Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 12 de enero de 2002
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Espectáculos
06an1esp Ť Contiene grabaciones de campo realizadas por Discos Corasón desde 1985

Editan Antología del Son en México, investigación ''no antropológica''

Ť La idea surgió en 1968 como una idea estética, señala el productor Eduardo Llerenas

Ť La música pertenece a regiones de Guerrero, Michoacán, Jalisco, Oaxaca y las Huastecas

JUAN JOSE OLIVARES

El son es un término que se aplica a un repertorio amplio de la música tradicional mexicana y que es, sin duda, "una de las herencias mestizas más importantes", cuyo legado ha quedado documentado desde 1985 en la nueva edición de la Antología del Son de México (Discos Corasón) que ya circula en las tiendas de discos y que es una compilación de los sones de las diferentes regiones, hecha hace más de 20 años como una investigación "no antropológica", con grabaciones de campo originales registradas directamente de los intérpretes regionales y en su localidad.

zafra-huasteca-2-jpgAl mencionar músicos regionales se está hablando de campesinos en su mayoría. Cabe mencionar que los sones seleccionados (sólo diez por ciento de 600 piezas se incluyeron en los discos) son anónimos, obras de creación colectiva que a través del tiempo se han modificado por medio de la transmisión oral, con la que por supuesto surge la variación en cada una de las interpretaciones de las piezas. Otro aspecto importante es que, pese a la tradicionalidad y antigüedad de los sones -algunos datan del siglo XVI-, éstos tienen vigencia y popularidad en la comunidad donde se tocan y cantan.

"Todo surge por el año 68 con una idea estética más que antropológica. Esta música sigue siendo la música de cada región, la que manda, la que se toca en las fiestas, en bodas, en XV años; es su música más importante", comenta Eduardo Llerenas, director de Discos Corason y uno de los compiladores que rastrearon, en cada comunidad y en los lugares más apartados e inaccesibles para localizar a los músicos, que por cierto viven en ocasiones en diferentes regiones y el juntarlos fue labor ardua.

"Fueron más de 600 canciones -dice Llerenas- grabadas en escuelas, locales o en sitios adecuados para una grabación de campo electroacústica", en las que se sortearon ciertas eventualidades que van desde rociar insecticida a los micrófonos para evitar el zumbido de las moscas, la mezcla óptima de los niveles, ya que la espontaneidad de los músicos sube o baja el nivel de interpretación, entre otros detalles técnicos de una grabación magnetofónica.

Pero, ¿qué pasa con la difusión? Dice Llerenas: ''Siempre hay un prejuicio, un estigma en la difusión de esta tradicional música, porque la gente cree o piensa que porque no son músicos de academia, los deprecia; dicen que es música de campesinos huarachudos. No obstante, el aprendizaje musical que tienen es oral, de generación en generación. Y tienen su grado de didáctica, por ejemplo, si hay un músico que tiene 20 años tocando, 20 de ser el músico de las fiestas de la región, considera que tiene cierto grado, y tienen que pasar otros años para obtener de algún modo la maestría".

La antología cuenta con tres discos, que se dividieron en tres regiones: Tierra Caliente del Balsas y del Tepalcatepec, Jalisco y Río Verde; Tixtla, Costa Chica, Istmo y Veracruz; y Huasteca.

"Son documentos grabados profesionalmente con aparatos electroacústicos (multimicrofonales, másters, etc.) por la pasión que tenemos hacia un género poco difundido a nivel nacional, pero que en las regiones, es la música que rige, la que se sigue usando", agrega Llerenas.

Se podrían mencionar asimismo las regiones del son y que se han clasificado de la siguente manera:

a) Los sones calentanos del Balsas, los cuales son interpretados en la llamada depresión del río Balsas, que incluye parte de los estados de Guerrero y Michoacán, que también es conocida como Tierra Caliente. El conjunto típico está compuesto de uno o dos violines, una o varias guitarras sextas y un tamborito (pequeño tambor de doble parche).

b) Sones calentados del Tepalcatepec, que se cultivan en la cuenca del río Tepalcatepec (nombre que recibe en su cauce suroeste el Balsas) en el estado de Michoacán. Sus principales poblaciones son Apatzingán, Nueva Italia, Coalcomán, Arriaga y Zicuirán. Los instrumentos tradicionales empleados en los sones que nos ocupan son uno o dos violines, guitarra de golpe (guitarra con el doble de cuerdas para acentuar el ritmo), una vihuela y un arpa de 36 cuerdas llamada arpa grande, la cual también se usa como instrumento de percusión.

