TABASCO: COLETAZOS DEL DINOSAURIO
Tras la realización, a la vista de todo el mundo,
de operativos de fraude por parte del gobierno de Roberto Madrazo, y de
una jornada electoral que se caracterizó por masivas irregularidades,
los comicios estatales en Tabasco desembocaron, anoche, en una situación
incierta: dos empresas encuestadoras contratadas por el PRI estatal para
dar sondeos a boca de urna consignaron una ligera ventaja para el tricolor.
El candidato oficial a la gubernatura, Manuel Andrade Díaz, secundado
por la presidenta nacional de su partido, Dulce María Sauri Rianchi,
empezó a festejar su "triunfo" de inmediato. Sin embargo, los conteos
dados a conocer por el Instituto Electoral de Tabasco (IET), instancia
dominada por el madracismo, presentó cifras en las cuales el aspirante
del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Raúl
Ojeda Zubieta, aparecía, hasta el cierre de esta edición,
virtualmente empatado con su contrincante tricolor. De esta forma, el priísmo
estatal y su líder máximo, el gobernador Madrazo, se revelan
una vez más contra el estado de derecho y sientan las bases para
un conflicto poselectoral de resultados imprevisibles.
El enorme despliegue de mecanismos clásicos de
fraude, en un entorno nacional que, en lo general, ha superado esas prácticas
antidemocráticas, se explica por los vastos intereses que se juegan
Madrazo y su grupo en esta elección: por una parte, la supervivencia
del grupo político-empresarial-delictivo (Carlos Cabal Peniche es
uno de sus exponentes) agrupado en torno al gobernador; por la otra, el
posicionamiento de éste en la disputa por el control nacional del
PRI; finalmente, la perspectiva de impunidad para el propio Madrazo, quien
está involucrado en ilegalidades diversas desde que era candidato
a la gubernatura, y las cuales han sido fehacientemente documentadas ante
la opinión pública.
En esas circunstancias, era claro, desde hace meses, que
el grupo madracista estaba dispuesto a evitar a cualquier precio una derrota
electoral en los comicios estatales de ayer, y que para lograrlo recurriría
a los mecanismos de fraude típicos, a la desviación de cuantiosos
recursos públicos para apoyar a un candidato que preservara sus
intereses e incluso, si lo anterior fallaba, a generar un conflicto político
que enturbiara la elección y desestabilizara el escenario político
de la entidad.
Para contrarrestar este empeño antidemocrático,
corrupto y autoritario, realizado a contrapelo del espíritu ciudadano
que recorre el país --Tabasco incluido-- es indispensable que la
sociedad se movilice para exigir un recuento honesto y puntual de los sufragios,
a fin de restablecer el sentido de la voluntad popular.
Por su parte, las principales fuerzas representadas en
los órganos legislativos federales, empezando por el PRI, deben
rechazar los intentos de distorsión del voto ciudadano y los procesos
electorales, habida cuenta que la persistencia de tales prácticas
daña la vida política del país en su conjunto y, especialmente,
a las organizaciones partidarias que no se deslinden, de manera inequívoca
y contundente, de esas maniobras. |