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México, D.F. jueves 9 de agosto de 2001
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Editorial

MOVILIZACIONES EN ARGENTINA

SOLDecenas de miles de desempleados, docentes, trabajadores del Estado, jubilados, estudiantes universitarios, así como defensores de los derechos humanos y activistas de izquierda, se manifestaron ayer en las calles de Buenos Aires en rechazo al plan de ajuste implementado por el gobierno argentino y conocido como la ley de déficit cero. 

Con esta movilización concluyó la huelga de 48 horas declarada por los trabajadores de la administración pública y dos jornadas de protesta que incluyeron bloqueos de caminos, organizadas por los piqueteros, quienes, en voz de su líder Luis D'Elía, ratificaron una nueva protesta de 72 horas para la próxima semana. 

Las medidas adoptadas por el gobierno de Fernando de la Rúa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de sacar al país de una prolongada crisis económica han merecido el rechazo de importantes sectores de la población, en su mayoría de los más desfavorecidos, cuyo número por cierto, se ha incrementado considerablemente en los últimos años. 

Las cifras indican que de cada tres argentinos uno es pobre y el índice de desempleo afecta a 16.4 por ciento de la población, sin contar a los más de tres millones que trabajan sólo unas horas por semana. 

Para tratar de poner orden en su economía --con una deuda pública superior a los 150 mil millones de dólares-- el gobierno argentino aplicó una serie de recortes al gasto social con el fin de alcanzar las metas fiscales impuestas por el FMI, para que éste siga aportando el dinero comprometido para el blindaje acordado a fines del 2000. 

El recorte más reciente, contenido en la referida ley, reduce los salarios de funcionarios públicos y pensiones de jubilación, y detiene los pagos a proveedores. Inmediatamente después de este anuncio se escuchó --casi al unísono-- un mensaje de apoyo de los mandatarios de EU, Gran Bretaña y España, y el subsecretario del Tesoro estadunidense, John Taylor, se desplazó a Buenos Aires para ofrecer un adelanto de los recursos ofrecidos por el organismo financiero internacional.

De la Rúa y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, recibieron la venia inmediata del FMI por haber acertado un nuevo golpe a la sociedad argentina. De nuevo, un organismo multilateral como es el FMI impone sus políticas a un país en crisis a costa de gravísimos costos sociales. Irónicamente, el millonario Steve Forbes, editor de la revista que lleva su apellido y amigo de Domingo Cavallo, declaró en Argentina que "el FMI es como un médico que viene a curar a un paciente y termina matándolo". 

Hasta los mismos miembros del selecto club de los más ricos ya se permiten mofarse del FMI. Sin embargo, la difícil situación por la que atraviesan millones de argentinos merece la mayor seriedad y el gobierno debe recuperar la confianza de su gente regresando la mirada a los ciudadanos, a quienes se debe.

Argentina, no cabe la menor duda, va a salir de la crisis. Pero lo va a lograr gracias a que es un pueblo que lucha, de gente trabajadora, que sale a las calles a exigir, que no se queda callado ante la injusticia e insensibilidad de las ingentes reformas que el FMI le está imponiendo.
 

 

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