Foro Social de Porto Alegre, una alternativa
contra la ofensiva militarista de EU
El neoliberalismo de guerra, una amenaza mundial
El zapatismo aporta fundamentos para cambiar la estructura
internacional: especialistas
ROBERTO GARDUÑO
La diversidad de ideologías y movimientos sociales
que participaron en el Foro Social de Porto Alegre "descubrieron" que la
única forma de enfrentar a la maquinaria del neoliberalismo de guerra
de Estados Unidos es la tolerancia entre las distintas corrientes de la
izquierda política. Del recuento de aquel cónclave popular
celebrado en Brasil semanas atrás, algunos de los asistentes mexicanos
señalaron que el zapatismo aporta fundamentos para cambiar la estructura
internacional.
En la continuación de las conferencias organizadas
por La Jornada y Casa Lamm, Pablo González Casanova, Ana
Esther Ceceña, Luis Hernández Navarro, Aldo Sánchez
y Héctor de la Cueva analizaron las principales enseñanzas
del segundo Foro Social de Porto Alegre ?el primero se organizó
en 1996?, y señalaron la cuenta que se abre para el futuro de los
movimientos populares que resisten al neoliberalismo.
El doctor González Casanova planteó la pregunta
¿y después de Porto Alegre qué?, y resaltó
la trascendencia del Foro Social:
"Uno de los cambios principales es que el foro de 1996
empezó a generar una lucha contra la globalización neoliberal,
y en el actual se dio la lucha contra el neoliberalismo de guerra.
"Ahora
el neoliberalismo está dispuesto a defender la apropiación
brutal del excedente en el mundo y la acumulación desenfrenada del
capital, por la vía de las armas, declarando la guerra a algunos
individuos cuyo perfil es considerado por ellos como de gente que no lucha
por una ideología, sino que lo hace del lado de los mercenarios,
y estos monstruos son denunciados para hacer guerras contra los
pueblos ¡Esta es una guerra contra los pueblos pobres del mundo!
"Porto Alegre significa un cambio importante en esta nueva
etapa de lucha contra el neoliberalismo de guerra", señaló
González Casanova.
El catedrático universitario recordó que
aparte de ser un movimiento contra el neoliberalismo de guerra, Porto Alegre
también significó la aparición de categorías
que habían desaparecido del discurso político, como el capitalismo
y el imperialismo.
"También nos dimos cuenta de que había -en
Porto Alegre- otros que se estaban acercando, y nosotros no teníamos
el derecho de pensar que todos los que se acercaban pretendían cooptar
ni lo hacían por intereses personales y miserables, y descubrimos
que deberíamos tener una actitud nueva, de no expulsar a la gente,
de no exigir una pureza a todo mundo, sino que aquellos que quieran venir
con nosotros que vengan y demuestren que están con nosotros."
La reflexión del doctor González Casanova
obedece a que en Porto Alegre surgió la necesidad de introducir
como norma de conducta el respeto entre las diferentes formas de pensar
y considerar el mundo.
La doctora Ana Esther Ceceña introdujo en la conferencia
el tema del neoliberalismo de guerra, que ahora se localiza en Colombia,
Argentina o el sureste mexicano.
"Estamos en una emergencia, porque la guerra del neoliberalismo
no es en Afganistán, es en todo el mundo. En Porto Alegre se incorporó
la dimensión de la guerra como principal tema de discusión.
Solos ya no podemos, no podemos seguir aislados; debemos tomar una actitud
directa y firme contra esta guerra", dijo.
La profesora Ceceña comentó que el segundo
Foro de Porto Alegre cobró la magnitud de mundializar los movimientos
sociales, porque allí se propuso hablar de las grandes diferencias
ideológicas y de acción entre los grupos antineoliberales,
y una vez aceptada la realidad poder convivir y tender puentes unos con
otros.
"Lo que se expresó en Porto Alegre ?agregó
Ceceña? fue en contra del autoritarismo. Se está expresando
la mundialización de los movimientos sociales. Hubo una presencia
importante de intelectuales, y un grupo de ellos sostuvo que no hay contraposición
a la idea de que el intelectual debe estudiar los movimientos desde afuera,
porque si no se contamina; al contrario, había una declaración
de principios donde se acercaron como parte de estos movimientos. En Porto
Alegre queremos la academia que se sabe pensar a sí misma, la que
se sabe comprometer en estas luchas".
Luis Hernández Navarro, coordinador de opinión
de La Jornada, analizó el contexto internacional que generó
Porto Alegre, donde ocurrió el acercamiento de fuerzas y de personalidades
que no necesariamente están ubicadas en la izquierda alternativa.
"El foro se realizó enmarcado por la lucha en Génova, que
marcó un punto de inflexión en las movilizaciones por la
liberación y por el hecho de que en esa ciudad tuvo su primer muerto;
el segundo elemento de esta característica es el 11 de septiembre,
que metió al movimiento contra la globalización en una postura
defensiva ante al exacerbado nacionalismo y patrioterismo, además
porque los movimientos contra la globalización fueron criminalizados
al vinculársele con el terrorismo; el tercer hecho tiene que ver
con la situación de Argentina".
El foro, dijo Hernández Navarro, fue un encuentro
entre la nueva y la vieja izquierdas, que se dieron a la tarea de debatir,
"y quien resume ese encuentro es el dirigente de los jóvenes del
Partido Refundación Comunista en Italia, José de Cristóforo,
y dice así textualmente: 'descubrimos que no somos autosuficientes,
que necesitamos a los demás para crear una izquierda alternativa,
abierta a grandes diferencias culturales, porque los comunistas no vamos
a cambiar el mundo solos; nuestro punto de referencia no es ni Lenin ni
la Tercera Internacional, sino el zapatismo, que no quiere tomar el poder,
pero lo pone en cuestión y en concreto y en cada espacio social'.
Si algo caracteriza esta segunda fase de Porto Alegre no es solamente la
idea de que otro mundo es posible, sino que hay experiencias que lo confirman".
Aldo Sánchez, por su parte, aseguró que
los pueblos indígenas tienen una gran potencialidad para construir
el nuevo mundo, y para "hacerlo debemos aprender a ser diversos. Vemos
con preocupación que las políticas ya no se están
diseñando en los estados nacionales; que en México la reforma
indígena obedece a un proceso de globalización de la economía,
de apropiación de las trasnacionales de los recursos naturales.
La globalización atenta contra la lógica de la organización
de las comunidades indígenas, porque se tiende a la individualización
en contra de los procesos de organización comunitaria; se tiende
al desmoronamiento de esas comunidades".
Héctor de la Cueva aseguró que el foro social
mundial logró que frente a los ojos del mundo se creara "un contrapeso
real a la reunión del foro económico mundial, como un acto
que representa un contrapeso efectivo a la lógica de la globalización
neoliberal y a la lógica de la ofensiva militarista que viene lanzando
Estados Unidos".