Espejo en Estados Unidos México, D.F. martes 16 de octubre de 2001
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Editorial

FOX: PALABRAS DESAFORTUNADAS

SOLAyer, en el marco de su visita de Estado a España, el presidente Vicente Fox incurrió en preocupantes contradicciones y tropiezos que deben ser señalados en la medida en que socavan la fuerza y la coherencia que debe ostentar el discurso presidencial en toda circunstancia.

Sin duda, el más notorio desliz del mandatario fue su propósito de "ponerse a las órdenes de España" en la lucha contra los etarras. Con ese giro lamentable, Fox pasó por alto que el Ejecutivo mexicano es depositario de la soberanía nacional y que no puede recibir "órdenes" de nadie más que de la ciudadanía que lo mandata. Sería excesivo suponer, sin duda, que la expresión referida refleja fielmente el pensamiento presidencial, y resulta preferible dar por hecho que se trató de un traspiés discursivo. Con todo, la enormidad del error verbal ameritaría una aclaración puntual por parte de la Presidencia, así sea para que nadie, en cualquiera de las dos naciones, pueda quedarse con la idea de que las autoridades madrileñas mandan a las mexicanas.

En su afán por mostrar la buena disposición de su gobierno de colaborar con España en la persecución de los terroristas vascos, Fox se refirió con descuido, adicionalmente, a términos y procesos legales que no debieran ser soslayados: su promesa de "extraditar ipso facto" a presuntos etarras es un contrasentido en la legislación vigente, toda vez que cualquier extradición requiere de un juicio legal cuyo desarrollo corresponde al poder Judicial, no al Ejecutivo.

Para colmo, el tema de la lucha contra el terrorismo etarra, traído a colación por el propio Presidente mexicano, terminó por poner en un segundo plano lo que habría debido ser el interés central del viaje de Fox a España: el robustecimiento de la cooperación económica entre ambas naciones.

Otro tropiezo inquietante es la referencia a los "pequeñísimos grupos guerrilleros que aparecen de vez en cuando" en nuestro país y a los cuales el gobierno foxista pretende "cercar y echarles el guante"; tal propósito contrasta con declaraciones presidenciales recientes según las cuales existía, en el actual grupo gobernante, la idea de privilegiar e impulsar procesos de diálogo y negociación con grupos como el EPR, el ERPI y las FARP. Esta nueva disonancia se inscribe en las casi proverbiales contradicciones en las que incurre el mandatario, las cuales producen el indeseable efecto de socavar la credibilidad de la palabra del Presidente ante propios y extraños.

Un accidente más en el discurso presidencial fue la manera en la que Fox se refirió a la situación que guarda el conflicto chiapaneco. Suponer que los indígenas insurrectos "han estado tranquilos y en paz" a consecuencia "de todo lo que hicimos para buscar la pacificación en Chiapas" es indicio de una mala y peligrosa lectura de ese problema; peor aún, asumir que éste terminará de resolverse con "una última revisada" a las adulteradas reformas constitucionales en materia de derecho y cultura indígenas es indicativo de que el equipo de Fox no ha comprendido la inoperancia de las modificaciones referidas y que no habrá, por ende, propuestas gubernamentales viables para superar el conflicto.
 

 

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