Las guerrillas provocaron más de 60 bajas
en los últimos días a paramilitares de derecha
Descarta Andrés Pastrana la posible internacionalización
de la guerra
Desaparece la candidata presidencial Ingrid Betancourt;
viajaba por tierra a ex zona de despeje
Sicosis en Colombia por versiones de envenenamiento
del agua potable como represalia rebelde
AFP, DPA Y REUTERS
San Vicente del Caguan, 23 de febrero. El presidente
Andrés Pastrana reiteró hoy sus acusaciones sobre terrorismo
y narcotráfico contra la insurgencia y las razones que tuvo para
terminar el proceso de paz, en el contexto de una visita que efectuó
hoy a San Vicente del Caguán, po-blado que fue el centro de la antigua
zona de distensión.
Esto ocurría al tiempo que la comandancia del ejército
retomaba oficialmente el mando del Batallón Cazadores cerca de este
poblado, mientras las guerrillas provocaron a los paramilitares de extrema
de-recha más de 60 bajas en los pasados días, en combates
en los de-partamentos de Putumayo, Valle del Cauca y Norte de Santander.
Mientras,
el gobierno colombiano dijo hoy que se desconoce el paradero de la candidata
presidencial independiente Ingrid Betancourt, quien pretendía ingresar
por tierra a la ex zona de distensión.
"La doctora Betancourt, desatendiendo recomendaciones
(formuladas por las autoridades), decidió continuar hacia San Vicente
del Caguán, en compañía de dos periodistas extranjeros
y Clara Rojas (dirigente de su campaña proselitista), sin que hasta
el momento se conozca de su paradero", señaló un comunicado
del gobierno.
Pastrana arribó al mediodía aquí,
efectuó un recorrido por las calles, se reunió con autoridades
civiles locales y presidió la entrega oficial del Batallón
Cazadores al ejército.
Descartó una posible internacionalización
del conflicto, al señalar que se mantiene en contacto telefónico
con sus pares de Perú, Ecuador y Venezuela, y agregó que
to-dos esos países han tomado medidas en la frontera para evitar
desplazamientos de insurgentes.
Los militares habían retomado antes la base al
mando del comandante del ejército, general Jorge Mora Rangel, desalojada
hace tres años, cuando el gobierno decretó la zona de distensión
para realizar allí las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC).
"Las tropas no volverán a salir de este batallón",
pues están de regreso en "su casa", afirmó Mora al pa-sar
revista a las unidades militares destacadas allí durante el ensayo
previo a la llegada del presidente, donde pidió a los soldados "mucha
energía y convicción" en todos los actos a partir de este
momento.
Reitera el presidente acusaciones
La televisión mostró el momento en que un
soldado retiraba la bandera y símbolos de la guerrilla, pisoteando
el pendón insurgente y arrojándolo a un bote de basura ante
el aplauso de sus compañeros. "Ese es un símbolo de la ilegalidad,
por eso lo quitamos", explicó.
En ese marco, el presidente volvió a responsabilizar
a las FARC del rompimiento del diálogo ante los ataques "terroristas"
que minaron las posibilidades de seguir buscándole solución
al conflicto armado más antiguo de América Latina.
"Ni el gobierno ni los colombianos incumplimos la palabra.
Fueron las FARC las que después del 20 de enero escalaron el conflicto
con 117 atentados terroristas, luego de que firmamos un documento que nos
llevaría al desescalamiento de la confrontación", a lo que
se sumó luego el secuestro del avión con 30 pasajeros y del
presidente de la Comisión de Paz del Senado, Jorge Gechem.
Aseveró que con tales atentados fue la guerrilla
la que precipitó el fin del proceso pacificador "dejando de nuevo
vacía la silla de la negociación", en alusión a que
el máximo líder rebelde, Manuel Ma-rulanda Vélez,
Tirofijo, no asistió el 7 de enero de 1999 al acto que formalizó
el comienzo del ahora frustrado plan de reconciliación.
Tras señalar que en cambio los colombianos pudieron
ver que el presidente "nunca se levantó de la silla de la paz",
Pastrana insistió en que la oleada de atentados rebeldes fue en
detrimento de la población civil, con asesinatos de mujeres y niños,
y destruyendo la infraestructura energética y petrolera.
Afirmó que hubo algo peor, lo que "nunca nos habíamos
imaginado, que se atacara el elemento fundamental del ser humano como es
el agua", en referencia al sabotaje del 20 de enero contra el acueducto
que alimenta Santafé de Bogotá.
Pero al margen de esa alusión, este día
autoridades municipales en la capital del país informaron que una
sustancia tóxica fue detectada el viernes en el acueducto de Pitalito,
al sur de Colombia.
La noticia causó inquietud en la población,
en medio de la incertidumbre de si se trataría de un accidente o
una acción criminal derivada de la ruptura del diálogo de
paz entre gobierno e insurgencia.
La empresa de agua potable, luego de detectar el problema
en el acueducto en Huila, decidió suspender el suministro a la población
de unos 70 mil habitantes mientras se investiga la contaminación.
Otros reportes señalaron que hu-bo amenazas telefónicas
sobre en-venenamiento del agua en municipios de Caquetá, que abarcaban
gran parte de la ex zona de despeje.
El gobierno, abierto al diálogo
Por otra parte, Pastrana reiteró que se mantiene
abierto al diálogo y que siempre ha considerado que esa es la vía
para hacer la paz, por lo que advirtió que en el momento en que
las FARC tomen la decisión de de-jar el terrorismo, de combatir
el narcotráfico y de convertirse en un grupo insurgente que busque
una solución política al conflicto, entonces se podrá
comenzar a negociar.
Aunque la aviación militar informó que desde
el jueves último bombardeó más de 74 blancos de las
FARC en selvas, montañas y sabanas del Caguán, destruyendo
infraestructuras para procesar drogas, pistas clandestinas y carreteras,
depósitos de armas, vehículos y campamentos rebeldes, lo
cierto es que la prensa no ha tenido acceso a la zona, por lo que no hay
forma de verificar lo ocurrido; tampoco se sabe de bajas rebeldes o militares.
Existen versiones de tres civiles muertos y otros cuatro
heridos. En cambio, se han reportado combates de las FARC y el Ejército
de Liberación Nacional con los paramilitares, a los que han causado
en los pasados días más de 60 bajas, a decir de la Defensoría
del Pueblo y otras autoridades regionales.
Por ejemplo, en el caserío La Ga-barra los paramilitares
sufrieron 16 muertos y cuatro heridos, perdieron otros 14 efectivos en
una aldea del municipio La Hormiga, y otros 25 cayeron abatidos entre martes
y jueves en una zona rural de Dagua.