Su asesinato por sicarios, ocurrido anteayer,
causó indignación en Colombia y otros países
Multitudinario homenaje póstumo a Duarte Cancino,
arzobispo de Cali
Criticó a paramilitares y guerrilleros; denunció
infiltración de narcos en campañas políticas
Pastrana anunció recompensa de 437 mil dólares
a quien revele la identidad de los homicidas
AFP, DPA Y REUTERS
Santafe de Bogota, 17 de marzo. Miles de colombianos
acudieron hoy a la catedral de la suroccidental ciudad de Cali para rendir
homenaje póstumo al arzobispo Isaías Duarte Cancino, cuyo
asesinato, del que podría ser responsable el narcotráfico,
provocó reacciones de indignación tanto en el país
como en el exterior.
El
prelado había denunciado recientemente que las campañas políticas
para las elecciones legislativas de hace una semana estaban infiltradas
por el narcotráfico. El presidente Andrés Pastrana le pidió
que identificara a los supuestos responsables, pero Duarte respondió
que las pruebas estaban a la vista.
Al respecto, el ministro del Interior, Armando Estrada,
aseguró este día que "una de las hipótesis que más
se contempla es que su asesinato tuviera que ver con sus denuncias de febrero".
Pero "es una hipótesis, no más, y no podemos descartar otras",
añadió.
El arzobispo de Cali, además, había sido
un duro crítico del proceso de negociación de paz entre el
gobierno del presidente Andrés Pastrana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC), especialmente porque el mayor grupo guerrillero del
país continuaba sus acciones violentas mientras dialogaba con el
Ejecutivo.
En 1999, Duarte excomulgó a los guerrilleros y
a la cúpula del Ejército de Liberación Nacional (ELN),
después que los rebeldes secuestraron en mayo de ese año
durante una misa a más de un centenar de feligreses.
El prelado, a quien sicarios dispararon anoche cuando
salía de un servicio religioso en Cali, también se había
desempeñado hace algunos años como obispo en Apartadó,
en la región de Urabá, una de las más conflictivas
del país, donde guerrilla y paramilitares de derecha mantenían
un feroz enfrentamiento por el control de la zona.
El entonces gobernador del departamento de Antioquia,
el derechista Alvaro Uribe, hoy candidato a la presidencia favorito para
vencer en las elecciones de mayo, puso en marcha junto con Duarte y los
jefes militares regionales un programa que dio como resultado la expulsión
de los grupos armados de la región.
Para las FARC, su salida de Urabá representó
una gran pérdida militar y estratégica, según analistas
locales, y todavía realiza incursiones para tratar de recuperar
ese territorio.
Aunque Duarte también criticó a los paramilitares,
uno de los líderes de ese grupo que combate a la guerrilla, Carlos
Castaño, lo consideró "un amigo", en un libro publicado en
diciembre.
Pastrana encabezó esta mañana un consejo
de seguridad extraordinario en Cali para analizar la situación creada
por el asesinato del prelado, examinar los primeros resultados de las investigaciones
y poner en marcha nuevas medidas para capturar a los autores materiales
del hecho, según dijo Estrada.
Aunque al término del consejo no hubo declaraciones,
el mandatario reiteró que las denuncias de Duarte sobre el narcotráfico
pudieron dar lugar a su asesinato, al tiempo que anunció una recompensa
equivalente a 437 mil dólares para quienes entreguen información
sobre el paradero de los asesinos.
Simultáneamente, las autoridades organizarán
marchas y demás actos para protestar por la muerte del prelado,
entre los cuales se incluyen un apagón voluntario, añadió
Pastrana.
El crimen de Duarte, el más grave en Colombia de
tres años a la fecha, provocó numerosas condenas, y una de
las más contundentes fue de Juan Pablo II, quien denunció
el "asesinato bárbaro" de un sacerdote "generoso y valiente", que
"ha pagado con tan alto precio su enérgica defensa de la vida humana,
su firme oposición a todo tipo de violencia y su dedicación
a la promoción social desde las raíces del Evangelio".
En El Salvador, donde este domingo comenzaron las actividades
para conmemorar el 22 aniversario del asesinato de Oscar Arnulfo Romero,
arzobispo de San Salvador, la Iglesia católica describió
a Duarte como "crítico y acusador de toda la convivencia del terrorismo
y el narcotráfico en Colombia".
Otras iglesias católicas del continente deploraron
el asesinato, al igual que Naciones Unidas. En Bogotá, el derechista
Alvaro Uribe afirmó: "lo fundamental es pensar que Colombia necesita
un gobierno que le dé al país seguridad, que le cambie esta
tendencia histórica, porque aún vivimos de entierro en entierro".
El postulante presidencial del opositor Partido Liberal,
Horacio Serpa, segundo en las encuestas, consideró a su vez que
el asesinato del obispo es "una desgracia muy grande".
Y el candidato presidencial por el izquierdista movimiento
Frente Social y Político, Luis Garzón, repudió el
atentado y dijo que "la irracionalidad de la guerra" llevará al
país a un callejón sin salida, ya que la nación se
encuentra agobiada desde hace 38 años por un conflicto que dejó
40 mil muertos en la década pasada.
El cuerpo de Duarte fue expuesto hoy frente al altar de
la catedral de Cali, donde miles de personas se acercaron para despedirlo.
El sacerdote Joaquín Cortés, quien resultó herido
en el ataque contra Duarte, relató que el jerarca católico
cayó al piso agonizante y dijo que perdonaba a sus asesinos.
El crimen de anoche representa el peor ataque contra la
Iglesia católica en Colombia, desde el asesinato en 1991 del obispo
de la ciudad de Arauca, Jesús Jaramillo, por parte del ELN.
No se conoció declaración alguna de las
FARC sobre el asesinato del religioso. En cambio, el grupo guerrillero
anunció que continuará con sus ataques contra la infraestructura,
al tiempo que negó tener "vínculos orgánicos" con
el gobierno de Venezuela.
Dirigente de las FARC defiende sabotajes
En una entrevista divulgada este domingo en Caracas por
el diario El Universal, Rodolfo González, miembro del estado
mayor de las FARC y conocido como comandante Raúl, sostuvo
que "hay fases en la guerra en la que se impone actuar con actos de sabotaje",
como las voladuras de puentes, que defendió "para evitar la persecución
del ejército".
Cuando se le cuestionó porque la población
civil colombiana ha sido la más afectada por los recientes atentados
del grupo rebelde, respondió: "No es que ataquemos pueblos, sino
cuarteles de la policía y del ejército, que utilizan a los
civiles de escudo".
Agregó: "Como carecemos de armas inteligentes,
usamos armas caseras. A veces una pipeta (cilindro de gas) no toma la dirección
adecuada, se desvía y causa muertes innecesarias".
Pese a la ofensiva contra las FARC lanzada por las fuerzas
armadas, que en horas recientes abatieron a seis guerrilleros del grupo,
el jefe rebelde afirmó: "ganaremos la guerra".
Esto también a pesar de lo que llamó "la
ofensiva de la ultraderecha con un proyecto fascista", que adjudicó
al candidato Alvaro Uribe, a quien describió como "la expresión
política del paramilitarismo". No obstante, aclaró que las
FARC no consideran a Uribe en este momento como un objetivo militar.
El comandante Raúl aclaró, asimismo,
los vínculos entre las FARC y el gobierno de Hugo Chávez,
asegurando que se limitan a contactos en operaciones humanitarias para
la liberación de venezolanos secuestrados, y a "coincidencias" con
el pensamiento bolivariano, pero estas coincidencias no significan "vínculos
orgánicos".