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Ť Más de 40 por ciento de la población, bajo la línea de pobreza: jefe de gabinete de Duhalde
No aceptaremos presiones de empresas extranjeras, dice el gobierno argentino
Ť El déficit fiscal llega a 11 mil mdd y hay que recomponer "la situación social explosiva"
Ť Las finanzas del país, destruidas, pero a ningún banco se le dejará caer: ministro de Economía
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 7 de enero. Decididos a pelear contra la especulación que se ha desatado en algunos sectores tras el fin de la igualdad peso-dólar, varios organismos de consumidores se reunieron hoy con el gobierno de Eduardo Duhalde, mientras el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, los exhortó a pelear para evitar que la devaluación lleve a una injustificada alza de precios.
Pero el gobierno también tuvo que salir a tranquilizar a bancos y empresas extranjeras, que denuncian pérdidas ante la Ley de Emergencia económica aprobada por el Congreso ayer, según la cual se desdolarizan las tarifas de empresas públicas privatizadas en los 90, y se pesifican créditos bancarios menores a cien mil dólares. "No se va a dejar caer ningún banco", aseguró el ministro. El gobierno sufre fuerte presión de las empresas extranjeras, en especial de las españolas, que no se ven dispuestas a resignar parte de la fabulosas ganancias logradas estos últimos años gracias a los contratos firmados con el gobierno de Carlos Menem (1991-1999), y en algunos casos -como la petrolera Repsol-YPF- durante la administración de Fernando de la Rúa, quien renunció el 20 de diciembre por una revuelta popular.
Rechazan presiones
"No aceptaremos presiones porque la situación es dramática", dijo por su parte Jorge Capitanich, el joven jefe de gabinete del gobierno de Duhalde, al recordar que más de 40 por ciento de la población está bajo la línea de la pobreza y que se ha disparado la cifra de quienes están en la indigencia. También recordó que hay un déficit fiscal de 11 mil millones de dólares y "una situación social explosiva. Tenemos que recomponer la autoridad política e institucional y garantizar la paz social, pero con justicia". Capitanich mencionó programas sociales como subsidio al desempleo, pero con formación profesional (no con dinero) para jefes de familia, y otras acciones como cubrir la emergencia alimentaria en conjunto con las provincias.
Esta tarde también se realizaron sucesivas reuniones con trabajadores de empresas privatizadas, con directivos de las mismas y entes reguladores. "La decisión del gobierno es firme y su disposición a ejecutar las medidas dispuestas y votadas por el Congreso con mayoría", dijo Capitanich.
Poco antes, el viceministro de Economía, Jorge Todesca, había advertido que existe una "monstruosa evasión con un sistema impositivo caracterizado por distorsiones y castigos a los consumidores, en el que se destaca la recaudación más baja del mundo de impuesto a las ganancias". El funcionario dijo que el nivel de las anteriores administraciones demostró que el gasto público disminuyó mucho, "pero en forma anárquica", afectando principalmente los servicios esenciales del Estado.
En el nuevo presupuesto para 2002 habrá modificaciones, porque a partir de la declaración de la cesación de pago de la deuda hay una disminución en las erogaciones para el pago de intereses, lo que provocará un ajuste en el gasto y revisión en otras partidas.
Sólo en mes y medio el déficit fiscal se precipitó de 8 a 11 millones de dólares, precisó el funcionario. "El desorden económico del último mes es una causal de esta situación, como también la evasión", explicó.
Devaluación que convulsiona
Admitió que el anuncio de la devaluación es "convulsionante" y que alterará la vida cotidiana profundamente, pero aceptó que lo que se ha producido es un "sinceramiento de la situación" con una economía destruida en sus fases productiva, fiscal, bancaria y cambiaria, y en cuanto a empleo y salario.
En tanto, el presidente Duhalde, ante la oleada de las llamadas telefónicas de los poderosos lobbies extranjeros, ha delegado a miembros de su gabinete la atención de éstas, mientras termina de ajustar las medidas, las cuales aún no están muy claras para la población, que inunda con llamados las emisoras radiales con preguntas. Los argentinos comienzan a tener una idea clara de lo que han perdido y del saqueo al país en estos años, cuando se les había asegurado que con la igualdad del peso con el dólar se estaba en el Primer Mundo.
Ahora, en menos de dos meses los argentinos debieron digerir cambios tan profundos como una bancarización compulsiva que congeló sus ahorros y salarios, y que el gobierno estudia cómo flexibilizar. El diputado Darío Alessandro, del Frente País Solidario, se refirió esta noche a la exageración con que se plantean las pérdidas de empresas como Repsol-YPF, que "no van a perder, sino sólo disminuir en algo sus enormes ganancias".
