OSCURANTISMO
El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social (STPS), Carlos Abascal Carranza, ha dado la razón a los sectores
de la opinión pública que, desde el inicio del actual gobierno,
lo ubicaron en el papel de secretario incómodo debido a su cerrazón
ideológica y a su manifiesto conservadurismo. La confirmación
más lamentable y nítida de este augurio fue el discurso pronunciado
hace unas semanas por el funcionario, en el cual aconsejó a las
mujeres que se resignaran a realizar las tareas del hogar en vez de participar
activamente en el mercado laboral formal. La sugerencia resultó
ofensiva por su misoginia explícita, y escandalosa porque fue formulada
por el principal encargado de procurar, desde el gobierno federal, el desarrollo
de relaciones laborales equitativas y libres de discriminaciones.
Cuando todavía no se ha olvidado ese despropósito,
sale a la luz pública un episodio de censura protagonizado por el
propio Abascal, en su condición de padre de una alumna de un colegio
privado en el que una profesora de español fue severamente hostigada
por haber motivado a las estudiantes a leer textos de Gabriel García
Márquez y de Carlos Fuentes. En carta a este periódico, el
secretario del Trabajo reconoce su participación en el asunto, aunque
desmiente haber solicitado "el despido o remoción" de la educadora.
En la misiva, el funcionario aduce, con razón,
que sus acciones con relación a la educación de sus hijos
recaen en el ámbito de su vida privada. Lo inquietante del caso
es ver hasta qué punto el propio Abascal recurre, en su desempeño
público, a rasgos y tendencias que debiera mantener en la estricta
esfera de lo privado, como la estrechez mental, el fanatismo religioso,
el moralismo trasnochado y la ignorancia, el desprecio o la fobia por componentes
fundamentales de la cultura contemporánea nacional y universal,
como lo son los libros de Fuentes y García Márquez.
Es el propio secretario del Trabajo quien trastoca, de
esta forma, la información sobre un episodio de su vida privada
que simplemente describe su oscurantismo y las fundamentadas críticas
por su proyección pública de intolerancia e incomprensión
del mundo, defectos que tiene derecho a ostentar --y hasta a regodearse
en ellos-- en tanto que padre de familia, pero que descalifican su gestión
pública.
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