Como habrá advertido el lector de esta Historia de las historias de México, desde los orígenes del relato histórico las fuerzas que cambiaron las interpretaciones del pasado han sido externas al oficio del historiador. Después de la aparición de los seres humanos los hitos que señalaron nuevas rutas en el conocimiento del pasado fueron la invención del lenguaje, la escritura, el advenimiento de la imprenta y la constitución de los Estados nacionales.
Durante la mayor parte de la historia de la humanidad los conservadores de la memoria colectiva fueron los cabezas de familia, los dirigentes de la tribu, la Iglesia, la ciudad o el Estado. Durante miles de años la transmisión de esta memoria se hizo a través de los ritos, el relato oral y los anales compilados por los conductores del reino. A lo largo de estos siglos la recordación histórica caminó unida a la memoria oral, la depositaria de los saberes ancestrales.