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ASTILLERO
Julio Hernández López
QUE NADIE SE diga engañado: este año viene bien capicúa. Es decir, las cosas podrán leerse y entenderse al derecho y al revés, de atrás para adelante y viceversa: ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Capicúa será la palabra clave, y con ayuda de ella se podrá apreciar mejor lo que va sucediendo en este 2002.
VEANSE ALGUNOS ejemplos de la manera como esa licencia aritmética de leer cifras de atrás hacia delante sin mayor problema está provocando que en México el pasado se vuelva presente y lo que se decía que era malo se convierta en bueno.
PRIMERO QUE NADA está la vuelta del presidente Vicente Fox a su condición de candidato en campaña. Ya entendió el hombre de las botas lo difícil que es manejar adecuadamente el asunto ese de la presidenciada ("es un mito que el cambio político solucione todo", ha dicho el mago que ofreció conejos de chistera al por mayor si le otorgaban el contrato sexenal en la carpa de Los Pinos). Y como ya le va quedando más o menos claro que no cumplió más que una ínfima parte del cargamento de ofrecimientos que hizo para llegar al poder, ahora ha decidido insistir en la solución homeopática de volver al florido sendero de las promesas desbordadas. Este año, según eso, será el del desquite, de la revancha, del ahora sí. El Rocky mexicano que se pasó su primer año de trabajo en round de sombra pide, por tanto, comprensión y esperanza: un año, el presente, dice, para entregar buenas cuentas en materia de corrupción y seguridad. El anatocismo foxista (promesa sobre promesa) anuncia que pronto estaremos en grandes ligas y que el paraíso perdido está en vías de ser recuperado. De candidato a presidente y de presidente a candidato, de las promesas del pasado a las promesas del presente: capicúa existencial, congénito, de Etneciv Xof, a quien a partir de hoy tratará de contener declarativamente su nuevo coordinador de Comunicación Social, Rodolfo Elizondo, apodado El Negro, un duranguense con el que la señora Marta querrá también escribir cifras capicúas, de tal manera que Sahagún se vuelva a escribir al derecho y al revés en el medio de los medios (otro miembro de la elite desfondada de los favoritos presidenciales -Elizondo era coordinador de algo llamado Alianza Ciudadana- también está demostrando que Castañeda se puede leer al derecho y al revés de su actual circunstancia política: Adolfo Aguilar Zinser había sido el coordinador de asuntos de seguridad nacional y ahora está siendo enfilado hacia el asiento mexicano en la ONU: castañedismo capicúa).
Y SI EN EL PRINCIPIO era el caos, al final quedó lo mismo: ni reforma ni nada parecido, simple miscelánea fiscal aprobada a la carrera por diputados y senadores sorbidos por las urgencias de fin de año, aprobadores de lo que fuera con tal de salir ya del atorón cronográfico. No hubo reformón, entre otras cosas porque el Presidente no hizo ninguna tarea política para sacar adelante su propuesta, pero en cambio sí hay desde ahora la posición política que el foxismo necesita de cara a 2003: un Congreso dividido, sin mayoría presidencial, no aprobará las tablas de los diez mandamientos fiscales de Moisés Fox. Moraleja: hay que darle al Presidente el número suficiente de diputados y senadores en 2003 para que entonces pueda poner en práctica su santa voluntad. Capicúa histórico: del presidencialismo priísta que sometía al Congreso, al presidencialismo foxista confesamente buscado al decir "queremos un PAN con mayoría para el año 2003, para que no vuelvan a suceder estas cosas".
TENDRAN EL RECURSO de solicitar amparo quienes fiscalmente consideren injustos algunos de los batidillos legislativos hechos en las primeras horas del año (y de hecho ya hablan empresarios y comerciantes de hacer uso intensivo de tal facultad). No hay, sin embargo, nada que hacer contra el nombramiento del fiscal capicúa Ignacio Carrillo Prieto: de atrás hacia delante, y al revés, se leerá siempre la palabra clave de la historia reciente de comisiones de derechos humanos, procuradurías y fiscalías especiales: Carpizo, el concesionario a perpetuidad de la franquicia llamada Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. A fin de cuentas, el ganador de la rifa del tigre desdentado ha sido un miembro del grupo que históricamente ha usado sus conocimientos del derecho para ganar posiciones de poder y servir a los intereses que más le convengan. La línea de comunicación y entendimiento político está clara: Macedo, Soberanes, Carrillo Prieto.
DE ATRAS PARA delante y al revés, en el año políticamente capicúa, mientras Andrés Manuel les da a los trabajadores del gobierno capitalino un 8 por ciento de aumento salarial, y Brozo es invitado por el canciller a hablar sin protocolos ni etiqueta en la reunión anual de embajadores mexicanos, y Rosario es la ungida a la que apadrinan un tabasqueño y un michoacano que coinciden después de muchas divergencias, y Beatriz deshoja la margarita tricolor, y el Presidente da a los mexicanos una dosis más de optimismo neurolingüístico con el pretexto del año nuevo.
Y ENTRE TANTOS motivos para la alegría de volver al encuentro con los lectores de esta columna vuelta de vacaciones, una noticia de especial dolor para quien aquí teclea. Carlos Fernández-Vega ha perdido a su señora madre, doña Mariana García Pulido, viuda de Fernández-Vega, luego de una larga lucha sostenida con entereza y gallardía. Carlos es el presidente del consejo de administración de Desarrollo de Medios, la empresa que edita La Jornada, y es autor de la columna México, S.A., en la que de lunes a viernes da muestra de su sapiencia en asuntos económicos. Pero, esencialmente, Carlos Fernández-Vega es para el ejecutor de estas líneas un amigo altamente apreciado, a quien desea paz interna y una gran fuerza para superar la pérdida de su querida madre y para prepararse, en ese vaivén eterno de la maravilla llamada vida, para el nacimiento de un retoño de primavera de su rama familiar hoy condolida. La vida también es capicúa. Ť Fax: 55 45 04 73 Ť [email protected]
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