Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 21 de marzo de 2002
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Política
MONTERREY 2002

Encapuchados, campesinos y anarcopunks, en el acto

Marcha Giuliani: extravío, protesta y minihappening

Vigilan rambos estatales traslados de grupos de jóvenes

JAIME AVILES ENVIADO

Monterrey, NL, 20 de marzo. Sombreros de palma y machetes en ristre, fieros pasamontañas, puños en alto, pelos de punta cuidadosamente peinados en picos de estrella sobre el cráneo pelón, en la oscuridad de las ocho de la noche los ejidatarios de Atenco que iban a la vanguardia, los militantes del MPR y del CGH que venían después y los anarcopunks del tianguis de El Chopo que cerraban la columna, todos se detuvieron en seco a lo largo de la avenida Félix U. Gómez porque, sencillamente, la manifestación se había perdido en la traza urbana de Monterrey. Un muchacho, entonces, tuvo una sensata idea.

-Perdone -dijo-, ¿la calle Washington?

La pregunta salió desde el negro pasamontañas que asomaba debajo del amarillo casco de motociclista, en lo que podría calificarse de atuendo "promotines" contra los modernos equipos "antimotines" de la esperada represión.
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-Sí, mira ?respondió el policía tras el volante de la patrulla SVT-811?, siguen tres blocs y dan vuelta a la derecha...

-Gracias ?devolvió el joven, atreviéndose todavía a más?. ¿No me presta su encendedor?

Y de esta suerte la columna Carlo Giuliani, animada por los cánticos de los invencibles campesinos de Texcoco, reanudó su vistosa caminata hacia la Alameda Central, donde sus alrededor de 400 integrantes ?porque ahora son ya el doble de los que eran el lunes? habían pasado la mañana y la tarde preparándose y sudando tinta para su protesta ante la "ciudad prohibida" de Cintermex.

"Debemos tener mucho cuidado, compañeros. El parque está rodeado de agentes de FBI, Estado Mayor Presidencial, PGR y policía regia. Que nadie salga solo y cuando regresemos de Cintermex pasen lista para ver si no falta ningún compañero, compañeros", les advertía hacia las tres de la tarde una defensora de derechos humanos encargada de protegerlos. No era la suya una exageración.

Horas antes, un grupo de jóvenes cumbrefóbicos había dado un paseo en Metro por la ciudad, y algunos de ellos se percataron de que eran seguidos por rambos vestidos de civil, por cierto con ropas muy llamativas, que se comunicaban entre sí por medio de micrófonos y audífonos que llevaban en diadema sobre la cabeza.

Durante aquel periplo, algunos habían ido muy temprano a Cintermex, al igual que los de Atenco, donde Héctor de la Cueva protagonizó un minihappening quemando un ejemplar de la Declaración de Monterrey adornado con los sellos oficiales de la ONU, un documento de circulación restringida a los participantes de la cumbre que quién sabe de dónde obtuvieron.

Mientras la inútil palabrería se chamuscaba, enloqueciendo a fotógrafos de prensa y televisión que se daban empujones y codazos para captar la imagen de las llamitas, los de Atenco tatemaron un cartel del presidente Vicente Fox y en los noticiarios de la pantalla chica y en los vespertinos locales el acto fue tachado, unánimemente, como "la protesta más agresiva registrada hasta ahora" contra el baile de máscaras de Naciones Unidas.

Este enviado confirmó anoche, entre "reportebrios" de nota roja de esta ciudad, que en los bajos fondos de la subdirección de Seguridad Pública del estado hay vivo interés en que los provocadores que no faltan hagan su trabajo para que se desate la represión, aunque sea poquita, y los matones de Fernando Canales Clariond, el gobernador de las macrocejas, puedan no sólo justificar las millonarias compras de tantos gases lacrimógenos y balas de goma, sino obtener fondos adicionales para adquirir más.

Por fortuna, el control y la prudencia que hasta ahora han mostrado los servicios de inteligencia del gobierno federal han permitido que las protestas se desarrollen en completa calma, porque si las regias fuerzas del orden actuaran solas... Gracias a esta supervisión del centro, los habitantes de Monterrey han presenciado escenas insólitas para ellos, como las que se produjeron esta noche cuando cientos de automovilistas quedaron atrapados en las calles del primer cuadro para que desfilara alegremente la caravana Carlo Giuliani, llamada así en memoria del joven asesinado por la policía italiana el año pasado en Génova.

Y la gente de aquí, tan sometida siempre, tan aplastada por los sutiles pero implacables mecanismos de la permanente represión social, como que poco a poco empieza a agarrarle el gusto a las demostraciones de rebeldía. Esta noche, sobre la calle Washington, una vez que los de la Guiliani terminaron su acto y dejaron cientos de veladoras encendidas frente a los retenes de Cintermex, aplaudía desde sus casas al paso de los ejidatarios de Atenco, y miraba con asombro sus afilados machetes, y se contagiaba del júbilo que éstos exhalaban al cantar:

"Al tambor, al tambor, al tambor de la alegría/ Quiero que me lleves/ Al tambor de la alegría", tras decir lo cual pegaban los campesinos un alegre brinquito. Sordo como los años van poniendo a este cronista, al principio entendió que los invictos luchadores hablaban del "sanborns" de la alegría, mas no era así: "Llévame a la marcha/ llévame al tambor/ quiero que me lleves/ a la revolución". Y de nuevo: "Al tambor, al tambor, al tambor de la alegría..."

Otro que hoy se llevó una carretada de aplausos fue Héctor de la Cueva, durante su participación en un debate con representantes de ínfimo nivel del Banco Mundial, el FMI, la Unión Europea, la propia ONU y el gobierno de Fox. Todos ellos, una vez que el changarro de Kofi Annan aceptó discutir en público el Consenso de Monterrey, se sentaron en un salón de los condominios Acero, frente a la Macroplaza, y moderados por la experiencia de Ricardo Rocha trataron de exagerar ?misión imposible? los alcances futuros de la cumbre.

Apoyado por el argentino Roberto Bissio, de Social Watch, De la Cueva echó por tierra de un plumazo los supuestos beneficios que el neoliberalismo ha traído a México: "En los últimos años han entrado al país más de 80 mil millones de dólares en inversión extranjera, pero el crecimiento de la economía, en promedio, ha sido de uno por ciento anual y más de la mitad de la población se encuentra en la pobreza".

Día soso en términos generales pero bendecido por la refrescante presencia del viento que bajó la temperatura de un jalón, una noticia rompió la monotonía. Reiteraba lo que se sabía desde ayer: que algunos choferes han sorprendido a no pocos visitantes extranjeros, cobrándoles en dólares lo que el taxímetro marca en pesos, y entre esos defraudadores se señala al padre del alcalde panista Felipe de Jesús Cantú, que maneja un vehículo de alquiler estacionado frente al hotel Río Double Tree, de quien se dice que esquilmó a un diplomático africano al birlarle 300 dólares por una dejada de Cintermex a la Macroplaza.

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