PARA AHORRAR, BUROCRATAS DESPEDIDOS
En el más puro estilo informativo surgido en el sexenio
76-82 y perfeccionado en el siguiente, el secretario de Hacienda, Francisco
Gil Díaz anuncia a la prensa extranjera decisiones gubernamentales
de las que aquí ni nos habíamos enterado. En una entrevista
con el Financial Times, de Londres, indica que el gobierno mexicano reducirá
su burocracia a fin de contribuir a lograr 0.5 por ciento del déficit
presupuestal, déficit que fue una de las obsesiones del ex presidente
Zedillo.
Llama también la atención que, coincidentemente,
en una reunión con el secretario de Hacienda, el sector patronal
del país, encabezado por Alberto Fernández Garza, presidente
de la Coparmex, le exigió que redujera la burocracia además
de bajar en 30 mil millones de pesos el gasto público.
Hay dos posibilidades en esta coincidencia, y ambas son
igualmente desafortunadas. O bien el secretario pidió a los patrones
hacer pública su petición para allanarle el camino a una
decisión tomada, o bien está obedeciendo, con prestancia,
la orden.
Evidentemente, el anuncio hecho al influyente diario empezará
a generar incertidumbre en los burócratas mexicanos que todavía
no se reponen de la virulencia con que se han efectuado cambios por el
nuevo gobierno al inicio del sexenio, así que aquellos que se sentían
medianamente salvados empezarán a ahora a esperar la guillotina
que podrá caer sobre ellos en un país que cada día
ofrece menos posibilidades de empleo para las clases medias y, paradójicamente,
para quienes tienen una preparación universitaria.
En principio, con tales recortes el gobierno federal perderá
una buena cantidad por recaudación de impuestos, ya que son precisamente
los asalariados los que han llevado sobre sus hombros la carga fiscal del
país. Sin embargo, se argumentará, el gobierno ahorrará
una cantidad mucho mayor por pago de salarios.
El Secretario de Hacienda deberá explicar a la
brevedad en qué consiste este recorte, a cuántos burócratas
habrá de alcanzar, de qué niveles y en qué tiempo,
pero también sería especialmente importante que dijera qué
opciones reales de reacomodo tienen en una economía que sólo
ha ofrecido crecimiento sustantivo en el empleo en la industria maquiladora
con condiciones preocupantes, por decir lo menos. ¿Qué pasará
con estos nuevos desempleados? ¿Pasarán a formar parte del
casi 40 por ciento de la población económicamente activa
que se encuentra en la economía informal?
Obviamente, se tratará de impulsar la reforma fiscal
integral en la que tanto ha insistido el presidente Vicen Fox, pero en
lo dicho hasta ahora no se sabe qué aportarán las grandes
empresas y los grandes capitales, pues sólo se ha insistido en los
aumentos de impuestos que se pretenden al consumo en rubros como alimentos
y medicinas.
La petición de la Coparmex es evidentemente una
exigencia para evitar que el gobierno cubra sus necesidades económicas
sin ahondar en las posibilidades impositivas que el gran capital ha mantenido
a buen resguardo.
El gobierno, por lo visto, escoge un camino fácil.
No podemos negar que haya un exceso burocrático, pero tenemos que
reconocer que a pesar de las cuentas alegres nuestro país y nuestra
economía distan mucho de ofrecer alternativas de empleo digno. |