Espejo en Estados Unidos
México, D.F. sábado 8 de septiembre de 2001
Búsquedas en La Jornada
Números Anteriores
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
Correo Ilustrado
Política
Economía
Cultura
Espectáculos
Sociedad y Justicia
Estados
Capital
Mundo
Deportes
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada de Oriente
Correo electrónico

 

Correo Ilustrado

Lamentan el estado de las bibliotecas públicas

Señora directora: Las declaraciones vertidas el día de la presentación del Programa Nacional de Cultura 2001-2006 no permiten saber con certeza si el objeto de deseo aludido por quienes intervinieron en dicha ceremonia es la Biblioteca México, a cargo de la SEP, o la Biblioteca Nacional, actualmente bajo custodia de la UNAM. 

Como sea, dicha confusión en las palabras provocó la explicable conmoción en el medio bibliotecario de México, siendo las páginas de su diario el lugar donde se han vertido algunas de sus reacciones.

Por nuestra parte, como miembros del Consejo Técnico Académico de la Biblioteca Manuel Orozco y Berra de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, queremos compartir con sus lectores la siguiente reflexión: el más elemental diagnóstico de las condiciones de las bibliotecas públicas del país muestra que las mismas, incluida la nuestra, padecen carencias e insuficiencias graves: lamentable infraestructura en la mayoría de los casos; acervos no actualizados so pretexto de la perenne crisis económica; personal que no ha recibido la capacitación necesaria y un largo etcétera.

Por eso consideramos que la creación de una nueva biblioteca de grandes proporciones (¿Nova Magna Biblioteca Mexicana?) será solo un gesto inútil, la emulación de las consabidas obras faraónicas que caracterizaron épocas supuestamente dejadas atrás, a no ser que la misma sea el último y sólo el último paso de una política efectiva y eficaz de consolidación de la red de bibliotecas públicas existente en el país.

Jacinto Barrera Bassols, Beatriz Cano Sánchez, Ixchel Cervantes Ruiz, Marcela Cobos Romero, Rodrigo Martínez Baracs y José Abel Ramos Sánchez Soriano


Refuta apreciaciones de Ignacio Solares

Señora directora: Ruego a usted publicar la siguiente carta dirigida a Ignacio Solares, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, quien se refirió, en este periódico el 6 de septiembre pasado, a la programación de la OFUNAM en estos términos: "Todos los programas son 50 por ciento de compositores mexicanos. Se le ha dado una apertura como pocas veces a la música mexicana".

Por un lado, anda mal en matemáticas, pues de la programación septiembre 2000-junio 2001, consistente en 24 programas, sólo 14 presentaron una obra mexicana. En estos 24 programas se tocaron 103 obras, de las cuales 14 son de diferentes autores mexicanos, 10 de Beethoven, seis de Schnittke, seis de Mozart, etcétera. 

Por otro, el maestro Solares demuestra desconocimiento de la historia de la orquesta universitaria, que realizó temporadas en que cada programa incluía una o dos obras de autores nacionales y se dedicaban programas completos a la música mexicana con gran éxito y aceptación por el público (esto sí podría considerarse una apertura como pocas a la música mexicana). 

La próxima temporada no augura cambios: de 12 programas cuatro incluyen no más de ocho obras mexicanas. (Otra vez la Sinfonía india de Chávez, Sensemayá y La noche de los mayas de Revueltas, el Danzón de Márquez, Rosas, Ponce, Castro y Muench, todos buenos pero no los únicos.) ¿Dónde está la apertura? Pero me preocupa más que el maestro Solares no asista a los conciertos o no revise las programaciones.

Todo esto porque en los últimos tiempos se está viviendo una profunda crisis en el campo musical. Preocupa que sobre la Sinfónica de la Universidad de Hidalgo se cierna la amenaza de desaparición cuando --como conjunto-- está alcanzando la madurez y presenta muchos y diversos programas no sólo en Pachuca, sino en las principales ciudades del país. 

Alarman los datos consignados en el valiente artículo Música en la UNAM de Lucero Enríquez y molesta que otra importante filarmónica anuncie con gran pompa su temporada otoño 2001 en la que no se incluye ninguna obra mexicana.

Como nunca, hay una ebullición de músicos mexicanos egresados de las escuelas y conservatorios nacionales e internacionales, muy bien preparados, con currículum, reconocimiento y experiencia: compositores, solistas y directores que no encuentran en nuestro país la posibilidad de hacerse escuchar o de realizar sus carreras y vivir dignamente de su profesión. ¿Y por qué no? de presentar su arte a los demás, de retribuir al país por su educación y de exponerse a la crítica y al público.

