Espejo en Estados Unidos
México, D.F. sábado 8 de septiembre de 2001
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Editorial
 
DURBAN: BALANCE DEPLORABLE

SOLLa Conferencia Mundial contra el Racismo y la Discriminación realizada en Durban, Sudáfrica, arroja un balance lamentable. Ni siquiera por haberse realizado en el país que fue el bastión del apartheid sirvió para recordar al mundo que la opresión colonial o racial y la idea de la superioridad de pueblos o razas es insoportable para la conciencia humana y que, cualquiera que sea el poderío de quienes las practiquen y defiendan, a mediano plazo son derrotadas por son insostenibles. 

Los grandes países industrializados que --vaya casualidad-- son también ex potencias coloniales (o continúan siéndolo, como EU, país ocupante de Puerto Rico) y dan fuertes y cotidianas muestras de racismo con los inmigrantes y sus minorías nacionales, trataron en todo momento de disminuir la importancia de esta conferencia mundial y el alcance de sus resoluciones. 

Una muestra clara de ese intento de boicot fue la ausencia de representantes de alto nivel de los países en cuestión y, desgraciadamente, también de aquellos países llamados "emergentes", que no quisieron disgustar a quienes tienen en sus manos los cordones de la bolsa y prefieron, en cambio, indignar a las víctimas de siempre y mantener la injusticia. 

De los 15 primeros mandatarios presentes en Durban 12 eran de países africanos y la asistencia de Cuba fue la honrosa excepción de América Latina, pues todos nuestros países estuvieron presentes con delegaciones de muy bajo nivel respecto de la importancia del tema. Mientras tanto, la esclavitud subsiste en todos los continentes junto al trabajo semiesclavo de centenares de millones de niños y mujeres. 

Y, a nivel mundial, los 300 millones de indígenas, más los 120 millones de migrantes maltratados y carentes de todo derecho, más los 260 millones de dalits (parias) en el subcontinente indio, son un constante oprobio en este mundo que dice ser civilizado y hasta posmoderno. 

Sin embargo, las naciones europeos, que en Durban fueron tardíamente obligados a pedir perdón por su pasado esclavista, se negaron a extraer todas las conclusiones de ese reconocimiento y, por lo tanto, a cambiar siquiera un ápice su política económica y social frente a sus ex esclavos y a reparar los daños causados al desarrollo de los países de éstos con una mayor ayuda oficial y con la anulación real de la deuda exterior africana. 

Por su parte, Estados Unidos, que es el país industrializado que menor ayuda oficial otorga al desarrollo, tomó como pretexto para retirarse de la conferencia --junto con Israel-- un documento que retomaba una vieja resolución de la Asamblea General de la ONU y sostenía que el sionismo era racista. De ese modo hipócrita evitó discutir el racismo que permea la vida cotidiana estadunidense

Los representantes de las ONG, en cambio, salvaron el honor de la humanidad y condenaron el racismo y la opresión: rabinos y pacifistas judíos condenaron así la política de Ariel Sharon contra los palestinos; dirigentes religiosos y sociales negros estadunidenses criticaron violentamente la política del Departamento de Estado; líderes ecuménicos marcharon juntos contra la xenofobia, el racismo, la discriminación racial, sexual, étnica, cultural, religiosa, de todo tipo. Eso ayudará a madurar la oposición creciente entre los gobiernos y los pueblos y, quizás, a que algunos de aquéllos recapaciten ante las exigencias de la historia.
 

 

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