CHIAPAS: SIGNOS DE PELIGRO
Ayer,
mientras los integrantes de la Comisión de Concordia y Pacificación
(Cocopa) del Congreso de la Unión recibían del secretario
de Gobernación, Santiago Creel, seguridades en torno a la decisión
del gobierno federal de impulsar la distensión en Chiapas, las autoridades
del municipio autónomo Ricardo Flores Magón y la Red de Defensores
Comunitarios por los Derechos Humanos informaron de una intensificación
de los patrullajes militares en la zona de conflicto; refirieron actos
de hostigamiento de los uniformados contra diversas comunidades zapatistas
y hablaron incluso de "una nueva escalada" y de nuevos intentos por "cercar"
a los pueblos rebeldes.
Aunque antayer el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía
expresó la determinación del gobierno estatal de evitar las
provocaciones, e informó que con ese propósito se ordenó
suspender la construcción de un camino rural en Las Margaritas,
que según los indígenas insurrectos tendría propósitos
de "contrainsurgencia", los señalamientos de los defensores comunitarios
y del municipio Ricardo Flores Magón enfatizan la existencia de
un clima de "intimidación" y de "guerra de baja intensidad".
La denuncia se presenta en circunstancias en las que las
gestiones para reactivar el proceso de pacificación en la entidad
se encuentran en un impasse legislativo y en un compás de espera,
mientras se determina si las legislaturas de los estados respaldan o rechazan
la distorsionada reforma constitucional que, en materia de derechos y cultura
indígenas, se realizó en el Congreso de la Unión en
marzo pasado, reforma que ya fue rechazada por la comandancia del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Congreso Nacional Indígena
(CNI), así como por numerosos representantes de las etnias del país,
estudiosos e investigadores indigenistas y organismos civiles y sociales.
En un contexto caracterizado por la interrupción
del diálogo entre los zapatistas y el gobierno federal, los actos
de hostigamiento reportados resultan por demás peligrosos y preocupantes,
y podrían conducir a un deterioro de la frágil paz que se
mantiene --pese a todo-- en la zona de conflicto.
En tales condiciones, es necesario que las autoridades
federales --civiles y militares-- y estatales actúen con extrema
prudencia, y que los partidos políticos y sus legisladores busquen
fórmulas para restituir el espíritu original de la iniciativa
de reformas constitucionales de la Cocopa, la cual, tras ser enviada al
Senado por el presidente Vicente Fox en acto inaugural de su gobierno,
resultó desfigurada, mutilada y desvirtuada.
Sólo de esa manera será posible sentar las
bases para una paz sólida, justa y digna en Chiapas, así
como para un reencuentro entre la institucionalidad del país y los
pueblos indígenas de México.
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