Espejo en Estados Unidos
México, D.F. lunes 13 de agosto de 2001
Búsquedas en La Jornada
Números Anteriores
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
Correo Ilustrado
Política
Economía
Cultura
Espectáculos
Sociedad y Justicia
Estados
Capital
Mundo
Deportes
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada de Oriente
Correo electrónico

 

Correo Ilustrado

Constata violación de derechos humanos de mexicanos en la embajada de EU

Señora directora: Leí con gran interés y moderada rabia el artículo sobre el trato que se da a los mexicanos en la embajada estadunidense. Yo tengo viviendo en Estados Unidos alrededor de ocho años, primero como estudiante y ahora como profesional, y siempre me ha llamado la atención las violaciones a los derechos humanos que día con día se cometen con total impunidad en la embajada estadunidense; muchas veces, incluso, por parte de los cuerpos de seguridad, quienes por el solo hecho de trabajar en la embajada se sienten más estadunidenses que los propios estadunidenses.

En más de una ocasión he presenciado el trato déspota que los cónsules dan a quienes solicitan el servicio pagado de la visa, sin que exista una instancia a la cual la gente maltratada pueda acudir. Al parecer, los derechos de los mexicanos y las leyes del país se suspenden en cuanto uno entra a la embajada, lo cual se podría justificar si tomamos en cuenta que la embajada se considera territorio estadunidense; sin embargo, la lógica incita a considerar que las leyes estadunidenses se aplican, pero no es necesariamente así porque en EU una dependencia de gobierno nunca te obligaría a usar un servicio de paquetería privado para que envíen tus papeles, quieras o no. ¿Alguien se ha preguntado quién se está beneficiando con ese arreglo? Pobre gente, apenas tiene para pagar las tarifas que aseguran el privilegio de ser menospreciado e insultado personalmente por un cónsul estadunidense, y además tiene que pagar por un servicio de entrega que ni siquiera necesita.

La última vez que mi esposa fue a sacar una visa complementaria de mi visa de trabajo, el cónsul pretendía negársela con el argumento de que como ella también había estudiado becada por una universidad de Estados Unidos estaba obligada a regresar a México a trabajar. Después de muchos pujidos y recriminación, por fin soltó la visa, que por cierto estaba incompleta (una visa H2 cuesta 100 dólares al año, que cobró la embajada, pero sólo la otorgó por seis meses). Uno se pregunta cómo es que estos individuos vienen a representar a su país cuando ni siquiera conocen sus leyes.

Si es que existe una dependencia de gobierno, estadunidense o mexicana, encargada de monitorear el desempeño de los cónsules en la embajada de Estados Unidos, y el servicio por el cual ésta cobra, que quizá no sea mucho para los estadunidenses, pero es una pequeña fortuna para los mexicanos, los datos de esa dependencia deberían estar claramente escritos afuera, adentro y en cada una de las cuatro paredes del bodegón en donde uno espera ser humillado para conseguir una visa.

Ojalá la Comisión de Derechos Humanos se dé un tiempecito para investigar a fondo el caso, y que el señor Presidente, que tanto se preocupa por los maltratos que recibimos de este lado, también se preocupe por los intereses de quienes son maltratados a domicilio.

Atentamente, 

Francisco Javier Elizondo, project manager, Pacific Learnin Services, Inc.


Refuta declaraciones del director de AI en México

Señora directora: Ruego a usted de la manera más atenta dar cabida a los siguientes comentarios en relación con las declaraciones del señor Christian Rojas, director de Amnistía Internacional sección México, y en las que hace varias generalizaciones que me parecen impropias del juicio ponderado que debería caracterizar a quienes ?desde Amnistía Internacional? se empeñan en conocer y documentar situaciones específicas de violaciones a los derechos humanos en diferentes partes del mundo.

Señala que cuenta con un informe que documenta la persecución, represión y asesinatos cometidos hacia integrantes de cerca de 900 organizaciones mexicanas de defensores de los derechos humanos.

Lamentamos que tal número de casos no se haya dado a conocer públicamente ni tampoco exista denuncia de las violaciones tan graves a los derechos humanos que los mismos suponen. O el director de AI sección México cuenta con información fidedigna de la que solamente él dispone o, de plano, lo han malinformado.