En las calles existe ahora cierto fervor de defensa de lo nacional. "No nos suicidemos -se lee en un grafitti- seamos otra vez nosotros". Hay camisetas con banderas argentinas, como sucedió cuando los trabajadores de Aerolíneas Argentinas -privatizada cuando era exitosa y ahora en la quiebra- llevaron su lucha a las calles a medidados del año pasado.
El sinceramento está en todo. También en la tregua que seguirá mientras se espera hacia dónde cae la moneda, cuando se abran los mercados el miércoles.
Problemas con el PJ
Sin embargo, los problemas de Duhalde siguen marcados por la interna de su Partido Justicialista (peronista). Un vocero de Carlos Menem, cuya esposa Cecilia Bolocco se dedica a enviar unas pocas cajas de comida a un hogar de niños con la leyenda "Menem vuelve", dijo hoy que Duhalde había "defraudado al pueblo argentino con la devaluación" y añadió que se va rumbo "al caos", como si ya no se hubiera vivido eso aquí con cinco presidentes en dos semanas. Pero Menem ya sabe que el camino a 2003 quedó sellado con la repulsa hacia su figura en los cacerolazos y también en el reclamo de una salida a la Corte que fue su amparo.
Por lo pronto, las calles argentinas hoy lucían semivacías, aunque con las habituales aglomeraciones frente a los bancos, y la actividad económica seguía paralizada por el feriado bancario y cambiario que viene ya desde el año pasado.
Como excepción a este clima de calma en expectativa, en la provincia de Mendoza, limítrofe con Chile, trabajadores municipales protestaron por el atraso en el pago de salarios que es la espada que pende sobre la cabeza de la mayoría de las administraciones provinciales. Hubo también protestas esporádicas en esta capital y en la norteña provincia del Chaco, mientras en la nordestina Entre Ríos al menos hubo un respiro con el festejo de los carnavales en Gualeguaychú.
Ť Los ches que están en Europa llevan un mes con las tarjetas de crédito congeladas
Largas filas en los consulados para abandonar Argentina; "si no me voy, me fundo... Ƒviste?"
Ť Profesionistas cesantes, jóvenes aventureros, viejos inseguros... muchos quieren irse
JAIME AVILES ENVIADO
Buenos Aires, 7 de enero. Son las dos de la mañana y en la noche veraniega del domingo unas cien personas equipadas con sillas plegadizas y termos de agua caliente para el mate, bien vestidas en general, de buena familia como suele decirse, habitantes de los barrios acomodados de esta ciudad dormitan o charlan en voz baja formando una larga cola sobre la calle Guido esperando a que abran las puertas del consulado español. Son parte de la clase media argentina que desea fugarse del país.
A medida que se pinte el amanecer tras las ramas de los árboles, la fila dará la vuelta sobre la avenida Callao y padecerá los estragos del sol, nutriéndose de mucha más gente como esta: profesionistas cesantes, jóvenes con deseos de aventura, viejos llenos de inseguridad y nostalgia. No lejos de ahí, ante un portón de la avenida Marcelo T. Alvear, cuatro vagabundos en harapos se acurrucan contra la puerta del consulado italiano, pero antes de las ocho de la mañana el sitio estará igualmente a reventar de escapistas potenciales.
Es que, para evitar las penosas filas nocturnas, los representantes del gobierno de Roma han ideado un mecanismo humanitario. A las 8:30, cuando empieza el servicio, un empleado pide los nombres de todos los presentes, copia cada uno en un papelito que estruja de prisa, echa todas las bolitas en una lata vacía de leche Nestlé y una guapa secretaria mete la mano y saca, de uno por uno, cantando los apellidos de los elegidos, un total de 30. Sólo ellos podrán iniciar sus trámites para irse. Los demás tendrán que esperar mejor suerte y volver.
Sin colas ni sorteos, en la avenida de Mayo, a la altura del número 1800, en el primer piso de un edificio fuertemente custodiado por la Policía Federal, los empleados del consulado de Israel arreglan las citas de los peticionarios por teléfono. Desde el atentado explosivo contra la sinagoga de la calle Pasteur, en el barrio del Once, las instituciones judías de Argentina viven en estado de alerta. No obstante, cada semana salen de aquí unas 200 personas con rumbo a Tel Aviv, donde el gobierno entregará 4 mil dólares a cada una en el aeropuerto y las ayudará a establecerse protegiéndolas seis meses, antes que decidan quedarse definitivamente o probar suerte en Europa.
