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Ť Carlos Medina Plascencia, gallo del Presidente;
Luis Felipe Bravo Mena, del Jefe Diego
La pugna Fox-Fernández de Cevallos subyace en
la lucha por la dirigencia nacional panista
Ť Comienza el proceso interno del blanquiazul;
la meta, reforzar su base electoral hacia 2003
GEORGINA SALDIERNA Y JUAN MANUEL VENEGAS
Alejado del foxismo y de quienes se beneficiaron de él,
así como en la incertidumbre que le causa ser el partido que "llevó
a Vicente Fox a las puertas de Palacio, pero se quedó afuera", Acción
Nacional ha comenzado el proceso para renovar la dirigencia con la obligación
inmediata de definir su relación con el Ejecutivo Federal y reforzar
su base electoral con miras a 2003, tratando de que el efecto Fox
-o lo que quede de él- se traduzca en la ampliación y consolidación
de su voto duro.
Se verá también si la nueva dirigencia es
capaz de ofrecer la gobernabilidad política que requiere el mandatario
y si, por fin, los liderazgos "que saben ganar elecciones" son capaces
de imponerse al establishment del panismo.
En medio de estas definiciones, habrá facturas
personales que cobrar y pagar. Y el blanco es, sin duda, el todavía
jefe
del blanquiazul, Diego Fernández de Cevallos; incluso, muchos
de los que hoy apoyan a Carlos Medina Plascencia para suceder a Luis Felipe
Bravo Mena ven en el eventual triunfo del guanajuatense la posibilidad
de dar su carta de retiro al ex candidato presidencial... aunque sea temporal,
pues no faltan los panistas que se dicen hartos de la influencia del barbado
tlatoani.
No deja de existir el riesgo -para ellos- de que Fernández
de Cevallos y su candidato Bravo Mena se impongan en marzo y con ello se
fortalezca la figura del senador, con doble efecto: mantener el control
del partido y enviar la señal de que -nuevamente- ganó la
partida a Fox Quesada.
Y todo porque, si bien muchos coinciden en que el mandatario
se abstendrá de involucrarse en el proceso, la aparición
de gente de su gabinete en el equipo de campaña de Medina sugiere
que Fox está más inclinado por la candidatura de su paisano.
Vamos por el menos malo
Bravo
Mena ha desarrollado su vida política en el estado de México,
donde fue candidato a la presidencia municipal de Naucalpan en 1990 y a
la gubernatura en 1993. En 1988 se desempeñó como asesor
de la campaña presidencial de Manuel J. Clouthier y previamente
hizo análisis político para la Confederación Patronal
de la República Mexicana (Coparmex) y el Consejo Coordinador Empresarial,
además de haber participado en Desarrollo Humano Integral y Acción
Ciudadana, organización identificada con la derecha más recalcitrante.
Sobre la llegada de estos "teóricos del empresariado",
baste recordar las encendidas protestas del fallecido José Angel
Conchello, quien atribuía a gente como Bravo Mena la pretensión
de querer adueñarse del partido, para "llevarlo a la derechización".
Sin embargo, y a pesar de la muerte de su mentor político
(Clouthier), Bravo Mena se consolidó dentro de las filas panistas,
al grado de que por su trabajo legislativo y en las fundaciones Rafael
Preciado Hernández y Miguel Estrada, a finales de la década
pasada -ya enfilado hacia la presidencia nacional panista-, una de las
ideas que más propagó para consolidar su candidatura fue
que se había convertido "en uno de los nuevos ideólogos del
partido".
A tres años de haber derrotado ampliamente a Ricardo
García Cervantes, hoy Bravo Mena busca relegirse en el cargo y,
para lograrlo, recurre a quienes desde la presidencia de Luis H. Alvarez
dominan el espectro blanquiazul: el propio Alvarez y Diego Fernández
de Cevallos. Con ellos, algunos de sus más conspicuos discípulos:
Antonio Lozano Gracia -de vuelta a la actividad partidista tras los escándalos
que protagonizó como procurador general de la República-,
el gobernador de Querétaro, Ignacio Loyola, y Armando Salinas Torre.
Aclarado el panorama, el coordinador de los diputados
federales de Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa, ha
manifestado que llegado el momento su voto en el consejo nacional se inclinará
hacia Bravo Mena. Y es de pesar el ánimo del ex líder nacional,
tanto por su formación netamente apegada a la doctrina panista -de
los pocos que están en la palestra y lo pueden presumir- como por
el grupo político que ha ido consolidando desde que Carlos Castillo
Peraza lo encumbró a la dirigencia partidista.
No es que Calderón simpatice mucho con Bravo Mena,
sino que al compararlo con Medina su conclusión es sencilla, pero
contundente: de los dos, hay que ir con el menos malo.
Medina y el aparente apoyo de Fox
Ex gobernador interino de Guanajuato, para muchos beneficiario
de una de las concertacesiones entre el PAN y Carlos Salinas de
Gortari, el empresario y ex corredor de autos Carlos Medina Plascencia
cuenta para su campaña por la presidencia panista con el apoyo de
destacados integrantes del gabinete presidencial: Rodolfo Elizondo, vocero
presidencial; Francisco Barrio Terrazas, secretario de la Contraloría;
Alberto Cárdenas, titular de la Comisión de Bosques, y Ernesto
Ruffo, comisionado presidencial para la Frontera Norte.
Juegan en la misma pista la mayoría de los senadores,
inconformes con la coordinación de Fernández de Cevallos,
y varios diputados confrontados con Calderón Hinojosa.
