Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 24 de febrero de 2002
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Política
Foro Social de Porto Alegre, una alternativa contra la ofensiva militarista de EU

El neoliberalismo de guerra, una amenaza mundial

El zapatismo aporta fundamentos para cambiar la estructura internacional: especialistas

ROBERTO GARDUÑO

La diversidad de ideologías y movimientos sociales que participaron en el Foro Social de Porto Alegre "descubrieron" que la única forma de enfrentar a la maquinaria del neoliberalismo de guerra de Estados Unidos es la tolerancia entre las distintas corrientes de la izquierda política. Del recuento de aquel cónclave popular celebrado en Brasil semanas atrás, algunos de los asistentes mexicanos señalaron que el zapatismo aporta fundamentos para cambiar la estructura internacional.

En la continuación de las conferencias organizadas por La Jornada y Casa Lamm, Pablo González Casanova, Ana Esther Ceceña, Luis Hernández Navarro, Aldo Sánchez y Héctor de la Cueva analizaron las principales enseñanzas del segundo Foro Social de Porto Alegre ?el primero se organizó en 1996?, y señalaron la cuenta que se abre para el futuro de los movimientos populares que resisten al neoliberalismo.

El doctor González Casanova planteó la pregunta ¿y después de Porto Alegre qué?, y resaltó la trascendencia del Foro Social:

"Uno de los cambios principales es que el foro de 1996 empezó a generar una lucha contra la globalización neoliberal, y en el actual se dio la lucha contra el neoliberalismo de guerra.

"Ahora el neoliberalismo está dispuesto a defender la apropiación brutal del excedente en el mundo y la acumulación desenfrenada del capital, por la vía de las armas, declarando la guerra a algunos individuos cuyo perfil es considerado por ellos como de gente que no lucha por una ideología, sino que lo hace del lado de los mercenarios, y estos monstruos son denunciados para hacer guerras contra los pueblos ¡Esta es una guerra contra los pueblos pobres del mundo!

"Porto Alegre significa un cambio importante en esta nueva etapa de lucha contra el neoliberalismo de guerra", señaló González Casanova.

El catedrático universitario recordó que aparte de ser un movimiento contra el neoliberalismo de guerra, Porto Alegre también significó la aparición de categorías que habían desaparecido del discurso político, como el capitalismo y el imperialismo.

"También nos dimos cuenta de que había -en Porto Alegre- otros que se estaban acercando, y nosotros no teníamos el derecho de pensar que todos los que se acercaban pretendían cooptar ni lo hacían por intereses personales y miserables, y descubrimos que deberíamos tener una actitud nueva, de no expulsar a la gente, de no exigir una pureza a todo mundo, sino que aquellos que quieran venir con nosotros que vengan y demuestren que están con nosotros."

La reflexión del doctor González Casanova obedece a que en Porto Alegre surgió la necesidad de introducir como norma de conducta el respeto entre las diferentes formas de pensar y considerar el mundo.

La doctora Ana Esther Ceceña introdujo en la conferencia el tema del neoliberalismo de guerra, que ahora se localiza en Colombia, Argentina o el sureste mexicano.

"Estamos en una emergencia, porque la guerra del neoliberalismo no es en Afganistán, es en todo el mundo. En Porto Alegre se incorporó la dimensión de la guerra como principal tema de discusión. Solos ya no podemos, no podemos seguir aislados; debemos tomar una actitud directa y firme contra esta guerra", dijo.

La profesora Ceceña comentó que el segundo Foro de Porto Alegre cobró la magnitud de mundializar los movimientos sociales, porque allí se propuso hablar de las grandes diferencias ideológicas y de acción entre los grupos antineoliberales, y una vez aceptada la realidad poder convivir y tender puentes unos con otros.

"Lo que se expresó en Porto Alegre ?agregó Ceceña? fue en contra del autoritarismo. Se está expresando la mundialización de los movimientos sociales. Hubo una presencia importante de intelectuales, y un grupo de ellos sostuvo que no hay contraposición a la idea de que el intelectual debe estudiar los movimientos desde afuera, porque si no se contamina; al contrario, había una declaración de principios donde se acercaron como parte de estos movimientos. En Porto Alegre queremos la academia que se sabe pensar a sí misma, la que se sabe comprometer en estas luchas".

Luis Hernández Navarro, coordinador de opinión de La Jornada, analizó el contexto internacional que generó Porto Alegre, donde ocurrió el acercamiento de fuerzas y de personalidades que no necesariamente están ubicadas en la izquierda alternativa. "El foro se realizó enmarcado por la lucha en Génova, que marcó un punto de inflexión en las movilizaciones por la liberación y por el hecho de que en esa ciudad tuvo su primer muerto; el segundo elemento de esta característica es el 11 de septiembre, que metió al movimiento contra la globalización en una postura defensiva ante al exacerbado nacionalismo y patrioterismo, además porque los movimientos contra la globalización fueron criminalizados al vinculársele con el terrorismo; el tercer hecho tiene que ver con la situación de Argentina".

El foro, dijo Hernández Navarro, fue un encuentro entre la nueva y la vieja izquierdas, que se dieron a la tarea de debatir, "y quien resume ese encuentro es el dirigente de los jóvenes del Partido Refundación Comunista en Italia, José de Cristóforo, y dice así textualmente: 'descubrimos que no somos autosuficientes, que necesitamos a los demás para crear una izquierda alternativa, abierta a grandes diferencias culturales, porque los comunistas no vamos a cambiar el mundo solos; nuestro punto de referencia no es ni Lenin ni la Tercera Internacional, sino el zapatismo, que no quiere tomar el poder, pero lo pone en cuestión y en concreto y en cada espacio social'. Si algo caracteriza esta segunda fase de Porto Alegre no es solamente la idea de que otro mundo es posible, sino que hay experiencias que lo confirman".

Aldo Sánchez, por su parte, aseguró que los pueblos indígenas tienen una gran potencialidad para construir el nuevo mundo, y para "hacerlo debemos aprender a ser diversos. Vemos con preocupación que las políticas ya no se están diseñando en los estados nacionales; que en México la reforma indígena obedece a un proceso de globalización de la economía, de apropiación de las trasnacionales de los recursos naturales. La globalización atenta contra la lógica de la organización de las comunidades indígenas, porque se tiende a la individualización en contra de los procesos de organización comunitaria; se tiende al desmoronamiento de esas comunidades".

Héctor de la Cueva aseguró que el foro social mundial logró que frente a los ojos del mundo se creara "un contrapeso real a la reunión del foro económico mundial, como un acto que representa un contrapeso efectivo a la lógica de la globalización neoliberal y a la lógica de la ofensiva militarista que viene lanzando Estados Unidos".

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