CHIAPAS: PRUDENCIA SIN ACELERAMIENTO
Sin lugar a dudas uno de los acontecimientos posibles que
más expectativas despierta en la sociedad es la pacificación
en el estado de Chiapas. Desde luego, el primer signo alentador fue el
triunfo de Pablo Salazar Mendiguchía como gobernador electo y no
perteneciente al PRI, lo que concluyó, por decisión también
de la sociedad chiapaneca con un juego interminable y desaseado de gobernadores
interinos impuestos desde el centro y afines a la cerrazón de negociación
y diálogo del gobierno federal.
El presidente Vicente Fox, ya en su momento, ha dado muestras
positivas de buena voluntad para la realización de un diálogo
con el EZLN y para impulsar un auténtico desarrollo en chiapas además,
desde luego, de crear las condiciones para un nuevo trato a los grupos
indígenas.
A su vez, el EZLN respondió a tales gestos haciendo
una serie de demandas, ninguna de las cuales se ha cumplido hasta ahora
a plenitud.
El retiro del Ejército ha sido paulatino, pero
como incluso lo señalan varios integrantes de la Cocopa, todavía
no se realiza en los lugares verdaderamente significativos.
Cierto es que en la pacificación de Chiapas tanto
el gobierno federal como el EZLN apuestan varias de sus cartas a la reacción
internacional que, hasta ahora, a lo largo de los años del conflicto
ha sido favorable al grupo armado. Para Vicente Fox sería un golpe
espectacular lograr esa tan deseada pacificación, pero también
sería para el EZLN lograr ver encauzadas con una plena determinación
política la satisfacción de sus demandas respecto a los derechos
de los indígenas, que no son otra cosa que elemental justicia.
Se le pide ahora al EZLN que dé muestras mayores
de disposición al diálogo, pero en realidad el gobierno sólo
ha tenido gestos, importantes, sí, pero gestos al fin. No ha satisfecho
hasta ahora una sola de las demandas que el EZLN planteó después
de la toma de posesión del presidente Fox.
Diversos medios han empezado ya una campaña encaminada
a crear en la opinión pública una actitud desaprobatoria
de la conducta del EZLN, y en particular del subcomandante Marcos; piden
que ya se quite la capucha y argumentan que el país ya cambió.
No, la nación no ha cambiado, tan sólo cambió
el partido gobernante. Al país le falta mucho para cambiar y como
muestras ahí están Tabasco y Yucatán además
de que, evidentemente, ningún gobierno y ciudadanos pueden cambiar
una nación en poco más de un mes.
Desde luego que el EZLN deberá dar muestras más
claras, más explícitas de su disposición negociadora.
Pero quienes las reclaman con urgencia parecen no querer advertir la confianza
que está mostrando en las autoridades para decidirse a dejar Chiapas
y venir a la ciudad de México, por ejemplo.
Afortunadamente parece haber condiciones para que todo
pueda llegar a feliz término; no presionemos al tiempo. Pretender
acelerar sucesos puede precisamente llevar a lo contrario, es decir, a
que no se efectúen los resultados esperados y se obtenga un retroceso
en lo alcanzado hasta ahora. |