''Es el padre de los primeros mestizos'', sostiene
Gonzalo Guerrero es la antítesis de Martín Cortés, dice Eugenio Aguirre
RENATO RAVELO
Gonzalo Guerrero es una clara oposición al personaje de Martín Cortés, producto de una supuesta violación a la Malinche, expresa el escritor Eugenio Aguirre; ''ya no es el conquistador que abre las piernas de las mujeres con la espada o con la lanza, sino el hombre enamorado que nos hace descendientes de un encuentro amoroso''.
La novela sobre el personaje marcado por la historia oficial española como traidor, que luchó del lado de los mayas, la concibió Aguirre hace más de dos décadas para reivindicarlo, pero sobre todo ''reconciliar el hecho de que pertenecemos a dos culturas fundamentales''.
Gonzalo Guerrero (Alfaguara/Instituto Quintanarroense de la Cultura) partió de tres visiones: la de Bernal Díaz del Castillo, la de fray Diego de Landa y la de Antonio Solís, aunque es posible gracias al enfoque de Miguel León-Portilla al verlo como el protagonista de una nueva raza. Así lo explica su autor: ''El es el padre de los primeros mestizos''.
-ƑQué elemento motiva la novela?
-En 1978-79, decido abocarme a escribir esta novela. Hice un rastreo de fuentes documentales para darme la idea más cercana e integral del personaje. Tuve la suerte de encontrarme un trabajo de Carlos Martínez Marín sobre la aculturación tanto en América por parte de los españoles, como de los indígenas llevados a España. Trata el caso de Juliancillo y Mencharejo, así como el de Isabel Moctezuma. En el estudio describe la parte conceptual de este proceso, cómo se explica. Eso me sirvió para definir el carácter del personaje.
-Hay una preocupación particular por el lenguaje en la novela...
-Sí, para escribir este libro me puse a investigar y estudiar el lenguaje náutico del siglo XVI, sobre todo para describir los hechos de mar, cómo eran los barcos, cuáles eran las denominaciones de los componentes. Estudié asimismo a los mayas de esa época, qué les había sucedido, cómo estaba compuesta su organización social, su panteón, sus rituales, sus mitos; toda la parte agrícola y de cacería, cómo están compuestas las diversas naciones mayas, qué animadversiones había entre ellas.
Gestor del mestizaje
-Hay afán reivindicatorio del personaje.
-Para mí es muy importante que Gonzalo Guerrero se defina como el gestor del mestizaje para oponerlo a la figura de Martín Cortés, que ha sido muy difundida en términos peyorativos para la conceptualización de nuestra nacionalidad e identidad. Muchos grandes autores han dicho que descendemos de la supuesta violación de Hernán Cortés sobre la Malinche, y eso nos ha hecho asumirnos, dicen, como unos hijos de la chingada. Y que eso ha determinado una subvaloración racial en los mexicanos, con lo que se justifica una serie de actitudes negativas a las cuales supuestamente somos proclives.
''La oposición de Gonzalo Guerrero a esta visión nos abre la puerta a una concepción digna, honorable, de nuestra identidad. Es asumir, como está comprobado, que los primeros mestizos no son el producto de una violación sino de una relación respetuosa, dentro de un matrimonio legítimo; entonces podremos pensar que nuestro mestizaje tiene un estrato trascendente, elevado.''
-También está presente el elemento maya.
-Es el otro elemento relevante que hemos privilegiado, el análisis de las culturas del altiplano, pero olvidamos que descendemos de los mayas. Es importante atender las fuentes de nuestra concepción étnica.
-Al cambiar la anécdota que utiliza Paz en El laberinto de la soledad, Ƒse modifica automáticamente el supuesto comportamiento acomplejado del mexicano?
-Se cambia radicalmente, porque los descendientes de este personaje pertenecieron a la cúpula, a la aristocracia del mundo maya, y fueron tratados con el rango de príncipes. Se elimina la bastardía, se elimina el componente de violencia que hay con Martín Cortés.
-Se eliminaría, habría que decir...
-Se eliminaría la imposición de una cultura sobre otra. En el momento en que Gonzalo Guerrero decide casarse con la hija del cacique de Chetumal, la dominación se diluye. Ya no es el conquistador que abre las piernas con la lanza o con la espada, sino es el hombre que tiene acceso al seno amoroso de una mujer precisamente por su actitud respetuosa y amorosa. No asumirnos como los bastardos de un hecho violento, sino como los descendientes de un encuentro amoroso.