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México, D.F. viernes 8 de junio de 2001 
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Correo Ilustrado
 
El sida, problema de salud pública, no de política, afirma 

Señora directora: Pido se inserte la siguiente carta dirigida a Carlos Monsiváis: 

No es mi propósito defender o denigrar aquí a un régimen, sea el cubano, el francés o el mexicano. Por haber vivido muy de cerca, en Cuba y en Francia, la problemática del sida me sorprende que utilices el tema para externar tu repudio al régimen castrista. Es cierto, los cubanos no sólo, al principio, internaron a los portadores de VIH (había muy pocos enfermos), sino que también, en muchos casos, aislaron a sus familiares en el sanatorio de Santiago de las Vegas, en las afueras de La Habana, no muy lejos del lazareto que, en su tiempo, abrigaba a los leprosos. En el mismo periodo, en otros países, ni se preocuparon por ellos y los dejaron morir en condiciones espantosas. 

En 1993 murió V., familiar de mi hija. "Marielito", regresó a Cuba en 1986 infectado por el VIH. V. fue internado; su familia nunca. En el sanatorio (no eran, en aquella época, 15), durante "el periodo especial", pudo comer bien, recibir su tratamiento, tener visitas, estudiar. Pero, después, sí pudo salir y quedarse con su familia una parte de la semana. Murió transparente pero tuvo derecho a una muerte digna. 

Por haber recorrido México, El Caribe y América Latina sé que en muchas partes no es así. Sinceramente, en este caso, no creo que el problema sea Fidel Castro ?que, no dudo, espera que Cuba será la primera en descubrir la vacuna del sida y alcance así el Nobel. El problema ha sido que en los primeros años en el mundo entero, se minimizó la importancia de la enfermedad. 

A mí me dieron un tratamiento de plasma en el Instituto Pasteur en 1983, diciéndome que era lo más seguro que había en el mundo. En 1989, sin explicación alguna, me mandaron hacer la prueba de sida por lo que se llamó "el caso de la sangre contaminada", en el que se vieron involucrados ministros de Francois Mitterrand y diversos médicos y funcionarios. 

Errores y horrores se han hecho en todas partes. Todavía sigue la discriminación de los "sidáicos", el miedo, incluso en países tan "civilizados" como creen que es Francia. Pero, personalmente, sigo interrogándome: ¿será realmente una violación a los derechos humanos el despitaje del sida, como lo hubo y lo hay de la sífilis, la tuberculosis y la hepatitis? No será más bien que lo que hay que exigir es la confidencialidad de los datos y rechazar toda discriminación en el trabajo y la vida cotidiana. Entonces, la obligación de vacunar ¿también es violación al derecho de los individuos (hay quienes lo sostienen)? 

No confundamos los reclamos políticos a Cuba con un asunto de salud pública a la que todavía no se le ha dado la suficiente importancia en países ?incluyendo éste? donde tabúes de toda índole y el machismo sigue imperando en las relaciones de pareja e impiden campañas serías de educación. 

Atentamente:

Francois Escarpit 


Mi oposición, a la "contención carcelaria" del sida: Monsiváis 

Señora directora: Agradezco la carta de Francois Escarpit. Los debates sobre bioética son muy importantes ahora cuando, por ejemplo, la PGR se da tiempo para cambiar de giro y se opone a la despenalización del aborto como si fuera una ONG de Guanajuato. 

Sin embargo, en la respuesta de Escarpit no hallo elementos que contradigan mis señalamientos. Más bien, nos avisa de un hecho inaudito: "también en muchos casos aislaron a sus familiares (de los enfermos) en el sanatorio de Santiago de las Vegas, en las afueras de La Habana, no muy lejos del lazareto que, en su tiempo, abrigaba a los leprosos". 

De que la cuarentena iba en serio no tengo duda, aunque no me explico cómo no aislaron también a los amigos. También sé que la cuarentena no comía lumbre, ya que en el aeropuerto de Rancho Boyeros ni se instaló jamás un sidatorio ni se insinúa "el pesquizaje" sídico de los turistas. 

No utilizo el tema del sida para externar mi repudio al régimen castrista. Sólo anoté cómo, en el caso extremo de la pandemia, el régimen castrista externa su repudio a las libertades. De 1986 a 1993 se probó con dureza el método de la internación obligatoria de seropositivos y enfermos; no resultó suficiente y en 1993 se cambió por una internación de tres a seis meses o, en algunos casos, definitiva. (La autocrítica estatal tiene sus límites). 