Va mi reconocimiento a Lucero Enríquez y mi solidaridad para Francisco Viesca y Fernando Lozano, así como a los integrantes de la OFUNAM y la Orquesta Sinfónica Miguel Hidalgo.

Citlali Ruiz Ortiz


Llama a preservar la Catedral Metropolitana

Señora directora: Mis líneas están dirigidas a todos mis compatriotas, particularmente a Carmen Parra por sus palabras publicadas por La Jornada el 3 de septiembre y que no podrían haber expresado de mejor manera la precaria situación de mi querido México, el abandono y pérdida de sus tesoros, su cultura, lenguaje e identidad.

La Catedral Metropolitana es la cuna de nuestra cultura que, junto con el Centro Histórico, forma parte de uno de los tesoros de nuestro patrimonio. Es allí donde nacimos para ser el grandioso México que fuimos en un tiempo: un país orgulloso de su pasado, con una identidad únicamente mexicana nacida de raíces indígenas. Allí nació nuestro nuevo templo. 

La catedral es el alma de México. Del Centro Histórico partió la nueva cultura que hizo de México un museo histórico viviente y, como la señorita Parra, veo con horror y tristeza todo lo que hemos perdido. No sólo la destrucción de edificios históricos y el abandono de otros como el kiosco de Santa María en donde vi niños patinando dentro de él y pegando chicle en sus paredes. O la destrucción del Casino de la Selva a manos de un puñado de dinero. 

México ha perdido su cultura que era su identidad. Hemos perdido hasta nuestro idioma que ahora se encuentra salpicado de palabras estadunidenses. Soy mexicana, antropóloga cultural, extremadamente interesada en apoyar el esfuerzo de restaurar y preservar nuestro patrimonio. El salvamento del Centro Histórico y la catedral deberá comenzar por cerrar el paso del tráfico en el Zócalo y lo que comprende el propio primer cuadro de la ciudad, además de prohibir vendedores ambulantes de todas clases dentro y fuera de sus recintos.

Cuando la catedral estaba en su primera construcción, el clero colocó una urna con un Cristo pidiendo limosnas para la obra. La población indígena no teniendo dinero comenzó a poner en una urna semillas de cacao que se usaban como dinero antes de la invasión española. De allí surgió El Cristo del Cacao. Hay que poner al Cristo del Cacao nuevamente en la puerta de la catedral.

Celia Heil


Repudian destrucción de murales populares

Señora directora: Hace 4 años, a la llegada a la ciudad de México de los mil 111 representantes de las comunidades de apoyo del EZLN, integrantes de la Convención Metropolitana de Artistas y Trabajadores de la Cultura realizamos un mural colectivo de bienvenida en la fachada del local de las costureras en San Antonio Abad, junto a otro desarrollado por compañeros sindicalistas. 

Estas obras colectivas fueron el marco de los trabajos para la fundación del FZLN y contaron con la histórica participación de los indígenas del EZLN. 

Frente al desalojo que sufrimos en 1998, estos murales fueron presencia permanente de nuestro campamento de resistencia y elementos principales del VII Encuentro Popular de Artes Visuales Un Grito en la Calle, realizado ese año sobre la banqueta en el contexto del cual recibimos por segunda vez a una parte de los 5 mil delegados zapatistas que se desplazaron por el país para promover la consulta nacional del EZLN. 

Estos murales dieron también la bienvenida, en marzo pasado, al colectivo italiano Monos blancos, al cual ofrecimos albergue en el predio durante la visita al DF de la comandancia del EZLN.

Ahora, denunciamos la agresión que ha sufrido este patrimonio cultural e histórico, ya que los murales fueron destruidos sin ninguna razón entre el pasado 1º y 2 de septiembre. Independientemente de la mayor o menor simpatía que se tenga hacia el movimiento zapatista, toda organización dedicada a la educación y la cultura conoce su valor histórico, por lo que tal agresión da cuenta de la cuestionable calidad del agresor y de quienes permitieron o colaboraron con este acto. 

Como lo hiciéramos frente a la destrucción de los Aguascalientes o del mural de Taniperla en Chiapas, llamamos a la sociedad a pronunciarse y actuar en contra los responsables de la destrucción de estas obras culturales, memoria histórica del movimiento indígena y popular.

Por la Convención Metropolitana de Artistas y Trabajadores de la Cultura, Juan Carlos García
 
 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54