Sin empleo y con tendencia suicida
En Chimalhuacán, un sujeto se prendió fuego
como protesta por ser despedido
RENE RAMON ALVARADO CORRESPONSAL
Chimalhuacan,
Mex., 1º de marzo. ¿Para qué son esa botella de
alcohol y esos cerillos? "Para encender una antorcha humana", respondió
Melquiades Gutiérrez González a un agente de Gobernación
estatal. Y ante la duda de éste, agregó: "Si usted estuviera
en mi situación, tendría el valor que ahora tengo yo".
Sin más, el hombre se impregnó con el antiséptico
y con un cerillo se prendió fuego a las puertas del palacio municipal
de esta localidad. Es la segunda ocasión, en menos de 15 días,
que Melquiades Gutiérrez atenta contra su vida. Apenas el 15 de
febrero, tras crucificarse amarrado a unos maderos, intentó cortarse
las venas de las muñecas con una navaja de rasurar.
Al igual que ahora, la rápida intervención
de la policía evitó que ocurriera una desgracia. Pese a ello
insiste: "Estoy dispuesto a dar mi vida, volvería a prenderle fuego
a mi cuerpo si no se me hace justicia". Su exigencia es una: ser reinstalado
en su puesto de auxiliar bibliotecario del ayuntamiento de Chimalhuacán,
de donde fue despedido "de manera injustificada" en enero pasado.
Expone que los mil 600 pesos que ganaba al mes los necesita
para pagar los estudios de sus tres hijos. El es de los cientos ?¿miles??
de personas de escasos recursos que llegaron a vivir aquí cuando
Guadalupe Buendía Torres, La Loba, fraccionó gran
parte de la zona baja de Chimalhuacán.
Durante dos décadas trabajó como chofer,
pero ya no puede manejar por problemas en la espina dorsal. Desesperado
ante la situación económica buscó futuro vendiendo
tacos. "Pero es el oficio con más competencia en las calles polvorientas
de Chimalhuacán, y me llevaron a la quiebra", dice.
Refiere que en los últimos meses la dieta de su
familia consta de tortillas, frijoles, arroz y huevo, pues con los mil
600 pesos que le pagaban en el gobierno priísta de Chimalhuacán
tenía que destinar 50 diarios a su hija Ocotlán Gutiérrez
Cárcamo, quien cursa el primer semestre en la Facultad de Ingeniería
de la UNAM.
También tiene que sostener los estudios de Alicia,
la más pequeña, quien apenas entró a la secundaria.
De Javier, su único hijo varón, señala: "Lo tuve que
sacar de la preparatoria porque el dinero no alcanza. Ahora trabaja de
obrero en una fábrica de veladoras, pero tiene la esperanza de regresar
a la escuela y concluir sus estudios, para que no sufra lo que hoy sufre;
yo no tuve estudios".
Como el dinero es insuficiente, su esposa Yolanda Cárcamo
Mora lo apoya en el sustento de la familia. Durante parte del día
recorre infinidad de casas esperando que alguna vecina le compre los productos
domésticos que comercializa para obtener algún ingreso.
Sin embargo, desde hace un mes la situación económica
de Melquiades y
compañía parece que tocó fondo. El
gobierno de Chimalhuacán lo despidió junto con otros 100
trabajadores municipales. El argumento que expuso a la prensa el alcalde
Jesús Tolentino Román Bojórquez fue que los ceses
obedecieron a la situación financiera por la que atraviesa su administración.
Pero para los trabajadores no hubo explicación,
sólo un "¡entrega tu gafete, que estás dado de baja!"
Melquiades Gutiérrez insiste en que su despido fue injustificado.
"Se violó el artículo 94 de la Ley de los Servidores Públicos.
Se nos corrió por los conflictos que el alcalde tiene con el regidor
perredista Jorge González", asegura.
Las quemaduras
Ahora apenas puede caminar. Las quemaduras le afectaron
las piernas, un tobillo, el brazo izquierdo y el abdomen. De acuerdo con
el parte médico, las lesiones fueron de primer grado, por lo que
fue dado de alta en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro
Social a la que había sido trasladado.
Reconoce que gracias a policías municipales y tres
agentes de Gobernación mexiquense su situación no es peor.
"Al principio no sabían cómo apagarme, me dieron muchos golpes.
Ya después fue con una chamarra como sofocaron el fuego", narra
mientras saca de una bolsa negra su ropa abrasada.