ARGENTINA: REGRESION A CAVALLO
Con el telón de fondo de un paro nacional en protesta
por la política económica vigente, y sumido en una profunda
crisis política, el gobierno de Fernando de la Rúa ha llegado,
en sus quince meses de existencia, a la plena liquidación de las
esperanzas que lo llevaron al poder y a la completa distorsión de
su mandato. En esas circunstancias, la designación de Domingo Cavallo
como nuevo ministro de Economía --el tercero en tres semanas-- difícilmente
logrará acallar las aguas políticas y parlamentarias ni enderezar
un manejo económico que hace agua desde el último año
de gobierno de Carlos Menem, antecesor de De la Rúa y promotor del
tecnócrata neoliberal que ahora vuelve al cargo que ocupó
entre 1991 y 1996.
Cabe considerar, en efecto, que el rechazo a la estrategia
antipopular diseñada e implantada por Cavallo desde el Palacio de
Hacienda de Buenos Aires durante los periodos menemistas fue un factor
clave en el vuelco del sufragio popular hacia la coalición opositora
encabezada por De la Rúa y apoyada por la formación centroizquierdista
Frente País Solidario (Frepaso). El voto por el actual Presidente
fue, en gran medida, una expresión de hartazgo social ante la arrogancia,
la frivolidad y la corrupción de la era Menem, pero también
ante las recetas económicas ortodoxas que ahondaron gravemente las
desigualdades sociales y la pobreza en el país sudamericano y que
dañaron gravemente su tejido social.
Desde esa perspectiva, el regreso de Cavallo --llamado
de urgencia por un Presidente desesperado, desgastado en forma prematura
y sin rumbo-- constituye una claudicación a las promesas de De la
Rúa de gobernar con sensibilidad social y de poner distancia, en
lo económico y en lo político, con el gobierno que lo precedió.
Es significativo que las organizaciones sindicales que
convocaron al paro general de ayer, en protesta por el "ajuste" anunciado
por Ricardo López Murphy, antecesor inmediato de Cavallo, hayan
decidido realizar la medida pese al relevo en el Ministerio de Economía
y a pesar de que la llegada del connotado neoliberal al cargo haya dejado
sin efecto las disposiciones del funcionario anterior. Aunque la ministra
del Trabajo interpretó el proceder de los huelguistas como una "actitud
caprichosa", éstos dejaron en claro que sus medidas de protesta
no son contra un miembro del gabinete en particular sino contra una orientación
económica que, en el fondo, y pese a las promesas del grupo gobernante,
no ha cambiado desde los tiempos de Menem.
En otro sentido, es también ilustrativa de las
actitudes tecnocráticas típicas la prepotencia con la que
Cavallo busca hacerse de poderes especiales, no sólo para tratar
de arreglar el severo desbarajuste económico --legado por él
mismo y por su ex jefe, y que De la Rúa no ha podido revertir--
sino para emprender una "reformulación del Estado".
Con estas consideraciones en mente, es lógico concluir
la improbabilidad de que Domingo Cavallo desempeñe el papel de salvador
de este gobierno y la posibilidad de que opere, en cambio, como su sepulturero. |