José Blanco
Sindicatos contra la sociedad
La desarticulación del Estado corporativo ha sido un proceso lentísimo. Después del 68, esa desarticulación dio inicio durante el régimen de Luis Echeverría: la CNC comenzó a vaciarse rápidamente de significado social y político efectivo; la CTM y el Congreso del Trabajo comenzaron a ser severamente cuestionados (recuérdense los movimientos de los electricistas de Rafael Galván y de los trabajadores nucleares); los empresarios comenzaron a sacudirse el control corporativo que los mantenía maniatados en las jaulas que eran entonces las cámaras empresariales, y lograron reformar diversas disposiciones legales de tales instituciones y crear otras propias (la Coparmex, por ejemplo).
La merma de los lazos corporativos ha avanzado desde entonces a paso torpe de tortuga. Aquel 2 de julio el pilar y cimiento fundamental del sistema corporativo fue derribado por las urnas, pero numerosos y poderosos contrafuertes del edificio corporativo superviven y aparecen como blindados aglomerados políticos dispuestos a supervivir, cueste lo que cueste: a balazos conseguimos el poder -dijo un día Fidel Velázquez-, y sólo a balazos nos sacarán de él. Esos contrafuertes -hoy inútiles mastodontes contrarios al interés y al futuro de la sociedad mexicana- están conformados por los grandes sindicatos nacionales.
Como era previsible, derruido el pilar del presidencialismo priísta, van haciéndose mucho más visibles a la sociedad tales mastodontes, que tampoco representan, genuinamente, el interés de sus propios agremiados. En las últimas semanas, uno a uno, han emergido a la visibilidad pública, a propósito de graves obstáculos para avanzar en la solución de grandes problemas nacionales.
Ahí saltó el sindicato petrolero -con una negra historia de corrupción y de delincuencia diversa- como eficaz intermediario en el uso de los recursos del Estado -de la sociedad, en última instancia- para la reproducción del poder corporativo. šCuántas veces habrá ocurrido el presunto delito hoy investigado, de robar los dineros de la paraestatal, pasarlos por el sindicato y entregarlos al PRI para financiar los métodos "electorales" que por años utilizaron los priístas! Ello a cambio de sostener a las cúpulas dominantes del sindicato y darles acceso a las canonjías consabidas en el Congreso de la Unión y permisos para toda clase de negocios personales de los "dirigentes".
Por allá brincó el sindicato de los profesores (SNTE), esta vez como obstáculo infranqueable a la creación de una institución de evaluación educativa que hoy requiere el país como el oxígeno. Ya conoce la sociedad los datos (escondidos) de los niveles de calidad paupérrima de los alumnos de la primaria y la secundaria. El país no puede ir a ninguna parte, a ninguna, con una sociedad sin educación, que es lo que ese desastre educativo representa. Es de necesidad imperiosa fijar metas educativas concretas que señalen específicamente cuáles son los conocimientos que deben alcanzar los niños en cada nivel educativo, y que la sociedad se entere con toda claridad si tales metas se alcanzan o no, y por qué no, y proceder a corregir lo necesario. Para ello es menester una instancia de evaluación cierta. Pero el sindicato no la quiere (por supuesto, hará un discurso que dirá sí, pero bla, bla, bla). Para nadie es un secreto que el SNTE continúa siendo el propietario absoluto del proceso educativo, es decir, del espacio y medio de la construcción del futuro de la nación.
El SNTE ha sido un férreo medio de control en el mantenimiento del poder corporativo. Es el mayor sindicato de América Latina. Vaya que ha sido pieza clave del sostén de los gobiernos priístas. Carga, como el de los petroleros, con una historia negra de corrupción y caciquismo. šCuánto habrá "cooperado" el SNTE en la maquinaria electoral priísta, con recursos pecuniarios, con movilizaciones, con votos, con la apropiación -al menos parcial- de las mentes de los niños! Todo a cambio de las consabidas canonjías a las cúpulas dominantes: subsecretarías de la SEP, curules en el Congreso y cuánto más. Ahí está ahora la maestra tratando de ser parte de la apropiación de lo que queda del PRI.
Más allá, rebotó el sindicato de electricistas. Otra historia negra de corrupción, caciquismo y control corporativo. Los beneficiarios crecientes de una empresa šen liquidación! permanente. Los únicos autorizados a utilizar diablitos institucionalizados. Los que han sido parte central de los obstáculos a la modernización del sector eléctrico. Los que apoyados por el gobierno aplastaron la única alternativa de modernización y democratización habida, impulsada por Rafael Galván. Todo a cambio de las mismas canonjías consabidas.
La desarticulación del Estado corporativo ha sido lenta porque no ha habido acuerdo sobre la reforma del Estado. Cuando lo haya, debe pasar por la reforma profunda de las riendas del control corporativo sindical. Ť