Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 3 de febrero de 2002
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Sociedad y Justicia

Ť Viajeros estadunidenses o europeos son canalizados sin dificultad a los aviones

Pasajeros de aspecto latinoamericano sufren vejatorias revisiones en el aeropuerto capitalino

Ť Deben descalzarse y sus pertenencias son revueltas, además de tener que someterse a un detector de metales Ť Son disposiciones internacionales, justifican empleados

Falta de criterio, indisciplina, prisas y burocratismo afectan a los pasajeros que van a abordar vuelos, sobre todo de rutas internacionales, ya que antes de hacerlo sufren vejaciones, menosprecio y discriminación por parte de los cuerpos de seguridad privada que frente a los túneles de contacto llevan a cabo las últimas revisiones obligatorias de seguridad impuestas por las autoridades del aeropuerto de la ciudad de México.

En términos generales, los directivos o voceros de las aerolíneas que operan en la terminal aérea metropolitana no dan la cara para hablar del problema. Algunos empleados justifican los hechos diciendo: ''A todos los pasajeros los tratamos por aeropuerto_revision_s02cigual, no hay preferencias; usamos un criterio amplio para revisar a los pasajeros antes de que aborden el avión; nada ganamos con dejar de revisar a unos y a otros no, pues exponemos la seguridad; sí hay prisa para que el pasaje aborde los vuelos, pero somos parejos con todos, salvo excepciones de inválidos, niños y mujeres embarazadas''.

En Aeroméxico y en Mexicana de Aviación se hizo saber, en la primera línea, que el director general, Alfonso Pasquel Bárcenas, ''no se encuentra en México'', y en la segunda, el vocero oficial no trabajaba ayer en el aeropuerto. En las empresas extranjeras simple y sencillamente se manifestó que todas las medidas de seguridad ''son acatadas al pie de la letra de acuerdo con las disposiciones internacionales, y no hay discriminación con ningún pasajero''.

Sin embargo, en un recorrido por las salas de última espera, frente a los túneles de abordar los aviones se pudo observar que muchos pasajeros extranjeros -preferentemente estadunidenses y europeos- son canalizados al interior de los aviones sin mayores contratiempos. De manera superficial se revisan sus maletas de mano, casi a ninguno se le pide descalzarse, aunque a los demás se les revisa con aparatos detectores de metales.

En la terminal aérea, en especial en las salas de última espera y en los puntos de contacto o de abordaje, existen grupos de cuatro, cinco y hasta seis elementos de seguridad privada de las aerolíneas, quienes portan uniformes de color azul marino, camisas blancas y corbatas rojas. Otros están vestidos con pantalones azul cielo, camisas blancas y gorras tipo militar. Todos portan gafetes de identificación y aparatos electrónicos detectores de metales.

Se muestran incómodos al sentir que están siendo observados mientras trabajan. Su actuación revela que mientras a los extranjeros los revisan con cierta ligereza y con sonrisas, a los mexicanos, centroamericanos y sudamericanos los tratan con mayor reserva y esculcan en sus equipajes de mano todo lo que pueden; no a la totalidad les piden quitarse los zapatos, pero sí a un buen número de ellos, sobre todo a los varones, en especial a aquellos que muestran cabello largo y barba.

La sobrevigilancia, menosprecio y discriminación comienzan con los elementos de inteligencia de la Policía Federal Preventiva (PFP), que están a la caza de indocumentados y a todos los ''morenitos'' los precalifican de posibles ilegales.

Cuando los ''sospechosos'' llegan a las puertas de los túneles, los guardias privados se exceden en sus revisiones corporales y de equipajes. Los tratan secamente y no se inmutan ante las sonrisas nerviosas de los pasajeros. A muchos de ellos se les pide quitarse los zapatos, aun siendo mujeres con calzado de piso. Llama la atención que a estas personas se les recogen cortauñas, pilas de sus cámaras y cualquier objeto metálico que pudieran ''usar como arma a bordo del avión''.

De todo lo anterior están enteradas las autoridades de la terminal aérea capitalina y de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), sin embargo, se muestran indiferentes ante cualquier manifestación de protesta y se concretan a puntualizar que las medidas de seguridad fueron impuestas desde Estados Unidos y a nivel internacional, no sólo en México, y que tienen que acatarse, porque va de por medio la seguridad de los pasajeros y las aeronaves mismas, por lo que no puede haber excepciones de ninguna índole. Finalmente, ni empleados ni funcionarios reconocieron que existan actitudes discriminatorias.

 

TRIUNFO ELIZALDE

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