Espejo en Estados Unidos México, D.F. martes 30 de octubre de 2001
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Editorial
 

EU: ADVERTENCIA SOSPECHOSA

SOLEl procurador estadunidense, John Ashcroft, y el director de la FBI, Robert Mueller, formularon ayer una extraña advertencia a la población de su país para que se mantenga alerta los próximos días ante lo que denominaron "información creíble" sobre atentados terroristas que podrían producirse en territorio estadunidense o contra blancos de ese país en el extranjero. Con esa base, los funcionarios instruyeron a los organismos policiales y de seguridad para que se mantengan en estado de "máxima alerta" y pidieron a los ciudadanos que tengan paciencia ante el refuerzo de las medidas de seguridad y buen juicio para enfrentar situaciones de emergencia. La información citada por Ashcroft y Mueller no es, dijeron, "concreta en cuanto al blanco y al método".

Desde la perspectiva de la seguridad de la población de Estados Unidos no es fácil comprender la lógica de esta advertencia, que le pide estar alerta ante un peligro desconocido, indefinido e incierto, pero que augura, con todas sus letras, adicionales "medidas de seguridad" que se traducirán en mayores atribuciones para el gobierno de Washington y en un nuevo acotamiento de los derechos civiles. Este solo dato debiera bastar para que los ciudadanos lúcidos del país vecino leyeran, en lo dicho ayer por los funcionarios referidos, que lo que está en peligro real y directo es el conjunto de sus libertades.

Para los extranjeros que residen en Estados Unidos, así como para quienes aspiran a ingresar a ese país en forma temporal o permanente, el señalamiento no es menos ominoso. Ayer mismo el presidente George W. Bush anunció el endurecimiento oficial de las prácticas migratorias de otorgamiento de visas --que ya ocurrió en la práctica--, argumentando que de esa forma se impedirá el ingreso de terroristas al país y se capturará a quienes ya se encuentran allí.

En cuanto al resto del mundo, la advertencia formulada ayer por Ashcroft y Mueller constituye un amenazante recordatorio de las presiones injerencistas que Washington está aplicando a muchas naciones, con el pretexto de luchar contra el terrorismo y con la coartada de preservar la vida y los bienes de ciudadanos y entidades estadunidenses en el extranjero.

Finalmente, en el contexto de la guerra absurda en la que Washington se ha enfrascado, que consiste en bombardear lo que queda de Afganistán en venganza por los atentados del 11 de septiembre, sin hacer mucha distinción entre objetivos militares y blancos civiles, lo dicho ayer por los titulares del departamento de Justicia y de la FBI parece presagiar nuevas acciones violentas e injustificables contra lo que Washington defina como "el enemigo" y que lo mismo puede estar constituido por una organización fundamentalista que por aldeas miserables en cualquier lugar del planeta.
 

 

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