c) Sones jaliscienses. Este género se origina en parte de la Sierra Madre Occidental, en la planicie de la costa centro del Pacífico y la Sierra Madre del Sur, en los estados de Jalisco y Colima. En la actualidad se desarrolla en todos los estados de la República, debido a su gran difusión, de tal modo que la gente lo ha considerado como el más representativo de la música mexicana: la música de mariachis, cuya instrumentación consta del arpa o el guitarrón, tres violines, la vihuela y una o varias guitarras sextas. Las trompetas se incorporaron posiblemente a principios de este siglo.

d) Sones de Río Verde y Cárdenas. Estos sones se interpretan en las dos localidades que los designan y zonas aledañas, todas en el estado de San Luis Potosí, alcanzando algunas localidades norteñas del limítrofe estado de Guanajuato. Se trata de una especial transición entre los sones huastecos y los jaliscienses aunque con características propias. La parte lírica compuesta de décimas (poemas octasílabos de diez versos) y valonas (poemas narrativos), muestran el ingenio y la creatividad literaria del cantante, hecho que explica su designación local de poeta. Se acompañan estos sones de guitarra quinta y huapanguera (guitarra grande con cinco órdenes de cuerdas generalmente dobles), dos violines y jarana huasteca o vihuela.

07af1.jpge) Sones de la Costa Chica y Tixtla. Se interpretan en la costa sur del país, en la región que se extiende desde San Marcos, en Guerrero, hasta Tututepec, en Oaxaca. Tixtla, aunque se encuentra tierra adentro, al este de Chilpancingo, en Guerrero, comparte la misma cultura musical de la costa, con variaciones regionales. Buena parte de la población de la Costa Chica es de origen negro, por lo que hoy en día el mulato es intérprete importante de estos sones. La dotación instrumental consta de una o varias guitarras, una o varias vihuelas (en raras ocasiones un bajo quinto), arpa y, para la percusión, una artesa, especie de batea gigante de tronco de ceiba que se coloca invertida sobre la tierra y se zapatea o bien se percute cuando escasean los bailadores. Las arpas están en completa extinción en la actualidad. En Tixtla aún se encuentra el arpa, y en ocasiones la guitarra sexta se sustituye por una o dos vihuelas.

f) Sones Istmeños, que son conocidos en la zona del Istmo de Tehuantepec, en el sureste de Oaxaca y principalmente en Juchitán, Tehuantepec, Salina Cruz e Ixtaltepec. Una o más guitarras sextas y un requinto son los instrumentos tradicionales, aunque en algunas regiones se usa la marimba.

g) Sones de Veracruz. El son jarocho, ampliamente conocido y difundido en todo el territorio nacional, florece en la planicie suroriental, desde el puerto de Veracruz, los Tuxtlas y Catemaco, hasta Minatitlán y Coatzacoalcos, incluyendo los pueblos de la cuenca del Papaloapan y la región llanera del sur de Tuxtepec. La acentuación rítmica del son jarocho es la más compleja dentro del repertorio de sones, lo que probablemente muestra la influencia negra de esta región. El carácter jarocho tiene una alegría y una emotividad que se reflejan en su música. La instrumentación habitual consta de arpa, requinto jarocho y jaranas. En Tlacotalpan se ha estilado el uso del pandero y en la región de los Tuxtlas el arpa ha desaparecido y ahora se emplea una variedad grande de jaranas que van, en disminución de tamaño, desde la segunda hasta el llamado mosquito.

h) Sones huastecos. Son los que están arraigados en la gran planicie costera del noreste conocida como la Huasteca y en algunas regiones pertenecientes a la Sierra Madre Oriental, que incluyen porciones de los estados de Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla. Se cultiva entre los grupos mestizos e indígenas de la región. El huapango huasteco, como también se conoce al género, acompaña todas las ocasiones festivas de la Huasteca. Algunas localidades mayores son Ciudad Valles, Pánuco y Huejutla. Es la música viva de cantinas y prostíbulos.

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