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México, D.F. domingo 22 de octubre de 2000 
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Editorial
 
FOX CON CAMISA DE FUERZA 

SOL Escuchar que un presidente electo declare que recibe un país en condiciones difíciles, con grandes rezagos sociales y un presupuesto limitado, no es noticia para los mexicanos. Igual que en su momento lo hicieron sus antecesores Ernesto Zedillo, Carlos Salinas y Miguel de la Madrid, Vicente Fox lanzó este sábado en su programa radiofónico una advertencia, aunque con otras palabras, de sobra conocida a la población: hay que apretarse el cinturón porque la situación pinta difícil. 

La advertencia es un llamado a la solidaridad. Fox, a unas semanas de asumir la presidencia, se enfrenta con la misma realidad que, en su momento, llevó a Carlos Salinas a dar nombre al Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol). El mensaje de Fox evidencia que hay actitudes propias que los presidentes mexicanos deben asumir, independientemente del partido político al que pertenezcan. 

Efectivamente, Fox recibe un país con enormes rezagos sociales y el margen de maniobra presupuestal es limitado. Por eso, la solicitud de apoyo a la sociedad para hacer un esfuerzo mayor es un mensaje obligado, y un claro reflejo de que en materia económica nada es seguro. 

Desde la campaña todo parecía verse diferente y por lo tanto todo era posible. Conforme el equipo de transición ha ido conociendo la realidad económica nacional, las cifras presupuestales y los márgenes de maniobra, ha ido aceptando o asumiendo que muchas de las promesas de campaña tendrán, por lo menos, que esperar. Fox recibirá un presupuesto que de hecho se le presenta como camisa de fuerza. Si bien la sociedad votó por él más por un cambio que por el contenido de sus promesas, también éstas, de algún modo, alimentaron el optimismo en torno a él. 

Fox sabe que la economía mexicana dista mucho de tener la fortaleza que la versión oficial le atribuye, y ante esas debilidades su estabilidad depende, en gran medida, de factores externos, como podrían ser el desaceleramiento de la economía estadunidense, o la posibilidad de una ampliación del conflicto en Medio Oriente. 

Entre más se acerca al ejercicio real de gobierno, Fox matiza su actitud y su discurso. Ya no es la llamada al cambio sino la solicitud a que todos hagamos un esfuerzo mayor. 

Las encuestas cotidianas reflejan que el presidente electo goza hoy de un buen nivel de popularidad, y quizá lo sostenga su primer año de gobierno, pero precisamente en ese tendrá que ir realizando los cambios que la población necesita ver y sentir y demostrar que su optimista concepción de las posibilidades para salir del atraso y la marginación y mejorar los niveles de educación y de seguridad tienen sustento y posibilidades, porque sí se puede. 

 

 

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