Eso me lo explica Arí Shifter, un hombre de 40 años, rubio, calvo, de pelo ensortijado sobre las sienes, que está a punto de subir al consulado en compañía de su esposa y sus dos hijos. Era maestro de física, pero lleva cinco años desempleado y ya no puede más. "Por mi edad, yo estoy fuera del sistema. Aquí no tengo más que hacer. Y lo siento porque mi patria es linda, pero no hay sitio para mí", se lamenta.
-ƑNo le parece más peligrosa la vida en Israel? -pregunto.
-Y sí, pero allá, al menos, me necesitan...
Latas de gaseosa
"Yo no estoy aquí por mí sino por mi nieta", me dice Julia, una mujer de 63 años, que ayer domingo se plantó a las 5 de la tarde a la puerta del consulado español. "Mariana es una piba de 21, estudia bioquímica y le faltan dos para graduarse. Pero cuando termine la universidad no va a encontrar empleo. Si ahora estamos mal, imagínese dentro de dos años. Por eso vengo a inscribirla, para que tenga la doble nacionalidad. En Madrid puede tener futuro, acá no, acá no", afirma sin dudarlo.
Julia es la primera de la fila. En la otra punta, sobre la esquina con Callao, Félix y Juliana, jovencísimos, acaban de llegar. Se han sentado en la banqueta, encima de sus chamarras, y confían en que les irá mejor, porque esta es la tercera vez que vienen. "El jueves nos quedamos a un metro de la puerta y no conseguimos entrar." Pero tampoco en esta ocasión serán recibidos. Cuando este enviado regrese a las dos de la tarde a ver cómo les fue, estarán alegando en vano, exhibiendo los méritos de su inútil tenacidad.
Félix hace música en computadora, Juliana estudia diseño de interiores y aunque pueden entrar en España sin problemas como turistas, piden el status de residentes para poder trabajar. Entre estos muchachos y la señora que mira por el bien de su nieta, escojo, en el justo medio, a un tipo regordete, de mirada mansa, el pelo chino y canoso, sin aspecto ibérico. En cuclillas ante él, conversamos en voz baja y me cuenta su desgracia.
Tiene 41 años y unas niñitas gemelas. Se ganaba la vida vendiendo libros de puerta en puerta. Ahora trabaja en esto. "Un vecino me paga 50 pesos para que haga la fila. Con los libros ya no se hace nada, si la gente no tiene un mango para comprar comida, fijate vos. Antes probé a vender latitas de gaseosa en avenida 9 de Julio. Las daba a peso, pero me ganaba 30 centavos porque la cana (policía) cobra un porcentaje a los que laburan (chambean) en las calles de ese sector".
Nicolás, de 38, también es padre de familia y desempleado. Lo suyo son los aparatos eléctricos, la reparación. "Si no me voy, me fundo, Ƒviste? Están a punto de cortarme la electricidad, el gas, el agua. Tuve que cerrar el taller porque nadie venía. Estoy al límite, che, al límite. Suerte que me salió la rifa, ya es buen presagio", dice en el vestíbulo del consulado italiano y agrega que su esperanza está en Nápoles, donde tiene parientes.
Descendientes de los barcos
Para ayudar a los que desean irse, una parroquia del barrio de Belgrano ha organizado un centro en el que almacena antiguos legajos que datan de 1882 a 1929 y conservan los registros de llegada de 4 millones de personas. Me muestran un acta de la "Societá de Navigazione a Vapore", con oficinas en Génova, Italia, fechada el 4 de septiembre de 1899 y que contiene los datos de los pasajeros que arribaron a bordo del buque Santa Emiliana a finales de octubre del mismo año.
"Monterroso, Enzo, 49, muratore (albañil), sposato (casado), catolico, Bolgheri (lugar de origen)", muestra una ficha cuya copia ha sido almacenada en un sistema de cómputo. Algunos legajos, amarillos de antigüedad, tienen hongos o desgarraduras provocadas por las ratas de los sótanos de la Dirección Nacional de Migraciones, de donde han sido extraídos para ponerlos al servicio de los desesperados que necesitan probar su ascendencia extranjera para retornar al país de sus ancestros.
"El hombre desciende del mono, los argentinos de los barcos", bromeaba, en serio, un viejo refrán. Con la crisis terminal de la economía argentina, los bisnietos y choznos de los pobladores de este país, inician, cinco generaciones más tarde, el camino de regreso, mientras, oh desencanto, los diarios locales hablan día a día de las desventuras de los argentinos en Europa, que llevan un mes con las tarjetas de crédito congeladas porque nadie se las acepta, y que no pueden volver a Buenos Aires porque sus parientes de aquí no encuentran la forma de mandarles unos dólares que nadie ve por ninguna parte.
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