VARIOS intentos, Cintra logró, en octubre de 2001, que la Comisión Federal de Competencia "recomendara" la venta fraccionada del corporativo, con el objetivo de "propiciar la competencia" en el mercado nacional del aerotransporte de pasajeros. El sustento de la recomendación era tan sólido como las finanzas de Aeroméxico y Mexicana de Aviación, toda vez que estas dos líneas aéreas concentraban -concentran- alrededor de 80 por ciento de dicho mercado. Por ello, casi a la par de la histórica "recomendación" se anunció que no era el momento adecuado para ponerla en práctica. Ahora se hace pública la decisión de "dividir" a Cintra, aunque la autorización respectiva -que todo indicaría está más que lista- no se ha notificado oficialmente.

LOS PROPIETARIOS PRIVADOS de Aeronaves de México (rebautizada como Aerovías de México, pero siempre Aeroméxico, a secas) y la Compañía (después Corporación) Mexicana de Aviación protagonizaron un buen número de capítulos de las nunca transparentes relaciones "amistosas" y "solidarias" entre el gran capital y la clase política gobernante del país, y las empresas, a lo largo de sus respectivas historias, fueron "desincorporadas", "reincorporadas" o simplemente "apoyadas" por el Estado en inumerables ocasiones. Ahora, como recurrentemente sucedió en el pasado, el accionista mayoritario (entre 55 y 60 por ciento del total) del ahora "dividido" corporativo Cintra es el erario nacional.

aeromexico_aviones_ak2q AHORA QUE EL presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, hace acto de contrición y reconoce que la mayoría de las privatizaciones en América Latina se hicieron muy mal, con los consecuentes efectos para las economías regionales, vale recordar que México y Argentina fueron las alumnas aplicadas en lo que a desmantelamiento de la infraestructura productiva del Estado se refiere.

ENTRE LOS MUCHOS casos que pueden ejemplificar los resultados de la política privatizadora en México, están las "desincorporaciones" de Aeroméxico (en junio) y Mexicana de Aviación (en agosto) en 1989, mismos que el presidente del BID podría utilizar para sentirse más tranquilo y fundamentar parte de su nueva "angustia". Lo anterior, sin embargo, es problema de Enrique Iglesias y de los países que han sufrido las poco gratas consecuencias de la política privatizadora, porque a la mayoría de los empresarios que en ese generoso 1989 "invirtieron" sus dineros en la compra de las dos líneas aéreas no les fue mal.

ENTRE ESOS "INVERSIONISTAS" no hay que olvidar a Miguel Alemán Velasco (a quien su carrera empresarial, sin descuidar sus relaciones políticas, lo llevó a ocupar la gubernatura de Veracruz), los hermanos Pablo e Israel Brener (generosos contribuyentes en la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari y grandes compradores de paraestatales), Carlos Abedrop Dávila (presidente de los banqueros en el momento de la expropiación de 1982 y del Grupo Falcón, por medio del cual se hizo de un buen paquete accionario de Mexicana de Aviación), José Serrano Segovia (el zar de Transportación Marítima Mexicana y, después, de la Ferroviaria), José Giral Barnés, Manuel Peña Morros, Elías Sacal Zetune, Roberto Cannizzo, Aarón Sáenz Couret (cabeza de banca Confia hasta 1982 y zar del azúcar), Salomón y Eduardo Saba Raffoul, Antonio y Simón Name, Gerardo de Prevoisin Legorreta (otro de los generosos financieros del PRI, pero para la campaña de Zedillo, que llegó a la presidencia de Aeroméxico; de ahí al exilio y después a la cárcel), Antonio Ariza Cañadilla (de Pedro Domecq México, uno de los mayores causantes de daños hepáticos en el país), Gastón Azcárraga Tamayo, Ignacio Castilla Palacios, Boris Hirmas Rubio, José Luis Llamosas Portilla, Benjamín Llano Obregón, Marco Papini Bordoni, Alberto Urista de Gyves, Carlos Watty Urquidi, Carlos Aguilar Villalobos, Raymundo Cano Pereyra, Carlos Enciso Plowes, Carlos González de Cosío, Boris Hirmas Said, Fernando Legorreta Vilchis, José Angel Luelmo Solorio, Ignacio Mendoza Salinas, Oscar Ortiz Sahagún, Pablo Suinaga Cárdenas, Diódoro Valdivia López, Federico Villela Ramos, Ernesto Zamarripa Morones, Pablo y Pedro Suinaga Lanz Duret. Atrás de ellos, los generosos apoyos de tres prohombres del Estado mexicano: el desmemoriado Miguel de la Madrid, el reactivo Carlos Salinas de Gortari y el pobre Ernesto Zedillo.

EN ESTA NUEVA ETAPA, las dos grandes líneas aéreas están listas para rencontrarse plenamente con la iniciativa privada, olvidando, desde luego, que atrás de su "salud" financiera están los descalcificados huesos del erario nacional.

Las rebanadas del pastel:


BUEN MENSAJE envió el presidente Fox, aunque se equivocó en tiempo y auditorio: "Mi gobierno no ha permitido ni permitirá que se usen los recursos públicos, el patrimonio de todas y todos los mexicanos para beneficio personal o de grupo. Nuestro gobierno es transparente, honesto, que rinde cuentas y que aplica la ley en todo momento, que actúa con un claro código de ética y responsabilidad social. No permitiremos acto alguno de corrupción y vamos a castigar, con todo el peso de la ley, a quienes ya han infringido y a quienes ya están identificados con asuntos de corrupción. En México no hay ya cabida para la impunidad, esos tiempos se acabaron."... EL PROBLEMA ES que el recado lo envió el martes en un acto con los industriales de la Concamin, y no el lunes, cuando compartió tribuna con el principal destinatario de dicho mensaje: Carlos Romero Deschamps, el del sindicato petrolero, a quien vio, cara a cara, en el aniversario de Pemex.

[email protected] / Fax: 55 45 12 53

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