Demanda la liberación del general Gallardo
Señora directora: El domingo, día
de visita en la prisión Neza-bordo, conocí al general José
Francisco Gallardo, preso desde hace más de siete años por
defender sus derechos dentro del Ejército Mexicano.
Me emocionó conocer a un hombre que, después
de un encierro tan escandalosamente injustificado, mantiene una entereza
y una alegría que sólo se explican por la solidaridad de
sus cuatro hijos, su esposa Lety y la absoluta convicción en su
causa.
Desde 1996 existe una recomendación de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, en donde se pide al gobierno mexicano
que el general sea liberado y su caso investigado por violaciones a los
derechos humanos.
Desde entonces sabíamos que mientras el PRI no
cayera, el general seguiría preso.
Hace más de seis meses que esperamos que Vicente
Fox acate esta recomendación; sin embargo, no hay señales
de ello.
Mientras el general Gallardo y todos los demás
presos políticos en México no sean liberados, no tenemos
justificación alguna para hablar de un proceso democrático.
El voto del 2 de julio del año pasado será traicionado por
Fox si esto no ocurre.
Los meses pasan y cada día es más claro
que el cambio es únicamente para acelerar nuestra integración
al neoliberalismo. Los horrores del pasado no han sido ni siquiera mencionados
por el nuevo gobierno. Los criminales de la era priísta duermen
en paz; la impunidad continúa intacta.
El general Gallardo es una herida abierta en todos los
mexicanos. Nadie podrá regresarle ocho años de su vida. A
menos que se le regrese a la sociedad mexicana un poco de honor y de justicia
liberando al general Gallardo y a todos los presos de conciencia en este
país.
Ana Colchero
Niega desalojo violentode normalistas en Chiapas
Señora directora: Me dirijo a usted para
precisar la información publicada por su diario respecto al desalojo
de estudiantes normalistas que mantuvieron por varias horas retenidos a
niños, mujeres y hombres en el Palacio de Gobierno de Chiapas la
tarde del martes y madrugada del miércoles pasados.
1. Negamos rotundamente que el desalojo de los normalistas
haya sido de forma violenta. El operativo fue encabezado por elementos
de la Policía Femenil de Seguridad Pública. Ningún
elemento policiaco portaba armas de fuego. Es falso que se hayan utilizado
gases lacrimógenos en contra de los manifestantes.
2. Tampoco es cierto que como resultado del desalojo varios
estudiantes hayan sido golpeados. En el operativo no se registró
ningún acto de violencia ni abuso en contra de los normalistas,
la mejor prueba es que los inconformes no han presentado a ninguno de los
supuestos golpeados y agredidos. Al lugar de los hechos acudieron socorristas
de la Cruz Roja y constataron que ninguna persona ameritaba atención
médica. Los estudiantes se "portaron de manera agresiva", por lo
que la ambulancia 252 regresó a la base, indica un reporte de la
benemérita institución.
3. El operativo de desalojo se realizó para
rescatar a las mujeres, hombres y niños que permanecían secuestrados
por los estudiantes normalistas, quienes cerraron las entradas de Palacio
de Gobierno con cadenas.
4. En todo momento las autoridades estatales ofrecieron
a los inconformes dialogar, pero en una actitud retadora los normalistas
intensificaron el bloqueo, privando de su libertad a las personas que se
encontraban en el interior de palacio de gobierno, y en cumplimiento a
la ley se actuó en consecuencia. Cabe recordar que era la segunda
vez que los normalistas bloqueaban la entrada del inmueble.
5. Los medios electrónicos han transmitido videos
de la acción y han comprobado nuestras afirmaciones. Se demuestra
allí que la policía, desarmada, avanzó y los estudiantes
se replegaron. Tenemos todas las pruebas documentales que demuestran que
el desalojo fue pacífico y que ponemos a su disposición.
6. El gobierno de Chiapas es respetuoso del derecho a
la libertad de manifestación, siempre y cuando no afecten los derechos
de terceras personas.
