CONSECUENCIAS DE UN ALBAZO
A raíz del fallo emitido por el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que anuló el
resultado de la elección de gobernador en Tabasco, el estado entró
en una preocupante situación de ingobernabilidad. A unas horas del
anuncio del tribunal federal, en la madrugada del sábado, el Congreso
--saliente-- del estado, de mayoría priísta, aprobó
de inmediato una reforma que le dio facultades a la mayoría simple
de ese partido para designar al gobernador interino y que amplía
hasta 18 meses el periodo de su mandato. Ayer, tras la designación
del diputado federal del PRI ?sin licencia? Enrique Priego Oropeza como
gobernador interino, el Congreso local se convirtió en un verdadero
campo de batalla.
Llama la atención que apenas se comienzan a dar
los primeros signos de plena legalidad en materia electoral --el fallo
del TEPJF representa un avance sustantivo--, reaparezcan los viejos vicios
del atropello legal mediante el mayoriteo y el albazo. La movilización
de la bancada priísta del Congreso de Tabasco para modificar la
Constitución local en menos de 15 minutos e imponer a un gobernador
interino, es un freno a los avances democráticos de los últimos
años. También representa con claridad la resistencia de un
partido acostumbrado a modificar la ley en su favor, que se niega a transitar
hacia el ejercicio de la democracia. Los sucesos de ayer ponen al balcón
las costumbres que para muchos priístas son normales, pero que ya
no encajan en un país cuya sociedad demanda el establecimiento de
un verdadero estado de derecho.
El PRI, un partido que está demostrando no haber
comprendido el mandato social del 2 de julio, que se encuentra sin rumbo,
sin cabeza, sabe que Tabasco representa su principal bastión de
poder en el sureste --sobre todo después del cambio de gobierno
en Chiapas-- y hará todo lo posible por mantenerlo. Ya lo vimos
con toda la serie de artimañas fraudulentas que, en principio, habían
dado la victoria al candidato priísta Manuel Andrade, y que, en
un fallo histórico, el TEPJF sacó a la luz pública
en una valoración general, de la cual, por cierto, falta que se
deslinden responsabilidades. Todavía, a pesar de la presentación
de pruebas contundentes, la directiva nacional del PRI tuvo el descaro
de alegar la ilegalidad del dictamen del tribunal. Y respaldó la
reforma constitucional que promovió el Congreso de Tabasco para
imponer gobernador interino y modificar el periodo de mando.
Los lamentables sucesos en Tabasco hacen ruido en la realidad
que hoy vive, y exige, la sociedad mexicana. Son clara muestra de que,
a pesar de los importantes avances en materia electoral, en México
todavía se vive una democracia defectuosa que no ha permeado en
todos los ámbitos y espacios políticos. El ideal de establecer
un verdadero federalismo puede verse mermado por la persistencia de los
caciquismos políticos que imperan en varios estados del país.
Tabasco es uno de ellos. Hoy hay un vacío de poder; el futuro político
del estado es una incógnita. Que se retome el rumbo de la legalidad. |