Cualquier otra explicación distinta supondría aceptar que el país se encuentra en plena involución y retroceso político y social, con grave riesgo para el avance de estas garantías.

Para la CNDH la gravedad de la violación a los derechos humanos no puede reducirse a ser un asunto de números. Sin embargo, la documentación de casos debe caracterizarse por una escrupulosa investigación que dé a la denuncia la mejor fundamentación ética y la mayor certeza jurídica posible.

También llama la atención que considere como un paso deseable y como un avance pendiente el que los grupos defensores, los capacitadores y los formadores en derechos humanos se integren "como un organismo que los agrupe".

La visión anterior pasa por alto el carácter esencial de las agrupaciones civiles y los organismos no gubernamentales que, como reflejo de la diversidad de intereses, inquietudes y propuestas de la propia sociedad, afirman y fortalecen su pertinencia y legitimidad en tanto expresan la riqueza y amplitud de dicha diversidad social, intelectual y aun política.

Respecto a lo que denuncia como "miles de trámites y permisos (que) retrasan el curso de nuestras actividades", puedo asegurar que México es uno de los países donde menos requisitos hay que cubrir para integrar una ONG.

Este año de visita en México, el entonces secretario general de Amnistía Internacional, Pierre Sané, tuvo un mensaje muy distinto al del señor Rojas, ya que se pronunció a favor del fortalecimiento de la CNDH.

Dr. Luis García López-Guerrero, secretario particular del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos


Preocupación por el destino del acervo cultural de Banamex

Señora directora: Mi nombre es Tania Rodríguez García, soy una estudiante de maestría en Helsinki, Finlandia. Quisiera por este medio hacer un llamado a toda la sociedad y tratar de transmitir el sentimiento de alerta sobre el caso del acervo cultural de Banamex. Hacer notar que como extranjera en este país me es fácil percatarme del valor de nuestro arte y cultura mexicana y lo grave del tráfico de piezas ya sea legal o ilegal. Y claro está, lo triste que sería el que quede en manos de extranjeros, como muy probablemente será.

Quisiera que se tomara en cuenta este correo para que se sepa que hay gente que sigue el caso y que está preocupada por el legado artístico y cultural de nuestro país, y que seguramente somos muchos. Por favor no dejen de seguir el caso, y gracias por su trabajo diario. Ayuda a que los que vivimos en el extranjeros como yo nos sintamos más cerca de casa.

Atentamente, 

Tania Rodríguez


La estancia de Gary Prado, afrenta a los mexicanos, dice

Señora directora: Desde hace un tiempo el general Gary Prado funge como embajador de Bolivia en nuestro país. Sea por una grave irresponsabilidad de nuestro gobierno o, tal vez, con plena conciencia de lo que significaba, toda vez que el canciller Jorge Castañeda, especialista en los movimientos guerrilleros latinoamericanos, otorgó su complacencia a este inaceptable nombramiento.

El general Prado no fue sólo uno de los cuadros más duros y eficaces con que contaron las fuerzas represivas latinoamericana y estadunidenses en su guerra sucia contra los movimientos disidentes durante las últimas cuatro décadas, también fue uno de los participantes directos de la captura y ejecución de Ernesto Che Guevara.

Más allá de que estemos de acuerdo o no con los métodos utilizados por este legendario luchador social, el Che es, sin duda, uno de los símbolos más altos de la entrega desinteresada y congruente de un ser humano para construir una sociedad más justiciera y equitativa, por lo que debe ser preservado como un ejemplo para las futuras generaciones, como lo son Espartaco, Sócrates o Ghandi.

La permanencia del torturador Prado como representante diplomático es una afrenta no sólo a los valores más altos de la sociedad mexicana, sino a los de toda la humanidad, por lo que el gobierno mexicano está en su derecho y en el deber de certificar y pedir al gobierno boliviano el retiro inmediato de su embajador.

Como mexicano, como hombre de izquierda y como representante popular, llamo a todos los ciudadanos a manifestarse sobre este caso para pedir al gobierno que retire su aceptación a este vergonzoso nombramiento.

Atentamente,

Armando Chavarría Barrera, senador
 
 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54