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ASTILLERO
Julio Hernández López
URGIDO DE PECES GORDOS que le permitan recuperar el peso político perdido, el presidente Vicente Fox está llenando su refrigerador de ejemplares por encima de su capacidad natural de ingestión. De un golpe, luego de un año de intencional ayuno, tiene en la antecocina ni más ni menos que al pececillo mandilón y achaparrado conocido en las aguas tricolores como Pancho, al escurridizo rey sindical de los mares enchapopotados, Pemex Deschampus, y a la especie salina norteña científicamente llamada Montemayor Corruptus.
EL PROYECTO DE FESTIN gastronómico ha provocado de inmediato las protestas de las organizaciones (ya) no gubernamentales que defienden los derechos de los peces gordos. Alegan -y en eso tienen razón- que el hombre que pesca con botas, y no con redes o anzuelos, debería revisar sus manos en materia de financiamiento de campañas antes de lanzar primeras piedras oleaginosas. Aseguran que, por ejemplo, en el acuario guanajuatense llamado Congelados San José existen suficientes muestras como para que el apetito justiciero se cebe, y que la historia contable de la empresa electoral de 2000 tiene suficientes puntos para que allí se serenen los ánimos moralizantes del pez espada mayor y del pez hacha contralora. Ello, sin entrar a aguas profundas, oscuras, negras, de burbujeo constante, que se constituyeron en La chispa de la campaña.
A NOMBRE DE LAS O(YA)NG, han destacado en el duelo plañidero las incansables activistas Betty (que no quiere ver tras redes, rejas o paredes a quien fue su jefe) y Dulce María (especializada en el estudio de los saurios, a quien tocaría haber tenido pecadoramente parte de la pata financiera de la vaca de campaña que dicen fue matada), y el hombre que con sus señas y gestos ha marcado el camino de la redención política, Beto Roque, quien jura y perjura que el súbito gusto zorruno (Ƒo debe decirse foxuno?) por los restaurantes de pescados y mariscos se debe a los enojos y malpasadas sufridas en la Fonda San Lázaro y el Cafetín Xicoténcatl, donde los meseros de uniforme de tres colores se negaron a servirle el delicado platillo llamado reforma fiscal.
EL DESATADO APETITO presidencial corre el riesgo, sin embargo, de provocar empacho si las piezas no son engullidas ordenadamente o de esparcir malos olores en caso de que sean mantenidas demasiado tiempo en el congelador. Si la receta confeccionada en Los Pinos tiene éxito al usar los ingredientes sindicato petrolero-director de Pemex-finanzas del candidato presidencial del PRI, entonces el chef deberá prepararse para añadir el toque maestro, es decir, a quien en esas fechas era jefe político del PRI y de las instituciones de gobierno, Ernesto Zedillo Ponce de León.
SEA O NO PUESTO EN LA sartén oficial, el arpón ha tocado el cuerpo especialmente escurridizo del pezedillo, quien hasta ahora había tenido la notable suerte complicitaria de colar a algunos de sus compañeros de nado en lugares importantes del barco pesquero (pintado superficialmente de azul y blanco) e incluso de ser señalado en ámbitos extranjeros como constructor de la democracia y salvador de economías, a grado tal que empresas trasnacionales y organismos internacionales le han dado chambas suficientes para que les siga sirviendo ahora que ya no tiene la banda tricolor cruzándole el pecho.
RESULTA INTERESANTE VER la manera en que esa especie en peligro de extinción, la de los ex presidentes (y un fallido aspirante sinaloense al club), está siendo movida por las botas impermeables en las aguas dulces o saladas. Respecto al tiburón de Tlatelolco, por ejemplo, se siguen acumulando evidencias de sus ataques asesinos, tanto en la Plaza de las Tres Culturas, en el 68, como en la avenida San Cosme, un jueves de Corpus. Hay versiones, escuchadas por limpiaplatos y pinches (es decir, ayudantes de cocina) de que el Gran Jefe Bota de Charol estaría pensando en dar caza al depredador (con todo y guayabera) y exhibirlo en público para demostrar fuerza y habilidad. No están muy seguros esos confidentes internos de que los arranques embigotados lleguen a tanto, habida cuenta que ni siquiera ha dado luz verde a la muy anunciada decisión de llevar tras las rejas al sapo, que no pez, llamado Nazar Torturas, a algunos de cuyos parásitos se detuvo en días recientes por andar espiando teléfonos en la colonia capitalina Polanco.
LLAMA LA ATENCION QUE los ex presidentes en riesgo (Güicho y Neto) sean adversarios ecológicos de una especie que se siente tan protegida que anda organizando el retorno a su hábitat anterior, el pez orejón de aguas salinas llamado De Gortari, quien tiene muchos motivos para el contento (el golpeteo contra Echeverría y Zedillo, el presunto pacto secreto con Fox, y el éxito de su avanzada política, Roberto Madrazo). Luego de andar durante seis años remontando aguas, el hábil De Gortari cree llegado el momento de volver a casa, pues encuentra un ambiente propicio y un Presidente necesitado de asirse a lo que sea, así sean clavos ardiendo.
šAguas, pues, con el movedero de aguas!
ASTILLAS
GUILLERMO SCHULENBURG
fue 33 años el abad de la Basílica de Guadalupe, tiempo en el cual disfrutó de la buena vida gracias a la fe popular traducida en limosnas. A pesar de esos dos elementos que deberían impulsarlo a sumarse sin cortapisas al proceso de elevación a los altares de Juan Diego, ha encabezado la oposición eclesiástica a la canonización del indígena de la tilma fotográficamente sensible, cuya existencia asegura que no ha sido demostrada. Sin embargo, en Los Pinos y en el Vaticano continúan los preparativos para la posible visita de Juan Pablo II a México y, šsorpresa!, tal vez a Guanajuato, según se pretende, aunque, eso sí, no se sabe si específicamente al rancho de la familia Fox... El procurador capitalino de justicia, Bernardo Batiz, y su jefe, Andrés Manuel López Obrador, deben precisar si es cierta la versión dada a conocer ayer por Edgar Cortez, presidente del centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, en el sentido de que ningún miembro del Ejército ha comparecido ante las autoridades civiles para declarar sobre el caso de Digna Ochoa. De ser verídico el señalamiento, sería necesario trasladar la responsabilidad del asunto a las esferas federales, específicamente a la Presidencia de la República, pues de otra manera seguiría esparciéndose la percepción de que la Procuraduría capitalina ha sido omisa, blandengue o incapaz.
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