7. La actual administración, producto de la voluntad
popular, mantiene abiertas las puertas del diálogo, y deja claro
que no actuará bajo presiones, mucho menos si se toman de rehenes
a ciudadanos que no tienen que ver con el gobierno o con los manifestantes.
Gabriel Gutiérrez Avila, subsecretario general
de Gobierno
Respuesta de la corresponsal
Señora directora: En la nota en cuestión
se indica claramente que los voceros estudiantiles Jorge Rodríguez
Pérez y Juan Carlos Pérez Madrigal son quienes aseveraron
que el desalojo fue realizado con violencia. La misma nota también
da cuenta de lo declarado por las autoridades. Yo me limité a recabar
la información de las partes.
Angeles Mariscal
Reclama que el ISSSTE le haga justicia
Señora directora: Solicito la publicación
de la presente, dirigida al C. Benjamín González Roaro, director
general del ISSSTE.
A más de siete años de haber sido injustamente
despedida del ISSSTE por el entonces subdirector médico, doctor
Javier Castellanos Coutiño, durante la gestión de Manuel
Aguilera Gómez, expongo a usted mi vía crucis, provocado
tanto por una grave cardiopatía, como por hombres supuestamente
a cargo del bienestar de los mexicanos.
En mayo de 1995, después de una amenaza de infarto,
fui internada varios días en el hospital 20 de Noviembre y, a pesar
de que entregué mis incapacidades médicas, me descontaron
los días que estuve hospitalizada. Con ese mismo pretexto, en julio
del 94, el doctor Humberto Galicia, jefe de Enseñanza (y actual
director de la Escuela de Medicina West-Hill), y el doctor Luis Padilla
Sánchez, subdirector de Enseñanza y actual subdirector médico
del ISSSTE, me levantaron un acta administrativa por "abandono de empleo"
y me despidieron.
Por tal motivo, a partir del 1º de septiembre del
95 se me negó el acceso al edificio de la Subdirección Médica,
en avenida San Fernando número 547, por lo cual acudí a la
Junta Federal de Conciliación y Arbitraje para querellarme por mi
despido injustificado.
Ante el agravamiento de mi enfermedad, el 4 de diciembre
fui sometida a una cirugía de corazón abierto para implantarme
un by-pass, pero aun así seguí acudiendo a Conciliación,
con un defensor de oficio, para luchar por mis derechos.
Después de 3 años desempleada y en grave
estado de salud, en julio de 1998 la Junta se declaró incompetente
para "conocer" mi demanda, y me mandaron a unas oficinas de Doctor Vértiz,
donde me entregaron un laudo que ordenaba mi reinstalación en el
ISSSTE, y se le ordenaba al instituto pagarme salarios devengados.
Ante esto, el ISSSTE, entonces a cargo de Socorro Díaz
Palacios, se amparó para no pagarme, y cuando acudí nuevamente
a la Junta de Conciliación, me informaron que mi expediente "se
había extraviado", pero me pidieron un listado con los incrementos
de salario habidos hasta esas fechas y que, en justicia, me debían
ser reintegrados.
Tras años de gestiones y ante la actitud de la
Junta, que da largas a mi asunto, me vi obligada a contratar a un abogado,
quien me lleva el caso por un porcentaje del 50 por ciento. Así,
en cuanto fuimos a la sala 14 de Conciliación, mi abogado solicitó
un amparo contra la Junta y el ISSSTE, pero de inmediato nos dijeron que
ya "habían encontrado" mi expediente.
Durante siete años de injusticias en mi contra,
el ISSSTE hizo todo lo ilegal e inmoral para no pagarme.
Hoy apelo a usted para ver si este nuevo gobierno revierte
las medidas gangsteriles que aplicaron en mi contra el actual director
de trasplantes de la Secretaría de Salud, Castellanos Coutiño,
y otros funcionarios priístas hoy sospechosamente encumbrados en
el ISSSTE. En espera de una pronta respuesta.
Socorro Herrera Ponce, empleada del ISSSTE número
114685. Expediente 1456/97
|