Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 24 de febrero de 2002
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Espectáculos

El quinteto deleitó a colegialas en el Auditorio Nacional

Más que compararse con Mecano, La Oreja de Van Gogh quiere ser normal

ARTURO CRUZ BARCENAS

El quinteto español La Oreja de Van Gogh ofreció dos conciertos en el Auditorio Nacional -el viernes y ayer-, ante llenos totales y un público heterogéneo, desde niños de brazos hasta ancianos, quienes corearon las canciones de sus dos únicos discos, Dile al sol y El viaje a Copperpot, de los que se han vendido más de 2 millones de copias y por los cuales han ganado el Grammy Europa.

Con cinco años de carrera, han sido mal comparados con sus paisanos de Mecano (nada que ver), pero aún no logran dar el brinco en las letras y relatar historias épicas, dramáticas, como Cruz de navajas o Te busqué.

Porque si algo predomina en las composiciones de los Orejas es un candor y el ambiente de los primeros amores, de los primeros besos, de las primeras citas, de los primeros escarceos, de los primeros enojos de pareja.

Se comienza y se acaba igual, de manera espontánea, como en el tema Los amantes del círculo polar: "Siento que el viejo cuento aquel/ no tenga el final que imaginé/ siento no poder hoy escribir/ esta triste canción y dártela a ti".

Son las letras de cuando se agarra por primera vez la guitarra, encerrado en un cuarto, y se compone una pieza para la novia de manita sudada.

La voz de Amaia Montero es imitable, sobre todo por el público adolescente que en gran medida llegó al Auditorio Nacional.

Para muchos de esos asistentes menudos ese fue su primer concierto.

En las primeras filas, grupos de colegialas de secundaria brincaban dando rienda suelta a su histiamina y al afán gregario de sentirse parte de un conglomerado igualitario. Verse en el otro y sentirse igual en gustos justifica o hace menos pesada la culpa del no saber si lo de enfrente está bien o no.

De hecho se parecen en demasía a Amaia, pues bailan con libertad, sin coreografías estudiadas.

Amaia se mueve como Dios le da a entender. Hasta diríase que hay un abuso de naturalidad. No es la postura que busca lo atípico como look. Quieren ser normales, sinceros o netos. Así lo dijeron en entrevista a este medio.

Para que la gente los recuerde

No buscan cosas profundas o trascendentes, sino que esperan que algún día la gente, cualquiera de nosotros, en una circunstancia de las que la vida depara en el momento menos esperado, venga a la mente una de sus tonadas y se comente: "ƑTe acuerdas de esa canción? ƑNo es de La Oreja de Van Gogh?"

Las conferencias son soporíferas, pues insisten en que no se la creen. Es decir, su génesis carece de la mercadotecnia propia de muchas agrupaciones.

Un día se reunieron para cantar y tocar guitarra. De repente ya estaban en un escenario, con un disco exitoso. Saben, eso sí, que el pop en el que se mueven es el género de música popular que trasmina todas las clases sociales y todas las edades.

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