Espejo en Estados Unidos
México, D.F. sábado 19 de mayo de 2001 
Búsquedas en La Jornada
 
 
Números Anteriores
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
Correo Ilustrado
Política
Economía
Cultura
Espectáculos
Sociedad y Justicia
Estados
Capital
Mundo
Deportes
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada de Oriente
Correo electrónico

 

Editorial
 
EL SUEÑO DE UN TECNOCRATA 

SOL No obstante que la reducción en la tasa de crecimiento de Estados Unidos ha generado una caída en las proyecciones de crecimiento anual del producto interno bruto (PIB) mexicano, la economía vive hoy una coyuntura digna del mejor sueño de un tecnócrata: el Banco de México (Banxico) redujo el corto en 50 millones de pesos diarios, por lo que habrá más dinero circulando, tendrán que bajar las tasas de interés y, en el mediano plazo, se logrará una paulatina depreciación del peso que beneficiará a los exportadores. 

Con los 40 mil millones de dólares acumulados en las reservas federales a la fecha, Banxico ya no tiene necesidad de subastar más dólares cada mes. Según datos del Departamento de Comercio (DOC), México registró un superávit en la balanza comercial sobre Estados Unidos de 2 mil 803 millones de dólares, uno de los niveles más altos en la historia de las relaciones comerciales entre ambos países. La inflación se mantiene en los niveles estimados por el banco central y, como complemento, la venta de Banamex a Citigroup generará una entrada de capitales equivalente a un año de inversión extranjera directa. 

Ante esta oleada de signos positivos en la economía, mismos que han sido bien recibidos por los inversionistas de capitales especulativos, no deja de inquietarnos que el beneficio directo de este panorama macroeconómico se concentre en los dueños del capital, un grupo minoritario que no representa más del 5 por ciento de la población total. 

La parte financiera de la economía, no cabe la menor duda, pasa hoy por un excelente momento. Pero los únicos que lo perciben son los ricos, porque, a la luz de los resultados, se confirma que la política económica es un saco hecho a su medida. 

La realidad es que la economía mexicana avanza en dos carriles paralelos con direcciones opuestas. Mientras uno reporta un tránsito fluido y estable de logros macroeconómicos, el otro, lleno de baches, topes y semáforos en rojo, carga con un flujo lento y accidentado de más de 40 millones de pobres. 

A un carril se le destina la mayor atención y un trato preferencial; al otro se le castiga por todos los medios posibles. Si no ¿por qué la insistencia en aprobar una reforma fiscal que le carga la mano --con el IVA-- a los más desfavorecidos, en particular con el impuesto a medicinas y alimentos? 

A todos nos interesa saber que los indicadores macro van viento en popa, pero no dejamos de preguntarnos cuándo será el día en que estos logros se vean reflejados en el nivel de vida de todos los mexicanos, en la generación de empleos, crédito productivo, en servicios de salud y educación... ¿Cuándo podremos alegrarnos por los resultados sociales de la macroeconomía? Por lo pronto, las cifras oficiales siguen desviando la atención de aquel lado oscuro de nuestra economía: la pobreza. 
 

 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54