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México, D.F. viernes 15 de junio de 2001
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Editorial

FOX ANTE CHIAPAS: TRASPIE O DESPRECIO

SOLEn una entrevista publicada ayer por el rotativo salvadoreño La Prensa Gráfica, el presidente Vicente Fox formuló preocupantes y peligrosos juicios sobre la situación chiapaneca. Las expresiones presidenciales reproducidas por el diario son, entre otras: "el tema zapatista no es el tema de México"; "ya no hay conflicto, estamos en santa paz"; "no hay que dar más espacio o situación de poder al zapatismo... no tiene nada que ver con el Plan Puebla-Panamá", el cual "es mil veces más que el zapatismo o una comunidad indígena de Chiapas".

Las descalificaciones y las distorsiones implícitas en las frases anteriores no pueden pasarse por alto porque, si no obedecieran a un error de transcripción del entrevistador o a un mal momento declaratorio por parte del mandatario -acaso inducido por los sectores más arrogantes y frívolos de su equipo de trabajo-, indicarían un giro de 180 grados en la actitud de Fox hacia el conflicto chiapaneco: de un claro interés por resolverlo, como lo demostró desde diciembre del año pasado hasta marzo del presente, a una determinación de negarlo, como lo hizo su antecesor en el cargo a lo largo de casi todo el sexenio pasado.

Pareciera innecesario, a estas alturas, recordar que entre Puebla y Panamá se localiza Chiapas, y que en esa entidad hay un levantamiento armado que dista de haber sido resuelto. Debiera ser evidente la improcedencia de comparar valorativamente un proyecto gubernamental con una comunidad indígena y concluir, para colmo, que el primero es "mil veces más que" la segunda; es desolador que, después de los tres primeros meses de este año, cuando la palabra "paz" fue pronunciada en innumerables ocasiones por la gran mayoría de la sociedad, en todo el territorio nacional, con buena y mala fe, y hasta con un afán de lucro mediático, deba señalarse que la paz con justicia y dignidad para los indígenas mexicanos sigue siendo una aspiración, y que sin paz no sólo no podrá realizarse el Plan Puebla-Panamá, sino que se pondrán en juego la integridad y la viabilidad nacional.

La gravedad de las declaraciones mencionadas hace necesaria y deseable, en suma, un desmentido o una rectificación por parte del presidente Fox, porque sus palabras, o las que le fueron atribuidas, constituyen casi una declaración de inexistencia de los indígenas insurgentes y, por lo tanto, del proceso de diálogo, el cual requiere de dos interlocutores, no sólo de uno. Finalmente, si el mandatario realmente cree que el alzamiento chiapaneco ha concluido, condenará al país a vivir con el conflicto, sus costos y sus peligros, durante otros seis años.
 

 

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