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México, D.F. sábado 24 de marzo de 2001
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Editorial
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UNA OPORTUNIDAD PARA EL FUTURO

SOLEn una decisión inédita y de la mayor trascendencia para el país, representantes del Poder Legislativo y la comandancia del EZLN acordaron ayer la presencia y el uso de tribuna por parte de la delegación zapatista en el Palacio Legislativo de San Lázaro el próximo 28 de marzo.

Sin lugar a dudas, el encuentro sienta un precedente en la historia de México, puesto que es la primera vez que un grupo de indígenas --en declarada rebeldía-- hará uso de la tribuna de la Cámara de Diputados para defender los derechos de los pueblos indios del país.

De acuerdo con informes, los legisladores, a petición del EZLN, extendieron una invitación a los 31 gobernadores de los estados y sus respectivos congresos, además del jefe de gobierno de la capital e integrantes de la ALDF. 

La pluralidad del encuentro, aunada a un formato en el que se prevé un diálogo abierto con preguntas y respuestas, propiciará el enriquecimiento de la discusión y el análisis de la compleja problemática indígena, y por consecuencia, impulsará también el debate sobre la iniciativa de ley en materia de derechos y cultura indígenas elaborada por la Cocopa, motivo del viaje de los zapatistas a la ciudad.

El recorrido de los rebeldes por diversos estados y su llegada a la ciudad de México ha generado una marcada división de opiniones y ha puesto en evidencia la persistente polarización entre el México liberal y el conservador. Además, ha quedado implícito el racismo que hay en muchos sectores, y desde luego, el temor que genera el enfrentamiento con la realidad de un mundo que no resulta ser como lo creían. Ante esto, el encuentro debe celebrarse en un ambiente de respeto y libre expresión de las ideas, ya que se enfrentarán concepciones y visiones opuestas de país. 

De los alcances de este primer encuentro se podrán sentar las bases para que la sociedad participe en nuevos debates sobre aspectos de la vida nacional que tradicionalmente han sido relegados.

Es de celebrase que el Legislativo abra por primera vez las puertas a una reflexión sobre lo indígena, hecha por los propios indígenas. Es un primer paso para terminar, de una vez por todas, con los estereotipos y los falsos referentes colectivos; una oportunidad para llenar un vacío de identidad nacional, para encontrarnos con la historia, cosmovisión y realidad de los indígenas mexicanos, que, en términos generales, se ha batido entre la negación y el orgullo histórico, ninguno de los cuales ha sido comprendido a cabalidad.

El encuentro debe ser visto como un acierto del Poder Legislativo, como un avance de las instituciones democráticas del país, pero también debemos alegrarnos porque finalmente un grupo con representación social se ha ganado un espacio que el Estado nunca le debió haber negado.

Al parecer, y así lo ha demostrado el presidente Fox, el gobierno está cayendo en la cuenta de que las políticas de exclusión, el descuido social y la pobreza, han sido las causas que orillaron a los indígenas a levantarse en armas. El Presidente, también hay que celebrarlo, ha dado nuevas e importantes señales de que sus intenciones de resolver el conflicto son más claras y decididas que las mostradas por muchos integrantes de su partido y del PRI.
 

 

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