Espejo en Estados Unidos
México, D.F. sábado 4 de agosto de 2001
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Editorial
 
UN LAZO ENMARAÑADO

SOLEntre los países llamados emergentes y aquellos de los cuales proviene el flujo de inversiones extranjeras existen lazos que obligan --aunque en diferente medida-- a unos y otros, del mismo modo que un banco con cartera vencida debe preocuparse, y mucho, por la situación de su endeudado cliente. 

Así, la interrelación económica resultante de la mundialización da a los más débiles una fuerza inesperada, la de la preocupación interesada de los más fuertes por la continuidad del juego en el que ambos participan. Esto es particularmente cierto en momentos como el actual de recesión mundial, que inquieta, por ejemplo, al Reino Unido al extremo de llevarlo a rebajar su tasa de interés, ante el temor declarado a una mayor caída de las ganancias e incluso de las exportaciones. 

Las oportunidades de inversión más o menos segura no son muchas y, si quieren reanimar sus decaídas industrias exportadoras, países como España o Inglaterra deben encontrar dónde vender y dónde hacer pie, incluso a costa de otros competidores europeos o no, y para eso, naturalmente, deben hacer lo posible por afirmar la estabilidad de los países emergentes. 

El caso argentino es emblemático, pues la crisis de Aerolíneas Argentinas se extendió a los bancos y empresas españolas y ha reducido a la mitad el crecimiento de España, lo cual hace, lógicamente, que el presidente del Consejo de Ministros hispano, Pérez Aznar, y el primer ministro británico Anthony Blair salgan al rescate del goierno del presidente Fernando de la Rúa y respalden política y económicamente el plan económico del superministro Domingo Cavallo, concordado con el FMI y apoyado por el presidente George W. Bush. 

Los países del G7, por interés propio y por eso de la teoría del dominó, no pueden dejar que ninguna ficha importante (Argentina, por ejemplo, debe 130 mil millones de dólares) arrastre a las demás a una grave crisis o incluso a la moratoria de pagos, cuando Estados Unidos, según el mismo Alan Greenspan, responsable del Federal Reserve Bank, demorará bastante en salir de su estancamiento actual y lo último que desea es una crisis regional generalizada, que difícilmente podría enfrentar.

Es interesante, por consiguiente, la visión del primer ministro británico visitante, quien, después de ver las más ricas reservas de Pemex y de hablar en privado con el presidente Vicente Fox, consideró "clave" el papel de éste en el concierto de los países latinoamericanos ya que, en efecto, entre los países emergentes (Rusia, Turquía, Brasil, Argentina) y, en particular, entre los más importantes de la región latinoamericana, México es en estos momentos el que aparece más sólido y estable. 

Igualmente sugestiva es la posibilidad, mencionada por el presidente Fox, de que pudieran llegar al país 20 mil millones de dólares de nuevos inversionistas, dada la necesidad de inversiones frescas que puedan compensar la caída de las exportaciones y de los envíos en divisas de nuestros connacionales emigrados sin que hayan disminuido en igual medida las importaciones. 

Si dichas inversiones no afectasen la soberanía nacional en el estratégico campo energético, podrían resultar importantes para capear la crisis y no reducir ulteriormente el nivel de empleo.
 

 

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