A eso me opongo, a la violación de los derechos humanos que implica la contención carcelaria de la enfermedad, no, obviamente, a los grandes avances de la medicina cubana ni a la posibilidad de que al doctor Fidel Castro se le otorgue el Premio Nobel. De acuerdo con Escarpit, "errores y horrores se han hecho en muchas partes", y ?lo dije y lo repito?, en México el miedo a suscitar la reprimenda clerical ha aislado desde 1983 a los gobiernos en el clóset de la timidez que no se atreve a decir su marca predilecta de condones. 

Pero si llama la atención el caso cubano es por la política de aislamiento forzoso. Pregunta Escarpit: "¿No será más bien que lo que hay que exigir es la confidencialidad de los datos y rechazar toda discriminación en el trabajo y la vida cotidiana?" De acuerdo, ¿pero hay una violación más abierta de cualquier confidencialidad que el internamiento en hospitales-cárcel? (A menos que se le informe a los vecinos y amigos que el enfermo se fue a París a tratarse al Instituto Louis Pasteur) ¿Y qué es el encierro sino la suprema discriminación en materia de trabajo y vida cotidiana? 

Como sea, es saludable el intercambio de puntos de vista sobre un tema al que, monstruosamente, los gobiernos rodean de hipocresía y silencio. 

Carlos Monsiváis 


Responde Soberanes a la Afadem 

Señora directora: Ruego dé cabida a estos comentarios sobre la carta de los integrantes de la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos de México (Afadem). 

1. Las opiniones y puntos de vista que manifesté a Víctor Ballinas durante la entrevista con La Jornada son valoraciones jurídicas ?no políticas? y atienden, por lo mismo, a los aspectos legales que indispensablemente han de surgir en una discusión seria y de fondo sobre algunas propuestas para que se integre en México una comisión de la verdad. 

2. Un Estado democrático de derecho supone la existencia de instituciones públicas con facultades legales que delimiten su función y su competencia. Actualmente, la única institución constitucionalmente facultada para investigar delitos de esta facultad a cualquier órgano que no sea el señalado expresamente en los artículos 21 y 102, apartado B, de la Constitución, exigiría reformar este ordenamiento. 

3. También, por mandato constitucional (fracción II del apartado B del artículo 20), sólo puede coadyuvar con el Ministerio Público (MP) la víctima o el ofendido del delito para que se le reciban todos los datos o elementos de prueba con los que cuente, tanto en la averiguación previa como en el proceso. 

4. El hecho de que una instancia distinta del MP pueda realizar investigaciones sobre actos constitutivos de delito es contrario a lo dispuesto actualmente en el propio texto constitucional. Por lo demás, sólo sería factible que una comisión de la verdad investigue delitos, examine testigos, revise expedientes o archivos oficiales, si la reforma que le diera origen y definiera su naturaleza, integración y facultades le da también ?quiero suponer? independencia del gobierno. 

5. No obstante el carácter imprescriptible que algunos consideran debe corresponder a las desapariciones forzadas, en tanto violación a los derechos humanos, la reciente reforma al Código Penal Federal publicada el pasado 1 de junio no consideró el tema de la imprescriptibilidad a dicha gama de delitos (como estaba propuesto originalmente en la iniciativa de reformas). Este hecho marca una diferencia en el tratamiento legal que en materia de desapariciones forzadas se hace en la Convención Interamericana sobre Desapariciones Forzadas (suscrita por México el 4 de mayo y aún sin aprobación por el Senado) que establece el carácter imprescriptible de dicha violación. 

Manifiesto de nuevo estos puntos de vista como profesional del derecho, con plena solidaridad hacia los familiares y amigos de personas desaparecidas y plenamente convencido de que en un orden democrático la justicia y el respeto a los derechos humanos sólo se fortalecen desde la legalidad. 

Atentamente:

José Luis Soberanes Fernández, presidente de la CNDH 
 


 
Invitación

Para reflexionar sobre el Plan Colombia, sus estrategias y posibles consecuencias, se convoca a la primera jornada sobre el tema donde participan Gustavo de Greiff, profesor del Colmex, quien abordará el tema Políticas de EU sobre narcotráfico en Colombia; Camilo González, ex ministro de Salud en ese país y director del Instituto de Desarrollo para la Paz (Indepaz), con el tema El papel de la sociedad civil en el procesos de paz, y John Saxe, sociólogo y coordinador del seminario Mundo Actual que hablará sobre La globalización y el Plan Colombia. La cita es hoy a las 11:30 en el auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, cuarto piso de la Torre II de Humanidades de la UNAM. 

Mayor información: [email protected] y tel. 5653-9978. 

Responsables: Tercos por la Paz, Comisión Latinoamericana por la Paz en Colombia-México 
 

 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54