A finales de noviembre dio a conocer públicamente
su interés por buscar la dirigencia, aunque se sabía de sus
pretensiones y de las múltiples reuniones que para entonces había
sostenido con integrantes del consejo nacional, el organismo panista de
270 militantes encargado de elegir al jefe partidista en marzo próximo.
Medina Plascencia pertenece a la generación de
empresarios que llegaron al PAN tras la nacionalización de la banca;
los llamados "bárbaros del norte", entre los que se encuentran Francisco
Barrio, Rodolfo Elizondo, Fernando Canales Clariond, Manuel J. Clouthier
y Vicente Fox.
Por la integración de los grupos que respaldan
sus candidaturas y los diferendos que se han registrado entre el PAN y
el jefe del Ejecutivo, en corrillos del blanquiazul se acepta que
la primera percepción de la contienda es que detrás de los
candidatos hay una disputa paralela: la de Vicente Fox Quesada y Diego
Fernández de Cevallos.
Y si los equipos de campaña tanto de Medina como
de Bravo Mena se han apresurado a señalar que el presidente Fox
no se meterá en el proceso interno, lo cierto es que la eventual
victoria del ex gobernador de Guanajuato le restará fuerza política
al senador Fernández, e incluso podría ocasionar su salida
de la coordinación de los senadores.
Todo porque, de acuerdo con los estatutos del PAN, corresponde
al líder nacional el nombramiento de los coordinadores parlamentarios
y, sabidas las diferencias con Medina -que al comenzar esta Legislatura
contaba con la simpatía de la mayoría de los senadores para
ocupar la coordinación-, difícilmente Fernández de
Cevallos se mantendría en el cargo. Conociendo a Diego -comentan
algunos-, él mismo se adelantaría a poner su puesto a disposición
de la nueva dirigencia. Con ello se fortalecería la presencia de
Vicente Fox en su partido.
Críticas a Bravo Mena
La disputa adelantada por la dirigencia nacional del PAN
se ha caracterizado por las críticas y severos señalamientos
a la gestión del actual presidente de los blanquiazules.
El tono de las acusaciones permite vislumbrar la feroz lucha que se está
dando por los espacios de poder.
El senador Jesús Galván señala que
durante la presidencia de Luis Felipe Bravo Mena se han logrado cosas muy
importantes que están a la vista, sin embargo ha dejado tareas sin
hacer o las ha hecho de manera deficiente. Destaca que, por ejemplo, permitió
la marginación del PAN en la integración del gabinete.
El partido -de acuerdo con el legislador- no fue factor
importante en el establecimiento de programas de gobierno. Eso es responsabilidad
de Bravo Mena, subraya.
Molesto, señala que "no se vale que el partido
juegue el papel del guardián que lleva al Presidente hasta las puertas
de Palacio y se quede afuera".
Tal parece que la satisfacción de haber ganado
en 2000 le ha impedido asumir el papel que le corresponde como impulsor
de los cambios que necesita el país, agrega. Concretamente, precisa,
el PAN debió encabezar los esfuerzos para consolidar la transición
democrática, pero no lo hizo.
Si "equiparamos la situación con un equipo de futbol,
no sólo hay que pasar de la segunda a la primera división,
sino que es necesario jugar bien en la primera y ganar, pues de lo contrario
se corre el riesgo de volver a la segunda", explicó.
Galván advierte que el PAN puede regresar a esa
división en las elecciones de 2003. El riesgo está latente,
independientemente de quién gane, aunque sería menor si no
fuera Luis Felipe Bravo Mena, subraya.
Políticas nuevas
Para el senador Ramón Corral, el actual dirigente
del panismo ha tenido logros importantes, como haber ganado la Presidencia
de la República, pero ahora que Acción Nacional es partido
en el gobierno se necesitan políticas nuevas.
Simpatizante de la candidatura de Carlos Medina Plascencia,
aclara que no está contra el actual jefe nacional; sin embargo,
los nuevos tiempos y las nuevas condiciones del partido hacen necesario
un cambio en la dirigencia.
Desestima que sea necesaria la relección de Bravo
Mena para consolidar el cambio del estatuto, como han señalado simpatizantes
del dirigente, y puntualiza además, que la modificación estatutaria
no fue impulsada únicamente por el presidente del albiazul,
sino por todos los panistas.
Frente a las críticas contra el dirigente nacional,
algunos consejeros han salido en su defensa, como la senadora Cecilia Romero,
quien señala que durante la actual gestión Acción
Nacional ha podido transitar de la oposición a ser un instituto
político en el gobierno. Y, por añadidura, explica, ese cambio
se ha vivido de manera ordenada e institucional.
Como presidente del PAN, agrega, Luis Felipe Bravo Mena
es susceptible de críticas y de cometer equivocaciones; sin embargo,
considera, es la persona adecuada para culminar el tránsito de la
oposición al poder. Recuerda en este sentido que acuñó
la figura de la "vinculación democrática", como el tipo de
relación que debe existir entre el PAN y el gobierno. Para vivir
esa vinculación y perfeccionar esa relación, estima que Bravo
Mena debe relegirse.
El diputado Armando Salinas considera que Bravo Mena se
ha desempeñado extraordinariamente bien.
Y expone lo que, a su entender, es de los grandes logros
del dirigente: "Alguien que tiene que ver diariamente con Felipe Calderón
y Diego Fernández de Cevallos y puede tenerlos en orden ¡merece
todos mis respetos!", concluye.