ECONOMIA: EVITAR EL TRIUNFALISMO
La presencia en nuestro país de Robert Alexander Mundell,
quien hace dos años recibió el Premio Nobel de Economía,
y quien se reunió con el presidente Vicente Fox, ha dado pie a declaraciones
diversas sobre las particularidades de la circunstancia económica
del país.
Por principio de cuentas, es tranquilizadora la aclaración
de que la visita del destacado monetarista no significa su contratación
como asesor y menos aún que el gobierno actual se disponga a dolarizar
la economía, receta sugerida por Mundell a diversos países
de América Latina.
Resulta, en cambio, desconcertante la afirmación
de Eduardo Sojo, coordinador de Políticas Públicas del gabinete
foxista, en torno al supuesto "visto bueno" emitido por Mundell a la propuesta
gubernamental de reforma fiscal; lo que más inquieta no es que el
tal "visto bueno" sea falso --como lo es, porque en declaraciones por separado
Mundell se manifestó contra los incrementos impositivos, además
de que advirtió sobre los riesgos de la actual situación
cambiaria--, sino que aún persista el reflejo, entre los funcionarios
del gabinete económico, de obtener la aprobación de expertos
extranjeros ante cada paso que dan.
Esa preocupación recuerda las actitudes del salinato,
cuando se recurría a las palabras de un puñado de académicos
estadunidenses para fundamentar y justificar cualquier clase de acción
o proyecto gubernamental.
Por lo demás, el optimismo oficial ante la situación
de indicadores de desempleo, nivel de las reservas, tasas de interés
y tipo de cambio, entre otros, no sólo contrasta con las advertencias
planteadas por el economista laureado sino, más grave todavía,
con sectores de la economía nacional real que ya resienten los efectos
de la desaceleración. A ojos de los desempleados de las últimas
semanas, ese optimismo suena a triunfalismo injustificado y a distorsión
de los hechos. Es preciso evitar tales percepciones ?así sean únicamente
percepciones? porque desgastan a los gobernantes y desalientan a los gobernados.
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