ESPIONAJE
Si
bien el espionaje nunca ha sido una práctica exclusiva de los servicios
de inteligencia del gobierno, la captura anunciada por la PGR de una organización
ajena a las esferas gubernamentales que se dedicaba a esta actividad, aunada
a una serie de casos recientes -grabaciones de conversaciones privadas
o descubrimiento de equipo oculto- ventilados públicamente, son
muestras de que ésta es una más de las ilegalidades que cualquier
persona o grupo con acceso a la tecnología necesaria puede cometer
en nuestro país.
Ayer, el presidente Vicente Fox anunció que en
septiembre enviará al Congreso un "amplísimo paquete de iniciativas"
para reformar la legislación penal en la materia, misma que en estos
casos permite la libertad bajo fianza de quienes incurren en esta práctica.
Tipificar el espionaje como delito grave es, sin duda, un paso necesario.
Sin embargo, una mayor penalización resulta insuficiente
si antes no se hace una profunda revisión del marco legal en materias
como el derecho a la intimidad, a la propia imagen, a la información,
así como el esclarecimiento de la función de los servicios
de inteligencia gubernamentales en un régimen democrático.
Respecto al grupo de espías detenidos, es necesario
que se investigue y aclare a qué tipo de intereses y a quién
o quiénes estaban sirviendo. Hasta donde se sabe, se trata de una
organización vinculada a un grupo político que presuntamente
espiaba a altos funcionarios del gobierno federal, como al mismo secretario
de Hacienda y a un subsecretarario de Gobernación, hechos que, de
ser ciertos, pueden generar una reacción de contraespionaje y un
clima de guerra sucia en el que el chantaje puede convertirse en arma de
negociación política.
Es por esto necesario vigilar que las investigaciones
judiciales sobre el particular se lleven a cabo de manera transparente
y a fondo, y que en su momento se dé una explicación detallada
a la sociedad.
En fechas recientes, los mexicanos hemos sido testigos
de los perjuicios que puede causar el espionaje telefónico a un
personaje público, cuando algunos medios han transmitido o transcrito
grabaciones telefónicas que bien pueden ser falsas. Sin embargo,
al margen de la autenticidad de las cintas, el principal problema radica
en la falta de privacidad, en la permanente transgresión a la intimidad
de las personas.
El espionaje es hoy una actividad común en todas
las esferas de la vida nacional. Lo utilizan el crimen organizado, empresas,
centros de investigación, partidos políticos, gobiernos estatales
y federal, y hasta particulares que ven en la venta de información
privada un jugoso negocio. Con la actual tecnología en comunicaciones,
nadie está libre de ser espiado.
Cabe señalar que los servicios de inteligencia
estadunidenses, apoyados siempre por su propia tecnología, son y
han sido el ejemplo más contundente de la aplicación discrecional
de este tipo de prácticas.
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