Espejo en Estados Unidos
México, D.F. lunes 3 de septiembre de 2001
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Editorial
 
FUGA DE TALENTOS

SOLUn estudio del Consejo Nacional de Población (Conapo) revela que de los poco más de 7 millones de mexicanos mayores de 15 años que radican en Estados Unidos, 255 mil cuentan con estudios de licenciatura o posgrado.

Bajos salarios, insuficientes oportunidades laborales, falta de apoyo a la investigación, la búsqueda de un mejor futuro y la imagen idílica de pertenecer al "Primer Mundo" son algunas de las causas del éxodo de profesionales altamente calificados a Estados Unidos. 

De hecho, es común que los mexicanos nos alegremos al ver el nombre de un connacional que ha logrado destacar en el exterior. Sin embargo, la fuga de talentos es un fenómeno que merece la mayor atención por parte de nuestras autoridades. Por un lado, la emigración de ciudadanos que se beneficiaron de un sistema de educación deja un vacío en las posibilidades de desarrollo --económico e intelectual-- de su país natal. La inversión del Estado en su educación se pierde en tanto que los frutos son para Estados Unidos, país que, a su vez, no gastó en ningún momento en la formación de estos profesionistas.

Los datos son preocupantes, ya que --según el estudio-- de los 4 millones 700 mil mexicanos de 20 años o más que concluyeron su licenciatura o posgrado en las últimas décadas, más de un cuarto de millón reside en Estados Unidos.

Llama la atención que la mayoría de estos migrantes son jóvenes que contaban con un empleo en México, pero que decidieron emigrar en busca del sueño americano y en su gran mayoría han logrado condiciones de vida mucho más favorables de las que podrían haber alcanzado en nuestro país.

Por otro lado, al margen de las diferentes aristas económicas y sociales que ocasionan la fuga, es necesario cuestionar hasta qué punto los mexicanos con estudios superiores se sienten comprometidos con México y cuáles son las razones de fondo para que piensen su proyecto de vida en Estados Unidos o cualquier otro país desarrollado. De entrada, es posible afirmar que en ciertos sectores educados prevalece una cultura mailinchista y, en muchas ocasiones, carente de compromiso social. No obstante, es comprensible el instinto de superación profesional, el anhelo de triunfo en un mercado más competido y el posible "respeto social" que esto implica; todo esto, claro, aunado a la vecindad con el país más rico del mundo.

Aunque la pregunta quede abierta, es un hecho que México está perdiendo miles de profesionistas que necesita para desarrollarse y crecer. Y el hecho es en verdad preocupante, porque el gobierno ni está destinando recursos suficientes a la educación superior y mucho menos a la investigación, ni tampoco ha logrado generar las condiciones económicas para que los egresados de nivel superior ya no digamos consigan un trabajo bien remunerado o abran un negocio propio, sino que simplemente se empleen.

Resulta lamentable que en México no existan estas oportunidades, que un buen número de nuestros talentos opten por dejar atrás a sus familiares, su cultura, su patria, por un salario en dólares o por una oportunidad real de desarrollo profesional, como lo hemos visto también con las innumerables fugas de cerebros.

Como en tantos aspectos de la realidad mexicana, nuestra endeble educación, para colmo, parece estar también al servicio de Estados Unidos.

Mientras no se le dé a la educación el peso que se merece, se incentive la investigación y se abran oportunidades reales de desarrollo profesional, el vecino del norte se seguirá llevando a los mexicanos que precisamente en estos tiempos más falta nos hacen.
 

 

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