EL FIN DE LA ERA MEZA
En
el marco de las eliminatorias mundialistas, la selección nacional
de futbol sufrió ayer una vergonzosa derrota en el estadio Azteca
contra su similar de Costa Rica, resultado que incluso pone en riesgo su
clasificación a la Copa del Mundo de Corea-Japón en el 2002.
Con este fracaso, los resultados del representativo nacional con Enrique
Meza como director técnico suman un penoso total de diez derrotas,
tres empates y cinco triunfos, con 23 anotaciones a favor y 29 en contra.
A esto debemos añadir, desde luego, los estrepitosos descalabros
de las selecciones sub 21 y sub 17.
A pesar de que el técnico ha demostrado a lo largo
de estos 18 partidos no tener la mínima capacidad para armar y dirigir
un equipo de selección nacional, llama la atención su afán
por mantenerse como entrenador, y el apoyo que dice tener de los directivos
y jugadores.
Si bien Meza cuenta con una trayectoria ascendente a escala
de clubes, sobre todo en su periodo al frente de Toluca, su desempeño
como técnico nacional ha sido desastroso. Hemos visto a un equipo
desorganizado, apático, desmotivado, sin la menor constancia y carente
de táctica. Ante esto, Enrique Meza, si es una persona inteligente
y ética, debe reconocer que ha llegado el momento de presentar su
renuncia. De no hacerlo, la crisis por la que atraviesa el equipo puede
convertirse en una verdadera debacle.
Si por menos fueron retirados técnicos como César
Luis Menotti, Bora Milutinovic o el mismo Manuel Lapuente, entonces ¿por
qué mantener a Meza cuando las estadísticas demuestran que
su desempeño es el peor que se tiene registrado?
Todavía se está a tiempo para evitar que
los partidos que restan en esta fase eliminatoria de cara al Mundial se
conviertan, en el imaginario colectivo, en un auténtico naufragio
futbolístico.
Es lamentable que siendo el mexicano el cuarto futbol
mejor pagado del mundo, nuestra selección esté plagada de
jugadores --salvo una que otra excepción-- tan mediocres, blandos
y temerosos, que aparentan estar más concentrados en el valor de
sus contratos, en lugar de brindar un espectáculo digno de la afición
que, a pesar de todo, siempre los ha respaldado. Ayer, los futbolistas
nacionales, como bien los describe Marlene Santos en esta edición,
"fueron once almas en pena que deambulaban por la cancha, un equipo enjuto,
anémico y fantasmal".
¿Qué jugador de esta selección se
debe en verdad a los aficionados y comprende el peso de la casaca que porta?
Tal vez el contexto mercantilista que les rodea --se les trata como productos--
los ha llevado a olvidarse de los millones de mexicanos que siguen sin
falta los partidos.
El problema tiene, en realidad, múltiples aristas
que involucran a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y a los
dueños y directivos de los clubes, quienes están haciendo
del deporte en el país un entramado de intereses económicos
a costa de los jugadores y la afición. Es por esto que, en paralelo
al inminente cambio de técnico, se deben dejar, de una vez por todas,
a un lado los intereses extrafutbolísticos que tanto han entorpecido
el desarrollo de las selecciones de futbol en México.
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